IV
Así fuiste puliendo un calculado estilo
de estar, relacionarte,
de trazar una línea, no por imaginaria
de menor contundencia, que separaba a aquellos
que formaban tu círculo resplandeciente, gárrulo,
de los que estaban fuera, boquiabiertos, callados,
como si hubiesen sido del edén arrojados.
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Muy bueno!!!
Un fuerte abrazo.
Gracias, Bárbara. Que tengas un magnífico día.
¡Hermoso poema! Gracias.
Gracias a ti por tu visita y por tu comentario. Saludos cordiales.
Magistral poema. No todo el mundo sabe estar, es como una cierta virtud donde se mezcla muchas cualidades, la inteligencia, la sencillez, la modestia, la sinceridad, el respeto, la educación, la elegancia, la cultura…la simpatía, la amabilidad, y sí hay personas que reúnen todos estos requisitos, da gusto encontrarlas. Y luego están los que saben muy bien relacionarse no deja de ser una especie de arte…¿ para qué esas relaciones?, tendríamos que preguntarnos. Saludos.
Realmente has pintado a un mirlo blanco. Tal vez exagero. Pero ese tipo de personas no es corriente. El que yo muestro en el poema, por suerte, tampoco abunda. Nos movemos en un estado intermedio en el que predominan las buenas maneras.
El ser humano necesita relacionarse. Ese es su destino ante el que, a veces, se rebela. Esa necesidad no debe hacernos olvidar, no obstante, el refrán que sentencia: «Más vale solo que mal acompañado». Un abrazo.
Cierto más vale sólo que mal acompañado. Igualmente un abrazo.