Un laberinto sin fin
un laberinto sellado
sin entrada ni salida
letal y cuadriculado
Un terrible laberinto
de paredes encaladas
callejones pasadizos
de puertas siempre cerradas
Ajedrezado a cordel
vertical y paralelo
como el sueño de un geómetra
con fiebre borracho y lelo
Estrechuras progresivas
incontables vericuetos
aristas como cuchillos
cortantes ángulos rectos
El colmo del sinsentido
al aire libre construido
En el centro un corazón
debería haber al menos
un corazón una fuente
un refulgente lucero
Quién ha visto un laberinto
sin entrada ni salida
trazado con estilete
de la locura medida
Un laberinto mendaz
una mala digestión
en absoluto tan simple
como el huevo de Colón
Caribdis y Escila en uno
de Carracuca el terror
una invención delirante
un silencioso estridor
El colmo del sinsentido
al aire libre construido

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Me ha encantado. Sientes el laberinto caerte encima al leer.
Y el final:
«El colmo del sinsentido
al aire libre construido»
¡Excelente!
Gracias, Rosa.
Siempre me ha atraído el tema del laberinto, al que le he dedicado varios poemas, procurando hacerlo siempre en clave de humor.
Cualquier situación se puede convertir en un laberinto del que uno no sabe cómo salir. Y está ahí, al aire libre, no hace falta irse a ningún lugar escondido, como el palacio del rey Minos en Creta, donde vivía Minotauro, que me ha inspirado otra de estas composiciones.
Que tengas una feliz semana. Y me alegro del doble nacimiento.
¡Qué bien que ya contaste de donde es el laberinto en la foto, te lo iba a preguntar! Tambien podríamos añadirle que -por colmo colmo colmo- está hecho de mosaico.. 😉 Pues, me identifico plenamente con los laberintos como podrías haber sospechado… 😀
Feliz semana para tí tambien.
Una vez que entras en el laberinto, ya no quieres salir de él. Beso!
Bueno, si tienes un buen sentido de la orientación…Y aun así. Los laberintos están ideados para que los pobres mortales se pierdan 🙂 Feliz semana.
Estos, Fabio, ¡ay dolor!, que ves ahora
campos de soledad, mustio collado,
fueron un tiempo Itálica famosa.
Aquí de Cipión la vencedora
colonia fue; por tierra derribado
yace el temido honor de la espantosa
muralla, y lastimosa
reliquia es solamente
de su invencible gente.
Sólo quedan memorias funerales
donde erraron ya sombras de alto ejemplo
este llano fue plaza, allí fue templo;
de todo apenas quedan las señales.
Del gimnasio y las termas regaladas
leves vuelan cenizas desdichadas;
las torres que desprecio al aire fueron
a su gran pesadumbre se rindieron.
Este despedazado anfiteatro,
impío honor de los dioses, cuya afrenta
publica el amarillo jaramago,
ya reducido a trágico teatro,
¡oh fábula del tiempo, representa
cuánta fue su grandeza y es su estrago!
¿Cómo en el cerco vago
de su desierta arena
el gran pueblo no suena?
¿Dónde, pues fieras hay, está, el desnudo
luchador? ¿Dónde está el atleta fuerte?
Todo desapareció, cambió la suerte
voces alegres en silencio mudo;
mas aun el tiempo da en estos despojos
espectáculos fieros a los ojos,
y miran tan confusos lo presente,
que voces de dolor el alma siente,
Aquí nació aquel rayo de la guerra,
gran padre de la patria, honor de España,
pío, felice, triunfador Trajano,
ante quien muda se postró la tierra
que ve del sol la cuna y la que baña
el mar, también vencido, gaditano.
Aquí de Elio Adriano,
de Teodosio divino,
de Silo peregrino,
rodaron de marfil y oro las cunas;
aquí, ya de laurel, ya de jazmines,
coronados los vieron los jardines,
que ahora son zarzales y lagunas.
La casa para el César fabricada
¡ay!, yace de lagartos vil morada;
casas, jardines, césares murieron,
y aun las piedras que de ellos se escribieron.
Fabio, si tú no lloras, pon atenta
la vista en luengas calles destruidas;
mira mármoles y arcos destrozados,
mira estatuas soberbias que violenta
Némesis derribó, yacer tendidas,
y ya en alto silencio sepultados
sus dueños celebrados.
Así a Troya figuro,
así a su antiguo muro,
y a ti, Roma, a quien queda el nombre apenas,
¡oh patria de los dioses y los reyes!
Y a ti, a quien no valieron justas leyes,
fábrica de Minerva, sabia Atenas,
emulación ayer de las edades,
hoy cenizas, hoy vastas soledades,
que no os respetó el hado, no la muerte,
¡ay!, ni por sabia a ti, ni a ti por fuerte.
Mas ¿para qué la mente se derrama
en buscar al dolor nuevo argumento?
Basta ejemplo menor, basta el presente,
que aún se ve el humo aquí, se ve la llama,
aun se oyen llantos hoy, hoy ronco acento;
tal genio o religión fuerza la mente
de la vecina gente,
que refiere admirada
que en la noche callada
una voz triste se oye que llorando,
«Cayó Itálica», dice, y lastimosa,
eco reclama «Itálica» en la hojosa
selva que se le opone, resonando
«Itálica», y el claro nombre oído
de Itálica, renuevan el gemido
mil sombras nobles de su gran ruina:
¡tanto aún la plebe a sentimiento inclina!
Esta corta piedad que, agradecido
huésped, a tus sagrados manes debo,
les do y consagro, Itálica famosa.
Tú, si llorosa don han admitido
las ingratas cenizas, de que llevo
dulce noticia asaz, si lastimosa,
permíteme, piadosa
usura a tierno llanto,
que vea el cuerpo santo
de Geroncio, tu mártir y prelado.
Muestra de su sepulcro algunas señas,
y cavaré con lágrimas las peñas
que ocultan su sarcófago sagrado;
pero mal pido el único consuelo
de todo el bien que airado quitó el cielo
Goza en las tuyas sus reliquias bellas
para envidia del mundo y sus estrellas..
Rodrigo Caro
Supongo que has identificado el laberinto de la foto. Pertenece a la pavimentación de una de las casas romanas de Itálica. El laberinto representa una ciudad con murallas, al parecer la capital de reino de Minos, en Creta. En su centro figuraba el héroe ateniense Teseo que mató al Minotauro.
Te doy las gracias por este regalo. Tenía previsto ilustrar con los primeros y conocidos versos del magnífico poema de Rodrigo Caro uno mis próximos posts fotográficos dedicados a las ruinas de Itálica, que he visitado recientemente. Saludos cordiales.
Felicitaciones por este laberinto tan intrincado.
Un abrazo. Pastora
Próximamente quiero publicar un libro sobre este tema al que he dedicado varios poemas. Todos corremos el riesgo de perdernos en un laberinto 🙂 Entrar es fácil, lo malo es salir. He procurado que el humor presida estas composiciones, es decir, reírme un poco de los laberintos. Gracias por tus comentarios, Pastora, los aprecio mucho.
Original poema laberíntico por supuesto, laberinto somos nosotros mismos ante las circunstancias que nos ofrece la vida, difícil salir de él a veces y en otras necesitamos de la providencia para tener la gran suerte de poder escapar de ese lío de decisiones.
A menudo la voluntad no es suficiente para salir del atolladero. Hace falta la intervención de la providencia.
Pero como es un laberinto sin fin, ahí seguimos dando vueltas 🙂