45.- La vida es una piedra de amolar. El objetivo es pulirse por dentro.
46.-El ser humano avanza por el filo de la navaja. El mantenimiento del equilibrio requiere concentración y energía. Esta delicada y absorbente tarea debería bastarnos. Pero hay quien mira hacia arriba y se cree un ángel, y quien mira hacia abajo y se cree un demonio, que son dos maneras de despeñarse. El hombre está justo en medio, en el mismo borde del abismo.
La condición humana consiste en estar suspendido entre el cielo y el infierno, en estar recorriendo una senda que a veces se estrecha demasiado, que a veces se difumina, que no estamos seguros de adónde conduce. De una línea que discurre entre lo finito y lo infinito, entre la aspiración a lo absoluto y la satisfacción perentoria de los deseos terrenales.
Sucede que perdemos la cabeza. Cuando nos domina el orgullo, confundimos los puntos cardinales y situamos el norte donde nos parece o nos conviene. Olvidamos que lo específicamente humano es esa conciencia de estar andando por el filo de la navaja. Y es en esa frontera donde debemos permanecer, en el constante avance, en la constante búsqueda, sin caer ni hacia arriba ni hacia abajo, sin sucumbir a la tentación de los superpoderes cuando lo único evidente es nuestra debilidad constitutiva.
47.-Según Emma, un método existencial muy extendido entre los intelectuales y especies afines es posponer el suicidio día a día o, entre los menos estrictos, a plazos renovables más prolongados. “¿Y así hasta cuándo?” pregunto. “Hasta que mueren de muerte natural” “Así es como acaba la mayoría de la gente” “Ya. Pero, si no se singularizan, a esos ególatras les da algo”.
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¡Que manera más bonita de escribir!, cercana, sencilla y natural da origen a la autenticidad. Muy significativo: ” Ya. Pero, si no se singularizan, a esos ególatras les da algo”.
Disculpen, ¿ alguien sabe algo acerca del blog de Todo el Oro del Mundo?, ¿ no está activo?. Gracias.
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Gracias, Teresa, por la valoración que haces de mi escritura. Lo que más me gusta es que resulte auténtica.
Yo era también un seguidor de “Todo el oro del mundo”, que me parece, por sus artículos y su selección musical, un blog de calidad, pero hace tiempo que no publica nada, concretamente desde el 13 de marzo del año en curso.
Hay que recordar permanentemente estas anotaciones al deambular por el filo de la existencia. Ciertamente, mientras procuremos mantener el equilibrio en la parte justa, más nos distanciamos de la soberbia, orgullo, petulancia, egolatria y evitaremos hundirnos en la mera satisfacción de deseos terrenales.
Son pocos los que tienen como gran punto de apoyo su genética. Considero que es uno de los más fuertes, porque es mas díficil luchar contra lo que es intrínsecamente natural. Cuando se carece de este, habrá que cultivarlo y acudir a instancias superiores, con humildad, dada nuestra debilidad constitutiva.
Me quedo pensando en la aseveración de Emma, que me resultó hasta familiar.
“In medio virtus” reza la máxima clásica. El gris es el color del ser humano, no lo es ni el blanco ni el negro sino la combinación de ambos a partes iguales o en diferentes proporciones.
Hay que alejarse de los extremos. Eso no es nada nuevo. A menudo experimentamos la tentación de caer, sobre todo, “hacia abajo”. La atracción contraria es menos frecuente.
Por lo general, según creo, una misma persona, en el curso de su vida, asciende y desciende según sus circunstancias y sus aspiraciones. La salida a esos vaivenes es la trascendencia (integrar y trascender).
Hay que estar, no obstante, siempre atento a no dejarse atrapar por una imagen sin correspondencia o con escasa correspondencia con la realidad.
Luchar contra la naturaleza nos aboca a una gran frustración. Somos humanos. Eso quiere decir que necesitamos comer, beber, etc. Ahora bien, una cosa es satisfacer esas exigencias primarias y otra entregarse a la gula.
Se impone cierto control, pero un control absoluto es antinatural. A lo mejor los santos lo consiguen. En cualquier caso, pienso, hay más grandeza en la libertad que en la esclavitud. Quien vive sometido a sus apetencias, se convierte en su servidor.
Excelentes las anotaciones de esta entrega, sencillas que no superficiales reflexiones. La tercera es uno de los guiños de ironía con los que sueles regalarnos de repente a tus lectores.
Como siempre: prosa exquisita, elegante y cuidada, pero sin jamás sentirse el esfuerzo que esto implica.
Abrazo grande para el amigo, y lleno de admiración para el escritor que eres, querido Antonio.
Cada vez que abordo el tema de la posmodernidad aflora la vena humorística o mordaz, el distanciamiento irónico de quien no cree la mitad de la mitad de lo que oye o le cuentan.
Como siempre, querido Ernesto, gracias por tu valoración estilística. Los escritores luchamos con las palabras. Ordenarlas convenientemente es una victoria. Cada día, cuando nos enfrentamos a la página en blanco (en estos tiempos al documento Microsoft Word), se renueva el desafío y se entabla el combate, que de antemano no se sabe cómo va a acabar. Es nuestra lucha literaria. Y luchar es vivir. Vivir de verdad.
Esperando que te encuentres bien física y anímicamente, recibe el testimonio de mi gratitud y de mi amistad.