» Pequeñas pero hermosas», con vuestro permiso cogeré unas cuantas para hacer un ramito de vincas que no de violetas como decía la canción de Cecilia tan bonita. Hermoso título para un libro » Del Jardín de Salvador», muy sugerente.
Tienes mi permiso y creo que el de Salvador también. Así que puedes hacer ese ramillete y adornar un rincón de tu casa.
Las vincas (aquí llamadas la flor del príncipe) no tienen olor, pero la sencillez de sus cinco pétalos, la humildad diríase, y la intensidad de sus colores la convierten en un símbolo. Exactamente como el fragante ramito de violetas de Cecilia.
Gracias,Antonio tan querido, porque las imágenes que captas con tu lente tienen tanto de poesía y nos endulzan el alma, hoy más que nunca tan expuesta a las inmundicias de esta época tan deshumanizada, egoísta y egocentrista.
Te mando mi abrazobeso más fraterno y lleno de admiración, mi maestro y frater.
Me alegro de que estas fotos te hayan gustado. Pero las gracias hay que dárselas a Salvador, que es un jardinero entregado a su trabajo, con el que contribuye a contrarrestar las fealdades que nos rodean. Un abrazo.
» Pequeñas pero hermosas», con vuestro permiso cogeré unas cuantas para hacer un ramito de vincas que no de violetas como decía la canción de Cecilia tan bonita. Hermoso título para un libro » Del Jardín de Salvador», muy sugerente.
Tienes mi permiso y creo que el de Salvador también. Así que puedes hacer ese ramillete y adornar un rincón de tu casa.
Las vincas (aquí llamadas la flor del príncipe) no tienen olor, pero la sencillez de sus cinco pétalos, la humildad diríase, y la intensidad de sus colores la convierten en un símbolo. Exactamente como el fragante ramito de violetas de Cecilia.
Gracias,Antonio tan querido, porque las imágenes que captas con tu lente tienen tanto de poesía y nos endulzan el alma, hoy más que nunca tan expuesta a las inmundicias de esta época tan deshumanizada, egoísta y egocentrista.
Te mando mi abrazobeso más fraterno y lleno de admiración, mi maestro y frater.
Me alegro de que estas fotos te hayan gustado. Pero las gracias hay que dárselas a Salvador, que es un jardinero entregado a su trabajo, con el que contribuye a contrarrestar las fealdades que nos rodean. Un abrazo.
Pues las felicitaciones van para ambos, querido Antonio.