¡Ay, ay, que maravilla de escena, ver al Hombre-árbol en plena acción de correr a zancadas!. Una pierna hacia adelante y la otra atrás, has tenido suerte de pillarle Antonio, es un milagro, como poder observar a un lince.
Esta encina es una amiga mía. La he sorprendido con los brazos extendidos y orientados al cielo. Está un poco echada hacia atrás porque en sus manos sostiene una ofrenda.
Supongo que ahora estarán pelados. Las encinas pierden también las hojas, pero están siempre frondosas. Son los chopos los que marcan el paso de las estaciones.
Sí, Antonio, ahora están completamente desnudos, me acompañan. Pero conozco muy bien las encinas, porque el pueblo donde yo nací, está en un monte donde se dan en abundancia estos ancianos y siempre frondosos árboles.
Vivo cerca de un encinar…
Tu foto es un poco como mi hogar.
Besos!
Y el mío, pues yo vivo también a la sombra de las encinas. A la de la foto en concreto le tengo mucho cariño. Un abrazo.
¡Ay, ay, que maravilla de escena, ver al Hombre-árbol en plena acción de correr a zancadas!. Una pierna hacia adelante y la otra atrás, has tenido suerte de pillarle Antonio, es un milagro, como poder observar a un lince.
Esta encina es una amiga mía. La he sorprendido con los brazos extendidos y orientados al cielo. Está un poco echada hacia atrás porque en sus manos sostiene una ofrenda.
¡Anda, pues yo lo que he visto son dos piernas y no dos brazos!, jejejejej, la fantástica, genial y divertida mirada de cada uno, para no aburrirnos.
Beautiful click 🙂
I’m glad you like it. Thank you very much.
Me encantan las encinas. Aunque yo tengo a mi alrededor los chopos…
Supongo que ahora estarán pelados. Las encinas pierden también las hojas, pero están siempre frondosas. Son los chopos los que marcan el paso de las estaciones.
Sí, Antonio, ahora están completamente desnudos, me acompañan. Pero conozco muy bien las encinas, porque el pueblo donde yo nací, está en un monte donde se dan en abundancia estos ancianos y siempre frondosos árboles.