¿Lo ves Ana?, ¿Qué abuela?, ¿ lo que tienes delante justo delante?, ¿ te refieres a las flores abuela?, sí…nunca olvides que los mejores tesoros los tenemos a simple vista y nunca se ocultan porque resplandecen. Nunca olvides el resplandor del sol ni de las flores…grávatelo en la memoria y en el corazón.
Los auténticos tesoros no están escondidos en el fondo de la tierra ni en ningún lugar inaccesible o rebuscado. Están a la vista de todos, como esta buganvilla anaranjada del muelle de la Sal.
Estupendo consejo, Teresa.
Julio Verne: » Más allá de Sacramento, el tren, después de pasar las estaciones de Junction, Roclin, Aubum y Colfax, penetró en el macizo de Sierra Nevada. Eran las siete de la mañana cuando pasó por la estación de Cisco. Una hora después, el dormitorio era de nuevo un vagón ordinario, y los viajeros podían ver por los cristales los pintorescos puntos de vista de aquel montañoso país. El trazado del ferrocarril obedecía los caprichos de la sierra, yendo unas veces adherido a las faldas de la montaña, otras suspendido sobre los precipicios, evitando los ángulos bruscos por medio de curvas atrevidas, penetrando en gargantas estrechas, que parecían sin salida. La locomotora, brillante como unas andas, con su gran fanal, que despedía rojizos fulgores, su campana plateada, mezclaba sus silbidos y bramidos con los de los torrentes y cascadas, retorciendo su humo por las ennegrecidas ramas de los pinos. «.
Grandiosos constructores de obras, musicales, literarias…
Qué descripción más visual de ese viaje en tren hace Julio Verne. Tanto que sentimos que vamos montados en él. Ahí se demuestra el arte de los buenos narradores.
Mozart y Dvorak: magnífica propuesta musical. La Sinfonía del Nuevo Mundo era la sintonía de un programa de radio, cuando yo era niño, que se llamaba «Ustedes son formidables», y que se emitía precisamente los miércoles.
Me encantan las buganvillas. Me recuerdan a mi país y a mi infancia allí. Además, es una de las flores favoritas de mi madre. De flores translúcidas y así como de papel, que parecen frágiles, pero tan fuertes para aguantar los caprichos del monzón. Tanto así es su gusto por las buganvillas que empezó a coleccionarlas. Recuerdo de pequeño que cualquier rincón estaba vestido con alguna buganvilla. Roja, rosada, blanca, amarillas. De hecho espero que sigan ahí, después de tantos años lejos, no sé si mi hermanas las habrá mantenido. Al menos recuerdo que había una que decorada la entrada de la casa, justo al lado del árbol del mango y el frangipani y su perfume dulce. Siempre que las veo recuerdo eso, y mi hogar de vuelta en aquella isla. Gracias, Antonio, por compartirlas.
¿Cuál es tu país? Se trata, en efecto, de una planta muy vistosa, de colores brillantes cuando está florecida. En realidad no son flores sino hojas modificadas (brácteas).
Nada de extraño tiene que le gustaran a tu madre, y que las coleccionase, pues hay una gran variedad.
Gracias a ti por tu emotivo comentario, por compartir este recuerdo personal.
Saludos cordiales.
Vengo de una ciudad en el norte de Borneo, Malasia. Y allí las buganvillas cuelgan de todas las verjas y decoran muchas tapias. Es realmente un espectáculo de color cuando florecen en masa, especialmente durante la época del monzón.
Pero eso es lo bonito de cualquier flor, ¿no? Que son, a fin de cuentas, hojas modificadas en pos de la reproducción. Un poco de belleza para la posteridad.
Vaya, por allí tiene que haber una vegetación exuberante y gran variedad de flores, plantas y árboles. No habrá poca sino mucha belleza. A mí que me gusta la botánica, disfrutaría mucho.
La hay. Todo una selva de sensaciones, colores y olores, de lianas, helechos, frutales exóticos, bromelias y, mis favoritas, las orquídeas. Después de todo, por nada son las selvas más antiguas del mundo. Desgraciadamente para el mundo, el fuego de la industria y la avaricia está acabando con ese paraíso sin que hayamos tenido la oportunidad de descubrirla por completo.
❤
¿Lo ves Ana?, ¿Qué abuela?, ¿ lo que tienes delante justo delante?, ¿ te refieres a las flores abuela?, sí…nunca olvides que los mejores tesoros los tenemos a simple vista y nunca se ocultan porque resplandecen. Nunca olvides el resplandor del sol ni de las flores…grávatelo en la memoria y en el corazón.
Preciosas flores Antonio, hermosísimo colorido.
Los auténticos tesoros no están escondidos en el fondo de la tierra ni en ningún lugar inaccesible o rebuscado. Están a la vista de todos, como esta buganvilla anaranjada del muelle de la Sal.
Estupendo consejo, Teresa.
¡Querida nieta quien oculta la belleza es que no pertenece a ella, tenlo siempre claro y que nunca se te olvide!
Julio Verne: » Más allá de Sacramento, el tren, después de pasar las estaciones de Junction, Roclin, Aubum y Colfax, penetró en el macizo de Sierra Nevada. Eran las siete de la mañana cuando pasó por la estación de Cisco. Una hora después, el dormitorio era de nuevo un vagón ordinario, y los viajeros podían ver por los cristales los pintorescos puntos de vista de aquel montañoso país. El trazado del ferrocarril obedecía los caprichos de la sierra, yendo unas veces adherido a las faldas de la montaña, otras suspendido sobre los precipicios, evitando los ángulos bruscos por medio de curvas atrevidas, penetrando en gargantas estrechas, que parecían sin salida. La locomotora, brillante como unas andas, con su gran fanal, que despedía rojizos fulgores, su campana plateada, mezclaba sus silbidos y bramidos con los de los torrentes y cascadas, retorciendo su humo por las ennegrecidas ramas de los pinos. «.
Grandiosos constructores de obras, musicales, literarias…
Qué descripción más visual de ese viaje en tren hace Julio Verne. Tanto que sentimos que vamos montados en él. Ahí se demuestra el arte de los buenos narradores.
Mozart y Dvorak: magnífica propuesta musical. La Sinfonía del Nuevo Mundo era la sintonía de un programa de radio, cuando yo era niño, que se llamaba «Ustedes son formidables», y que se emitía precisamente los miércoles.
Inusual color, hermosísimo
No es corriente. Lo llaman color quisquilla (un anaranjado dulce).
Me encantan las buganvillas. Me recuerdan a mi país y a mi infancia allí. Además, es una de las flores favoritas de mi madre. De flores translúcidas y así como de papel, que parecen frágiles, pero tan fuertes para aguantar los caprichos del monzón. Tanto así es su gusto por las buganvillas que empezó a coleccionarlas. Recuerdo de pequeño que cualquier rincón estaba vestido con alguna buganvilla. Roja, rosada, blanca, amarillas. De hecho espero que sigan ahí, después de tantos años lejos, no sé si mi hermanas las habrá mantenido. Al menos recuerdo que había una que decorada la entrada de la casa, justo al lado del árbol del mango y el frangipani y su perfume dulce. Siempre que las veo recuerdo eso, y mi hogar de vuelta en aquella isla. Gracias, Antonio, por compartirlas.
¿Cuál es tu país? Se trata, en efecto, de una planta muy vistosa, de colores brillantes cuando está florecida. En realidad no son flores sino hojas modificadas (brácteas).
Nada de extraño tiene que le gustaran a tu madre, y que las coleccionase, pues hay una gran variedad.
Gracias a ti por tu emotivo comentario, por compartir este recuerdo personal.
Saludos cordiales.
Vengo de una ciudad en el norte de Borneo, Malasia. Y allí las buganvillas cuelgan de todas las verjas y decoran muchas tapias. Es realmente un espectáculo de color cuando florecen en masa, especialmente durante la época del monzón.
Pero eso es lo bonito de cualquier flor, ¿no? Que son, a fin de cuentas, hojas modificadas en pos de la reproducción. Un poco de belleza para la posteridad.
Vaya, por allí tiene que haber una vegetación exuberante y gran variedad de flores, plantas y árboles. No habrá poca sino mucha belleza. A mí que me gusta la botánica, disfrutaría mucho.
La hay. Todo una selva de sensaciones, colores y olores, de lianas, helechos, frutales exóticos, bromelias y, mis favoritas, las orquídeas. Después de todo, por nada son las selvas más antiguas del mundo. Desgraciadamente para el mundo, el fuego de la industria y la avaricia está acabando con ese paraíso sin que hayamos tenido la oportunidad de descubrirla por completo.