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Posts Tagged ‘alma’

226.-Sócrates equiparaba la virtud al conocimiento. Es decir, cuanto más sabio se fuese, más bueno se era. El conocimiento, al potenciar el comportamiento digno, neutraliza el mal, lo excluye. El mal es el patrimonio de los necios y de los ignorantes, de aquellos que sólo miran hacia afuera.

Hay que precisar que el conocimiento de que habla el filósofo ateniense no es el técnico, el científico, el enciclopédico, sino el conocimiento de uno mismo, al autoconocimiento que, según el lema délfico adoptado por Sócrates, conduce a la divinidad.

Nadie hace el mal porque esté poseído por él. El mal no es nada en sí mismo, no es una fuerza que se contrapone al bien. Es sólo una carencia, un vacío de saber que expone al crimen. La tierra baldía, no cultivada, donde prosperan las hierbas ponzoñosas.

El mal es una consecuencia de la ignorancia. O lo que es lo mismo, una consecuencia de la falta o escasez de virtud. La ignorancia es la puerta de la ignominia. La sabiduría el camino real que conduce a la ciudad perfecta, a la ciudad en la que ninguno de sus habitantes alzará la mano para asestar un golpe traicionero a un convecino.

Así veía Sócrates (o Platón) este espinoso asunto de la maldad humana. Mucho se ha escrito sobre esa polémica tesis a la que los hechos y sus protagonistas dan sucesivos y rotundos mentís, a la que la realidad se obstina en demostrar que se puede ser inteligente, culto y sin entrañas. La sabiduría de que hablaba el ateniense era otra evidentemente. Aun así, él fracasó al intentar inculcar sus enseñanzas a Alcibíades que tenía otros objetivos a los que supeditaba las consideraciones filosóficas de altura, y a la consecución de los cuales dirigía sus esfuerzos. Cualidades le sobraban al joven, pero la propuesta de su maestro ni lo convenció ni lo atrajo hasta el punto de asumirla.

No obstante, el envite socrático, esa profundización en el saber de uno mismo que anula la maldad, sigue siendo válido.

227.-El historiador de la filosofía griega William Guthrie, en lo que respecta a la visión socrática del mal, establece tres tesis: a) virtud y conocimiento es lo mismo, b) nadie hace el mal a sabiendas, c) el cuidado de la propia alma es una tarea prioritaria.

 

 

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[Vivir podría]

Vivir podría
En vuestra compañía
Flores blancas, moradas, amarillas
Viendo cómo trepan las campanillas
Por las viejas piedras ennegrecidas

Vivir podría
En esta lejanía
En la eterna grandeza de este día
Apartado de tantas fruslerías
Que enajenan el alma y la marchitan

Vivir podría
Teniendo como guías
A los mochuelos y a las avefrías
En charla afable con las margaritas
Con los cantuesos, con las velloritas

Profundizando
Sin prisa, a pasos lentos
La desnudez de esta hora inmarcesible
La plenitud de la noche estrellada
Los largos estíos, las invernadas

Vivir podría
En esta serranía
Caminando sin brújula, al azar
En el gozo sin trabas ni recelos
Que conduce de la tierra a los cielos

 

 

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“Siempre en los momentos en que el alma humana tiene una vida espiritual más fuerte, el arte revive, pues el alma y el arte actúan recíprocamente y se perfeccionan mutuamente”.

“El artista debe saber que cada uno de sus actos, cada una de sus sensaciones, cada uno de sus pensamientos es el material impalpable, pero sólido, del que nacen sus obras, y que, por eso, no es libre en su vida sino solamente en el arte”.

“Es bello lo que procede de una necesidad interior del alma. Es bello lo que es interiormente bello”.

Kandinsky

En blanco (I)

Fue en un viaje que hizo a una perdida provincia rusa del norte, en su época de estudiante de economía, donde hay que situar cronológicamente las raíces de su abstraccionismo pictórico. En ese lugar vivía una minoría étnica, los zirianos, de cuyos objetos domésticos, fabricados por ellos mismos, quedó prendado el joven Kandinsky.

Los coloristas cofres y ruecas de geométrica decoración estaban dotados de vida. Esos objetos que no habían sido concebidos para la contemplación sino para ser utilizados cotidianamente, eran, sin embargo, de una belleza superior a las pretenciosas creaciones artísticas. Esos objetos, que aunaban la utilidad y la autenticidad, eran una manifestación del alma de los zirianos.

Más aún, Kandinsky percibió que ese ajuar tenía su alma. No eran productos industriales intercambiables sino individualidades, cada una con su historia y su verdad únicas.

El concepto de abstracción en el arte se basa en el descubrimiento de la realidad interior. El método que hay que seguir para lograr ese objetivo de revelar nuevas parcelas espirituales, es la interiorización.

Hay que profundizar en la propia alma, en el alma de la sociedad, en el mundo objetual de las formas y colores. La noción fundamental, la palabra clave, el medio que nos permite emprender ese viaje, que posibilita esa conquista, que conduce a esa experiencia transformadora es la interiorización.

Cuadro con puntas

La esencia del arte abstracto, claramente se ve, es de índole espiritual. Se trata de volver visible lo invisible (Paul Klee). La obra nace de esa necesidad de desvelar lo oculto. Siendo esto lo más importante, el artista debe proceder con libertad absoluta y haría mal en ceñirse a las normas, ya sean de índole técnica, social o moral. La realidad tiene un espesor que no puede traicionar anteponiendo reglas o consideraciones ajenas a su compromiso, que es prioritario.

El ser humano, la sociedad, la naturaleza, las cosas no son meras superficies por las que resbala la mirada. En revelar su vida consiste la tarea del artista, para quien es una obligación descender interiormente y explicitar esa espiritualidad que es la que confiere belleza a una toalla de los zirianos o a un lienzo de Da Vinci.

 

 

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XXV
Sobre el mar azulado
el barco se desliza,
en las velas el viento,
las olas en la quilla,
en el cielo los astros,
imágenes de vida
surgiendo como géiseres
en el alma aterida.

 

 

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Bestiario (XVIII)

XVIII
Estos monstruos habitan en el fondo del alma.
Como en una pecera, se revuelven y agitan,
y muestran sus colmillos y miran con sus ojos
inyectados en sangre.

Estos monstruos están en mi propio interior,
haciendo de las suyas, sin cristal protector.

 

 

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Fragmentos de un poema – 4

4
En mi alma te grabaste
a fuego con punzón
y preparé el terreno
y la tienda planté
y loco de alegría
grité a los cuatro vientos
¡no se me escapará!

Y tú te me escapaste

 

 

 

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Olivos

Estos árboles transmiten paz y fuerza. Los malos humores, las turbiedades, las emisiones tóxicas se disipan cuando uno pasea por un olivar poblado de longevos moradores. Olivos tutelares, terapéuticos. Elegidos por la paloma para marcar el término del diluvio universal.
Los olivos son cruces de variadas formas y tamaños. Su aceite alimenta e ilumina. Árboles sagrados que restituyen la serenidad y el equilibrio. Viejos y robustos compañeros de troncos retorcidos, rajados, abiertos como dos alas desplegadas, como los tableros de un díptico, como un libro. Mostrando sus profundas grietas, sus nudosidades, sus huecos, sus estrías, sus irregularidades, sus vicisitudes, la historia de su vida. Rezumando a veces una fragante resina.
El corazón del olivo es cálido. Su ancha copa, su ramaje disperso están envueltos en una nube clara y protectora de un verde gris plateado que cambia de tonalidad con la brisa, más verde, más ceniza, más plata.
Sabios amigos que acogen benévolamente a sus huéspedes, y les ofrecen la lección de sus troncos retorcidos, rajados, abiertos como dos alas…

Fuentes

Manantiales que brotan de la tierra. Corrientes subterráneas de agua que en un lugar determinado afloran. Como la famosa fuente Castalia, frecuentada por las Musas cuya madre es la Memoria. Pero aunque se trate de la más discreta y callada, su encanto no es menor.
Desde siempre el ser humano ha sacralizado a estas benefactoras. Al igual que los olivos, las fuentes curan también. Son sanadoras y fecundadoras.
En los tórridos días de verano su agua fresca es un don impagable. En invierno, recubiertas por una capa de hielo, se asemejan a un gigantesco diamante bajo el que siguen fluyendo rumorosas. En cualquier época de año son un regalo para la vista y para el oído.
El servicio fundamental que prestan es apagar la sed, necesidad primaria más urgente que el hambre. Poéticamente un servicio destacado es propiciar la inspiración. Las fuentes son una reminiscencia paradisíaca y un adelanto de la gloria futura.
Un manantial seco o cegado es un retroceso, un empobrecimiento. Una fuente viva es uno de los símbolos más adecuados del alma

 

Al lado de la fuente: http://gerenadiario.blogspot.com.es/2009/05/dime-un-poema-al-lado-de-la-fuente.html

 

 

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[Soñando más y más]

20 de octubre de 2012 03920 de octubre de 2012 047

 

 

 

Soñando más y más
Acogiendo, entregándose
Soñando más y más
El alma va agrandándose

 

 

 

 

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La fe

[…] Le juste vit vraiment de la foi car elle remplace pour lui la plupart des sens de la nature: elle transforme tellement toute chose qu’à peine les anciens sens peuvent-ils servir à l’âme: elle ne perçoit que de trompeuses apparences […] Les sens nous séduisent par les beautés crées, la foi pense à la beauté incréée et prend en pitié toutes les créatures qui sont un néant et une poussière à côté de cette beauté-là. […] Les sens s’effraient de ce qu’ils appellent des dangers de ce qui peut amener la douleur ou la mort, la foi ne s’effraie de rien, elle sait qu’il ne lui arrivera que ce que Dieu voudra […] et ce que Dieu voudra sera toujours pour son bien […] Ainsi quoi qu’il puisse arriver, peine ou joie, vie ou mort, elle est contente d’avance et n’a peur de rien. Les sens sont inquiets du lendemain, se demandent comment on vivra demain, la foi est sans nulle inquiétude […] Ainsi la foi éclaire d’une lumière nouvelle autre que la lumière des sens […] Ainsi celui qui vit de foi a l’âme pleine de pensées nouvelles, de goûts nouveaux, de jugements nouveaux ; ce sont des horizons nouveaux qui s’ouvrent devant lui, horizons merveilleux qui sont éclairés d’une lumière céleste […]

Charles de Foucauld

El justo vive verdaderamente de la fe, que sustituye para él a la mayor parte de los sentidos de la naturaleza: transforma de tal modo todas las cosas que los antiguos sentidos apenas pueden servir al alma, que sólo percibe a través de ellos apariencias engañosas […] Los sentidos nos seducen con las bellezas creadas, la fe piensa en la belleza increada y se compadece de todas las criaturas que son nada y polvo al lado de esta belleza […] Los sentidos se espantan de lo que llaman peligros que pueden conducir al dolor o a la muerte, la fe no se espanta de nada, sabe que sólo le ocurrirá lo que Dios quiera […] y lo que Dios quiera será siempre para su provecho […] Así, pase lo que pase, pena o alegría, salud o enfermedad, vida o muerte, está contenta de antemano y no tiene miedo de nada. Los sentidos están preocupados por el futuro, se preguntan cómo se vivirá mañana; la fe no tiene ninguna preocupación […] Así, la fe ilumina todo con una luz nueva diferente a la luz de los sentidos […] Así, el que vive de fe tiene el alma llena de pensamientos nuevos, de gustos nuevos, de juicios nuevos; nuevos horizontes se abren ante él, horizontes maravillosos que están bañados en una luz celeste […]

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El Demonio sonríe

El Demonio sonríe, ¿qué otra cosa hacer puede?
Sentado en sus dominios, más parece un filósofo
que un príncipe infernal. ¡Lo que cambian los tiempos!

Los buenos viejos tiempos también para él pasaron.
El tiempo en que luchaba por conseguir un alma.
El tiempo en que podía tentar de mil maneras
a los hijos del hombre.

Pero aquello pasó, aquellos regateos
que tanto le gustaban, y la firma, por último,
con sangre de la víctima, inútil requisito
que chiflaba a los hombres, tan dados a las notas
pintorescas, folclóricas.

Y abatido confiesa: “Ni siquiera trabajo.
Aquí paso mis días, marchito, cabizbajo”.

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