La lluvia empapa
verdes trigales.
Las nubes grises
cubren los cielos.
Aquella lluvia,
aquellas nubes
que conocimos
con mudo asombro.
Cuando los trigos
nos confiaban
sus mil secretos.
En nuestros labios
se dibujaba,
de pura dicha,
una sonrisa.
¿Eres un sueño
que me atormenta,
que me resisto
a abandonar?
Oigo el susurro
de los trigales,
de la arboleda,
de los maizales.

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Sencillez, claridad, música y esas imagenes que te lanzan a los cultivos.
Gracias, Rubén.
Otras veces la composición sale más compleja 🙂
me gusta la sencillez, la complejidad se encripta… un abrazo
¡Una preciosidad de poema, a este si le va Spiegel in spiegel!. Fueron «Aquellas», sí, «Aquellas» no «Estas», fueron las de entonces la que nos empaparon el alma para el resto de nuestros días, porque el susurro de los deseos jamás se apaga…permanece, siempre permanece, y algún día en cualquier momento inesperado nos vuelve a seducir el susurro y nos dará alas para volver a «Aquellas», sí…no a «Estas», sino a «Aquellas» porque fueron mágicas e inexplicables para el corazón, nos hicieron temblar de emociones y dimos voz a muchos deseos, recuerda…» Aquellas».
Estoy comprobando que tienes razón. Mientras escucho «Spiegel im Spiegel», releo el poema. Magnífica música de fondo. Un fondo musical superior.
Siempre son aquellas, las lejanas, las primeras experiencias las que nos troquelan. Es como tú dices: «el susurro de los deseos jamás se apaga». Su rumor sigue resonando en nuestra alma, basta que nos paremos un momento para escucharlo.
Fantástico: » ¿Eres un sueño
que me atormenta,
que me resisto
a abandonar?», a veces no sólo los sueños sino las personas quedan para siempre en nuestra vida como cuando escuchamos una melodía y nunca se nos borra del pensamiento, a cada paso que demos y por calle que pisemos ahí está aquella melodía, ahí está aquella persona cierta, no esta ni la otra, sino aquella que tan especial fue en mi vida. Dice el ´gran músico Antón García Abril que en música la técnica se puede aprender pero ¿ y la melodía?, ¿ qué es la melodía cómo se aprende?, es algo muy particular, de cada cual, quizás porque la notas musicales son como las palabras…¿ cómo le damos melodías a las palabras?.
La melodía de las palabras…bello canto de amaneceres.
Esos versos tienen un toque masoquista, tanto si es verdad lo primero (tormento) como lo segundo (la renuncia imposible).
Esos versos son, desde luego, una melodía, algo que ha surgido de lo profundo. No son producto de la técnica ni del cálculo, que a mí me bloquean y me esterilizan.
Tú sabes de esto, tú sabes cómo encontrar la melodía que dormita en las palabras.
Sin embargo, no creo que seamos nosotros los que descubrimos esa música latente, sino que es ella la que sale a nuestro encuentro. Lo único que nosotros hacemos es estar atentos y receptivos, y transcribir.
Debe NACER de lo profundo y ahí es donde reside lo mágico y auténtico, cuestiones muy valiosas y que no se pueden comprar. Sí Antonio, es ella la que sale a nuestro encuentro, es muy libre la música no tiene ataduras de ninguna clase y cada música requiere sus propias palabras.
Todo lo auténtico nace en lo profundo. La superficie es el reino de las contradicciones, de las máscaras, de los engaños y un largo etcétera de chanchullos tal vez necesarios para la supervivencia de la vida social.
Precioso