
Si alguna vez un sueño
se aposentó en tu alma,
como un hermoso pájaro
de purpúreas alas,
un pájaro de fuego,
un pájaro que hincara
en tu desnuda carne
sus puntiagudas garras
hasta hacerte gritar,
hasta hacerte sentir
el más desventurado
o el hombre más feliz,
hasta hacerte cantar
con tu quebrada voz,
cantar como si fueras
un lindo ruiseñor,
si alguna vez un sueño
se aposentó en tu alma…
Un poema que se me antoja hermoso por la simplicidad de su estructura y la suave armonía con la que riman las palabras. ¡Bien hecho!
Gracias, Edmundo, por tus alentadoras palabras.
Me ha gustado por el color, la música y porque es sugerente.
Qué lindo el poema… me hizo pensar y recordar algunos de mis sueños que como pájaros han anidado en mi alma, y he sentido como a la vez me clavan sus garras, afortunadamente, haciendome sentir feliz!!
Gracias por ponerle palabras a lo que el alma trae!
Saludos.
Descubrí la poesía muy pronto, de niño. En las antologías escolares. Pero uno de los primeros libros de poesía que compré o cayó en mis manos fue uno de Gabriela Mistral. De hecho, creo que todavía hoy, y ha llovido desde entonces, podría recitar de memoria uno de los Sonetos de la Muerte. Ese que empieza:
«Del nicho helado en que los hombres te pusieron
te bajaré a la tierra humilde y soleada»….
Años más tarde, por esas casualidades de la vida, estando en Francia, asistí por curiosidad a unas clases de literatura hispana en la universidad de Nantes. La profesora daba un curso muy interesante en un excelente español sobre la escritora chilena, del que todavía recuerdo algunas cosas. Fui a pocas clases. A fin de cuentas, yo estaba en Francia para aprender francés.
Así que me permito considerar a Gabriela Mistral como una de mis maestras.