“En la marcha hacia la Tierra Prometida, hay un frente interior y un frente exterior de zapadores que minan el camino, dificultando o impidiendo el avance. Aun así, pese a las detenciones y los retrocesos, pese a la aridez de los páramos, pese a nuestra debilidad e impotencia, renqueando, llenos de magulladuras, a trompicones, ¿qué otra alternativa se ofrece a la de formar parte de esta caravana con un destino?”
El hombre de mirada errática y edad imprecisa añadió:
“Yo, el último piojo de la tierra, consciente de mi indignidad, sé al menos en qué dirección debo orientar mis pasos. Yo voy con ellos –y señaló a la tropa rezagada de tullidos y lisiados que avanzaba a duras penas tras la caravana−. Con ésos que apenas se tienen en pie, que ven mal y oyen peor, que sueltan tacos y risotadas extemporáneas, comidos por la tiña, de humor avinagrado. Con ésos hasta que las fuerzas me abandonen”.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Intenso y al mismo tiempo tierno mensaje Antonio de tu texto, Valiosa pregunta: ” , ¿qué otra alternativa se ofrece a la de formar parte de esta caravana con un destino?”, pues esa última respuesta es la más verdadera y cierta…” Con ésos hasta que las fuerzas me abandonen”.
A veces o a menudo se duda de la existencia de ese fabuloso país, de esa ansiada Tierra Prometida que, para mí, es la aceptación del sentido. La otra opción es el sinsentido, el absurdo.
Esos que renquean, ven mal y oyen peor son lo que quieren creer, los que se esfuerzan en caminar pese a no tenerlas todas consigo, pese a estar acosados por los zapadores internos y externos.
La canción de Sarah McLachlan nos ayudará a vencer nuestro miedo.