VIII
Galería de horrores, museo de la infamia,
siniestros aguafuertes, retratos al carbón,
tétricos claroscuros, sombrías miniaturas,
pinceladas que ponen la carne de gallina,
mi colección privada de atracciones de feria,
de bufones sin gracia, de refinados sádicos,
de enanos mentirosos, chillones, narigudos,
de burros sin albarda.

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Tu bestiario nunca defrauda. Este, en particular, me parece que jugó bastante bien con los casi-oximorones conceptuales (porque solemos creer que esas cosas de las que hablas tienen otras connotaciones). Aun así, creo que este es el menos visceral de todos, quizá el más general, como girando la vista para que uno se de cuenta de que allá a donde uno mire todo está jodido.
El uso corriente de esos conceptos es otro, pero el que se hace en el poema es igualmente legítimo. Está al servicio de la descripción de esos tipos que conforman el bestiario, el cual se puede entender a su vez como el negativo de una realidad.
Es un poema, digamos, de transición, de paso, que abre la puerta a la presentación de otros personajes. De ahí ese menor apasionamiento al que aludes.
No dije que no fuese legitimo, sólo digo que es un cuasi-oximoron por que es precisamente a su significado más contradictorio y chocante al que aludes. No lo veo desprovisto de «apasionamiento», sólo creo que es más «contemplativo». Un saludo.
Gracias por las precisiones. Ciertamente todo lo que escribo está animado por un «pathos». Saludos cordiales.
Un grito lapidario que da justo en el blanco. Figuras que existieron, que existen y que, desafortunadamente, habrán de existir por algún tiempo más.
Tiene un ritmo y una cadencia este poema que acompaña tan bien a los conceptos que manejas…
Toda obra poética ha de leerse, necesariamente, en voz alta para escucharla, sentirla, aprehenderla; este poema corrobora lo indispensable que es hacerlo.
¡Vaya bestiario!
Enorme, afectuoso y muy fraterno abrazo, Antonius carus.
Supongo, como le comentaba a Verónica Boletta, que cada cual tiene su colección de atracciones de feria, que acaso no sea tan privada como pueda parecer a primera vista.
Los tipos se repiten, así como las situaciones, aquí y allí, antes y después.
Optimista eres al pensar que seguirán existiendo por algún tiempo que, según entiendo, es una apreciación compasiva.
En efecto, la poesía es para ser leída en voz alta. Y estos versos alejandrinos, divididos en dos hemistiquios por una cesura, por esa pequeña y necesaria pausa, no son la excepción en absoluto. Quieren ser más bien la corroboración de que la poesía es ritmo y cadencia. Una continuación del trabajo iniciado por el maestro Gonzalo de Berceo, aunque la temática difiera.
Un fraternal abrazo, cher Ernest.
Excelente imaginación de todo un mundo y sus peculiares personajes, demasiado particulares.
Un muestrario de personajes peculiares y particulares, en efecto. También se les podría aplicar otros adjetivos menos caritativos.