XIX
Cuando hablamos de entonces,
veo un juego de espejos,
de miradas cruzadas.
Las suyas se me apagan,
se me borran. No puedo
retener su fulgor,
evocar su destello.
¿Fue una superchería
que el sediento concibe
en su lenta agonía?
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Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
Gracias por rebloguear. Saludos cordiales.
Otra delicia quimérica más, con esa pregunta que queda ahí, flotando, deseosa de no obtener respuesta. Gracias, Antonio. Un saludo
A veces es mejor no saber. El ser humano tiene una probada capacidad para el autoengaño. Gracias a ti, Eladio, por ser un apreciador de quimeras, por limitarte a sostener su mirada. Que tengas una agradable velada.
A lo mejor fue un ayer por olvidarse para no empañar el hoy con lo que haga daño o no sea provechoso.
Me ha gustado mucho este poema de la serie quimérica, magister meus.
Te abrazobeso siempre con mucha admiración y grande cariño fraterno.
El ayer y el mañana, los recuerdos y las expectativas, lo vivido y lo por vivir convergen en el hoy, y a veces se condensan en un poema. De esta forma atrapamos el tiempo, lo fijamos en una hoja de papel.
Bien à toi, mon cher ami.