Arcángeles de infatuada sonrisa,
cuyos ojos llamean cual candelas,
cual rubíes de siniestras estelas
en un mar que no refresca la brisa.
Arcángeles que sólo se dan prisa
para anunciar, a la luz de las velas,
esclavitudes, yugos y gabelas.
Onerosa carga que al alma agrisa.
Mensajeros de requemada piel,
guardianes de los antros infernales,
no responden al nombre de Gabriel.
En la noche, sus rojizos fanales
iluminan el tenso andarivel
que cruzan paso a paso los mortales.

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Tus » aproximaciones» son tan EXACTAS que me parecen increibles, Antonio, pero son como las aprecias, todo eso es debido al » Algo», siempre me gusta esa palabra, porque explica todo y al mismo tiempo no explica nada o más bien no se entiende TODO DEL TODO, o sí…la palabra » Algo» es una seguridad o un desconcierto, es una llave que puede abrir puertas, ¿ pero cual de ellas?. ¿ Y qué es el Algo?…pues adivine…adivine, posiblemente tampoco lo sé. » Esos ojos rojizos llameantes…», Enhorabuena Antonio, sensacional tus apreciaciones y lo dificil de expresarlas, cosa que tú haces con gran maestría.
Ciertamente ese «Algo» de que hablas resulta difícil de aprehender. ¿Es la inspiración? ¿El duende? ¿Un soplo creador? ¿Un pálpito?
Sea lo que sea, es algo que da vida, espero, algo que insufla belleza, algo que trasciende las limitaciones.
Existen » Determinadas sonrisas» demostrando gran desvarío de la persona.
Aunque también existen unos ojos rojizos por lágrimas misericordiosas, visionarias de las elecciones mezquinas humanas, son ojos lagrimosos y rojos pero de alta bondad hacia los demás, y el tiempo es su testigo.