Un mandarín de Pekín
mandó hacer un laberinto
(también el rey Recesvinto
tuvo una ocurrencia afín).
Un laberinto sin par
mandó hacer el mandarín,
en lugar de un balancín
u otra cosa similar.
Cuando estuvo edificado,
corrió a meterse en él
cual presuroso lebrel,
en su palanquín montado.
Llevaba puesto un pijama
de seda con dos dragones
azulencos, volantones,
y una coleta muy larga.
Llevaba también bonete
con un botón en el centro
y así se fue para adentro
con fe ciega en su caletre.
Pero pronto el mandarín
se dio cuenta de su error
y comprobó con terror
que no todo es el magín.
La salida anda buscando
el mandarín de la China,
que por cierto está que trina,
de ese tinglado nefando.
Como al mandarín del cuento,
que se creía muy listo
y se daba mucho pisto,
mas todavía está dentro
mordiéndose la coleta,
te pasará si, cretino,
haces un dédalo chino
y, no contento, te internas.
Haz más bien cual Recesvinto
que tuvo igual ocurrencia,
pero con mucha más ciencia
sólo miró el laberinto
y en vez de meterse en él
a palacio regresó,
más puntual que un reloj,
montado en blanco corcel.
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Me ha gustado mucho este poema porque me parece divertido y lleva una enseñanza muy de tener en cuenta.
un abrazo
Es un poema «didáctico». Primero construimos o dejamos que nos construyan un laberinto y a continuación nos perdemos en él. Eso no le pasa solamente al mandarín de Pekín. Me alegro de que te haya divertido la lectura del poema.
Por cierto, he recibido tu comentario repetido. Un abrazo.
La primera vez que lo envié me dio la impresión de que no se había publicado, por eso insistí.
Tienes razón con eso del laberinto. Casi todo el mundo está inmerso en uno y la verdad es que es bien difícil salir de el. Supongo que la vida es así salvo para unos cuantos elegidos como Recesvinto.
Hola Antonio!
Al fin me doy tiempo de comentarte 🙂
Me ha gustado mucho la historia y la moraleja de tu poema. Me imagino a niños tratando de aprenderlo…
Las imágenes son muy vívidas y la acción es ágil, me recordó el poema de Rubén Darío,
Margarita está linda la mar
y el viento,
lleva esencia sutil de azar,
yo siento,
en el alma una alondra
cantar tu acento.
Margarita,
te voy a contar un cuento».
Saludos desde Inglaterra!!
Nuestros correos se han cruzado por el camino. Mientras tú escribías este comentario, yo hacía otro tanto tras leer la primera entrega de la crónica de tu viaje transcontinental.
La verdad es que se trata de un poema para ser leído en voz alta. Al menos, yo he pretendido insuflarle musicalidad. Rubén Darío es, desde luego, un referente. Me honra que mis versos te hayan recordado el poema «A Margarita» del maestro nicaragüense, que, en España, al menos cuando yo estudié, figuraba en todas las antologías escolares.
nice poem!
some passages of it i even understood
although my spanish is not really a spanish *laugh*
but i could sort of «feel» what’s going on…
Poetry is not only an intellectual construct. It’s more than that. It’s important to know the meaning of words. But more is needed to understand the poem. We need to «feel it». Have a nice day.