
Le lengua italiana se me rindió en cuestión de semanas. Mamá previno a miss Pratolini de que “eso” ocurriría con precisión matemática.
“Eso” no era una profecía sino una deducción basada en datos de los que mamá se había hecho un deber dejar constancia por escrito.
Tenía rellenos varios cuadernos en los que consignaba al detalle todo lo referente a mi aprendizaje. Estas anotaciones no eran sólo de índole pedagógica. Un sinnúmero de anécdotas ocupaban tantas páginas como las consagradas a mis progresos lingüísticos.
Con miss Pratolini se inició una nueva etapa marcada por los viajes. Había llegado la hora de salir del anonimato.
Yo tenía seis años y la suficiente lucidez para saber a qué atenerme. Según los testimonios de los que frecuentaban nuestra casa, nunca habían visto a mamá tan emprendedora y feliz.
Me volví más taciturno, pero nadie pareció reparar en ese cambio. A fin de cuentas yo era más bien reservado.
A raíz de mi primera intervención radiofónica, seguida de una entrevista en un periódico local, mamá había concebido proyectos más vastos.
A miss Pratolini no hizo falta convencerla de que colaborara. Desde el primer día secundó encantada los planes de mamá.
Era un poco más joven que la señora. Esta circunstancia, unida a unos caracteres semejantes, contribuyó al buen entendimiento de ambas mujeres, que pusieron manos a la obra con empeño.
A papa lo escamaban sus interminables conversaciones, que concluían en una llamada de teléfono o en la redacción de una carta. Su interés era acogido con deferencia y sus preguntas respondidas con parquedad. Si insistía, se impacientaban. Si se sentaba con la intención de participar en la charla, ésta empezaba a languidecer.
Mamá necesitaba que festejasen sus ocurrencias. Si se procedía de esta forma, cabía la posibilidad de modificar e incluso de suprimir, aunque para esto se requería mucha ciencia, sus planes.
A miss Pratolini le bastaron días para comprender algo tan simple. Papá, tras años de convivencia, aún no se había enterado.
Antes del evento, acompañada de la institutriz italiana, mamá recorrió la casa de arriba abajo, sin omitir el jardín, atisbando en todos los rincones. Había ordenado una limpieza general a fondo.
Mi suerte estaba echada. Una revista nacional vendría a hacer “in situ” un reportaje.
Posts Tagged ‘miss Pratolini’
In illo tempore (LI)
Posted in In illo tempore, tagged miss Pratolini on febrero 17, 2012| Leave a Comment »