2
No tengas prisa, Ulises,
en llegar a tu casa.
Como siempre te ocurre,
pasados unos días,
unos meses quizás,
acabarás hartándote.
La esposa idealizada,
los gritos de los niños,
el huerto, los rebaños
y demás zarandajas
serán los arrecifes
en que te irás a pique.
A veces verdaderamente cierto, así Ulises que no tengas prisa.