
Desde una región que sólo conoce la oscuridad. Espesa. Asfixiante. Desde esa hondura. Desde ese sustrato.
Desde ese lugar sin fronteras, cuyo nombre es caos. Desde ese agujero que está en mí y en el Universo.
Desde el fondo de ese pozo insondable se deja oír un ruido de vagonetas. Un chirrido metálico de rieles bajo la presión de unas ruedas que empiezan a girar.
Todo está tan negro que es imposible identificar nada. El único sentido que sirve de algo es el oído. Una interminable fila de vagonetas que asciende a toda velocidad.
Pocos segundos me bastan para comprender.
Ese ruido de hierro no procede de una máquina que ha arrancado en ese momento.
Ese estrépito lejano se debe a la distancia que nos separa. Distancia que se va acortando vertiginosamente.
In illo tempore (XVIII)
agosto 25, 2011 por Antonio Pavón Leal
Deja un comentario