Mi ansiedad era el combustible que la máquina utilizaba para lanzarse a esa carrera suicida.
La pesadilla se repetía como si quisiera transmitirme un mensaje.
Un mensaje que me era imposible de descifrar.
Cuando percibía el rugido de la máquina, me ponía rígido. Rezaba para que el tren se desviase y pasase de largo. Rezaba para que ese ruido in crescendo fuese una falsa alarma.
Raramente ocurría ni una cosa ni otra.
Una vez que el tren se precipitaba, su ascensión era imparable.

In illo tempore (XXIV)
septiembre 15, 2011 por Antonio Pavón Leal
Deja un comentario