El camino de regreso al hogar
es hora de que emprendas diligente.
¿No te has extraviado lo suficiente?
¿Temes tal vez la ruta no encontrar?
Sobre el mugriento paño macasar
la cabeza reclinas indolente.
En este día gris precisamente,
musitas, no tengo ganas de andar.
Mas, al cerrar los ojos, los colores
estallan con fuerza dentro de ti:
una fuente de chorros cegadores.
Verde es el sur, el norte azul turquí
—avienta tus cenicientos temores—,
el este gualdo y el oeste un rubí.

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Extraordinario las definiciones exactas de sensaciones y pensamientos, así como sus Vivencias, no hay ni una rendija por donde se escape esa real consideración hacia » ellas». Tal vez hay personas que no desean encontrar: » ¿Temes tal vez la ruta no encontrar?, aunque siempre es más sano encontrarse el camino y saber las verdades…SANA, los miedos pueden paralizar pero es mejor seguir andando y encontrar el resultado final o verdad final.
Existe una diferencia entre cuando nos cegamos a cuando hay cuestiones que nos ciegan, de todas maneras es mejor despejar las nieblas y ver lo que hay frente a nosotros, en resumidas cuentas afrontar las cosas a pesar de los pesares, más positivo buscar el verdor porque lo ceniciento nos busca por él sólo.
Siempre se regresa a casa de nuevo, de la forma que sea, inclusive mentalmente.
A veces nos hemos perdido cosas en nuestros inicios y con el tiempo es necesario volver a buscarlas para encontrarnos definitivamente a nosotros mismos, desvelar dudas existenciales.
Esta mañana estaba buscando cómo se llaman los paños que se ponen en la parte superior de los espaldares de los sillones para evitar que se ensucien con la grasa del pelo. Sabía que había utilizado esa palabra en un soneto, pero no recordaba en cuál. He aquí que tú me lo has servido graciosamente, y además se trata del soneto que aborda el tema del camino de regreso, el mismo que emprende el protagonista de “El camino de regreso”, relato largo del que te he hablado recientemente.
No creo en las causalidades. Estas coincidencias tienen una significación. O estas sincronicidades, como las llamaría Jung.
El personaje del soneto, por comodidad, por miedo, por desidia, por todas esas razones, no se decide a emprender el camino que lo conducirá a su hogar, a sí mismo. A lo mejor ni cree en su existencia. En cualquier caso, prefiere seguir arrellanado en el sillón. Pero cuando cierra los ojos corporales y abre los ojos de la imaginación, un mundo de colores estalla dentro de él invitándolo a ponerse en pie y andar los caminos: el norte, el sur…Uno de ellos es el suyo, pero tiene que levantarse, arriesgarse, probar suerte.
Él parece haber optado por el gris, el color del día y el de sus temores. Pero en la gama cromática seguramente encontrará un color que logre sacarlo de su apoltronamiento, un color que lo conduzca de regreso al hogar.
Buen fin de semana.
Yo también creo que las coincidencias se dan por algo, aunque a veces no sepamos el motivo o se sabe con el tiempo, existen preguntas cuyas respuestas te las da el largo tiempo, muy largo. Las amables coincidencias siempre hermosean el corazón, así que debemos bendecirlas, son alas regaladas por los ángeles o las hadas traviesas.