196.-Dice el príncipe Salina en El Gatopardo: “Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”, que es una declaración digna de Maquiavelo (por cierto, esa perla del pensamiento político que es “El fin justifica los medios” no la dijo él sino Napoleón Bonaparte) o de Robespierre (que afirmó sin que se le alterara la voz: “El terror, sin virtud, es desastroso. La virtud, sin terror, es impotente”. Sabemos a qué se refería Maximilien con la palabra “terror”, pero constituye un verdadero misterio qué entendía por “virtud”. También viene a las mientes ese otro hallazgo estratégico de Lenin, que hizo suyo Goebbels, y fue aplicado por ambos con excelentes resultados: “Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”.
Sería osado afirmar que toda la ciencia política se encierra en esas cuatro sentencias de incuestionable valor práctico. Pero la verdad es que, cuando uno mira a su alrededor, los personajes públicos y sus actuaciones se obstinan en confirmar esa penosa impresión.
Volviendo al apotegma inicial, al que acuñó la inspirada pluma de Tomasi de Lampedusa, hay que reconocer que los que no quieren que nada cambie a todo dicen que sí, y los que quieren ponerlo todo patas arriba sólo aspiran a beneficiarse de un nuevo estatus estructuralmente similar al anterior.
197.-Una de las muletillas del I Ching es: “El mal se hará presente”. Y así es. Normalmente a la chita callando. Otras veces de forma arrolladora.
198.-Chesterton, autor de “El hombre que fue jueves” entre numerosas obras, escribió también una biografía de san Francisco de Asís. Aunque cuenta en ella los principales episodios de su vida, el libro es un intento de comprender la opción radical de Giovanni di Pietro Bernardone, su nombre en el mundo.
Desde el desnorte y la incongruencia en que vivimos, la decisión de “il poverello”, más que incomprensible resulta escandalosa. El escritor y polemista británico se abstiene de trivializar la figura del santo en cualquier sentido. Su principal empeño es indagar y mostrar los motivos de un compromiso que trasciende la razón y hunde sus raíces en la fe.
199.-Emma, que es escéptica en todos los campos, me comenta: “Cuando en algunos medios se ponen a desbarrar sobre la religión, aunque no la nombren, se refieren a la católica. Las otras religiones o les merecen un mínimo de respeto o la temen y callan” “Sí” ratifico, “es esa visión sesgada, esa deprimente falta de objetividad, ese sectarismo, los que impulsan a mantenerse lo más alejado posible de esas ollas donde se cuecen guisos tan intragables”.
200.-En una entrevista declaraba Clint Eastwood que no entendía por qué se sorprendía la gente de la crisis. “Desde el principio de los tiempos las cosas han funcionado así (…). No comprendo tantas lamentaciones”.
No parece tener el octogenario actor buena opinión sobre la posmodernidad, a la que acusa de depreciación. Dijo exactamente: “Crecí en una era en que las cosas tenían valor. (…). Ahora no. Las cosas han perdido valor”.
Más bien parece que son los valores los que se han perdido. Según un lema de Cáritas, una sociedad sin valores es una sociedad sin futuro. Y sin presente.
201.-Cualquiera puede hacer una declaración campanuda y quedarse tan ancho. Ya ha dicho lo que tenía que decir. Ese es su salvoconducto que lo exime de crítica y lo hace digno de alabanza. Ese lamentable espectáculo se ofrece con aterradora frecuencia.
Emma replica: “Déjalos enfangarse. Bastante desgracia tienen”.
202.-Todo cambia, no hay asideros (¿qué son los dogmas sino eso?). Todo está en proceso de redefinición, de reinvención, de reescritura. Pero no nos engañemos. Las reprogramaciones se realizan en función de determinados intereses.
203.-Su tiempo libre lo pasaban en la dependencia destinada al personal subalterno, confraternizando. Porque ellos creían en la igualdad y lo demostraban metiéndose donde no les correspondía. Eran también aficionados a los viajes transatlánticos, el último de ellos a Brasil de cuyas playas y selvas estaban enamorados.
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«Contra el fracaso del mundo sólo hay una defensa:el acto creativo.»Kenneth Rexroth.
Kenneth Rexroth tiene mucha razón. La creación es siempre preferible a la destrucción.
En algunos asuntos, las declaraciones de Clint Eastwood acostumbran a ser muy elementales, en sentido argumental. Encontrará detractores y sus contrarios. Hay en lo que dice una parte de verdad, y una verdad también posicional de la que no soy amigo. Contigo estoy más de acuerdo, Antonio, pero no debemos olvidar que las sociedades cambian y la nuestra, la de hoy, por cierto muy rápidamente, y aunque determinados valores deban permanecer, porque son esenciales, tal vez cambios tan vertiginosos como los que vivimos necesitan un mayor tiempo para readaptarlos. Por lo demás, muy interesante el conjunto de tus reflexiones, como siempre. Un abrazo, Antonio.
No me atrevería a calificar a Clint Eastwood de «cowboy» con un pensamiento básico. Más bien me parece lo contrario, un hombre inteligente. Como actor y director de cine lo ha demostrado.
Siempre es así, creo, decimos una parte de la verdad y otra la ocultamos (la que corresponde a nuestro posicionamiento). Objetividad y subjetividad son las dos caras de esta moneda.
Todos, incluidos los que lo niegan o rechazan, tienen una filosofía y se atienen a ella. Los valores pertenecen al mundo de la objetividad. Los cambios es una cuestión más subjetiva, más ligada a los deseos.
Tomasi de Lampedusa dijo que todo tiene que cambiar para que todo siga igual (le he dado la vuelta a su frase). Me temo que siempre hay gato encerrado. Un abrazo.
Ocho exquisitas perlas de tu sabiduría que no hacen más que desenmascarar la actualidad hipócrita, egocéntrica, ególatra y no pocas veces cruel en la que nos ha tocado vivir.
Y sin embargo, las cosas no pueden quedar así. Tiene que haber un sendero iluminado por seguir, al que todavía no le vemos el inicio.
ABrazobeso cariñoso, fraternal y siempre fiel, cher Antonio.
Basta detenerse un poco y mirar a nuestro alrededor, ya sea nuestra realidad inmediata o la más lejana, la que nos sirven los medios de información, si de realidad puede hablarse y no de simple montaje, para advertir las contradicciones, inconsecuencias y falsedades en las que estamos inmersos. Nuestra propia vida, por supuesto, también puede entrar en el lote.
Creo en ese sendero de que hablas. Tal vez no hay razones para esa confianza. De lo que no me cabe duda es de que la esperanza es esencial. Je t’embrasse, cher ami.
Querido Antonio: qué forma tan ingeniosa de describir tu visión de nuestra sociedad través de «anotaciones varias». Comparto todas ellas (la de Emma, en particular, porque su personalidad —o al menos la que le atribuyo a raíz de tus escritos— me resulta tremendamente atractiva en su escepticismo). Sin embargo, me pregunto si, al considerar que vivimos en una sociedad en la que los valores flaquean y la posverdad campa por sus respetos («una mentira mil veces repetida se convierte en verdad»), no estaremos distorsionando en parte el pasado. Tengo una buena amiga rumana que recuerda con gran cariño su vida bajo el régimen de Ceausescu y, sin embargo, lo que se percibe, tras los prolíficos relatos de sus tiempos jóvenes, es una vida repleta de trabajo y sumisión, recubierta por el manto de la juventud que todo lo embellece. Creo que, de alguna manera, los años dulcifican nuestros recuerdos y borran aristas: no sé, pero algo me dice que tiempos pasados no siempre fueron mejores y que desnortados, incongruentes y campanudos los ha habido desde el principio de los tiempos: con otra piel, pero con el mismo fondo. Un abrazo grande, Antonio.
Emma es muy suya. No se casa con nadie. Por eso está divorciada. La quiero, aunque a veces me toque la moral y ponga mis nervios a prueba. Desde luego, estoy pasado de rosca porque te estoy hablando de una amiga imaginaria con la que quedo para tomar una cerveza y charlar un rato. Me alegro de que tú también la aprecies (se lo diré). Eso significa que tiene su personalidad y yo la mía. Reconozco que ella es más valiente.
La verdad, en estos tiempos posmodernos, goza de escaso prestigio. Podría citar en ese sentido declaraciones de variopintos personajes públicos (políticos, filósofos, escritores…). No vale la pena. Incluso los que la denigran o se burlan de ella, se ven forzados a admitir que la objetividad es necesaria. La justicia se basa en ella: en establecer imparcialmente unos hechos.
La visión de tu amiga rumana no hay que ponerla en duda. Ceaucescu fue un dictador pero ella fue feliz. Podemos aplicarnos el cuento.
No pienso en absoluto que cualquier tiempo pasado fue mejor. Pienso que siempre y en todo lugar han cocido habas. O sea, coincido con el final de tu comentario. Gracias por él. Buen fin de semana. Un abrazo.
¡Estaba convencida de que Emma era real! Mis felicitaciones, Francisco, has conseguido crear un personaje de carne y hueso y muy personal.
Gracias, Carmen. Por cierto, me llamo Antonio. Francisco se llama el papa.
Madre mía: esto es preocupante. Antes solo cambiaba el nombre a mis hijos. Ahora me da por hacerlo también con el resto de las personas que me rodean. Ay, que vejez más mala estoy teniendo, Antonio. ¡Te pido mil disculpas por confundirte con el papa! Un abrazo.
No hay nada que disculpar. Francisco es un nombre frecuente en mi familia. Mi padre se llamaba así. Todavía, aunque sean nombres tan respetables como cualquier otro, si me hubieses puesto Sinforoso o Abundio…
Je, je: ¡pues conozco a un Sinforoso que es un encanto! Lo de los nombres es curioso: hay algunos que consideras horrorosos y un buen día conoces a una persona estupenda que luce uno de ellos con estilo (me pasó con Amapolo, nombre duro donde los haya) y el nombre termina pareciéndote bonito, o por lo menos, no tan feo. Y viceversa. ¡Buen fin de semana!
Si el hombre no acierta a definir en que consiste su verdadero interés supremo, uno que sea preciso obrar incluso por encima de todas las reglas por serle especialmente significativo y trascendente, siempre irá como cualquier ente vulgar o personaje público que bien describes en tus anotaciones: guiados por la falta de integridad, de voluptuosidad, por la avidez de ventaja y deslealtad. De eso, a transfigurar todas las virtudes, hay solo un paso.
Coincido totalmente con Emma: “Déjalos enfangarse. Bastante desgracia tienen”.
Muy bueno tu compendio sociológico de anotaciones y las citas que incluyes. Un abrazo.
Tener un interés supremo, como dices, no perder el norte, es el desafío al que nos enfrentamos todos.
Muchos son los vendedores de humo, los impostores, los mercachifles.
Gracias por la apreciación que haces de estas anotaciones. Un abrazo.