V
Resonar de campanas suspendidas del cielo,
domos, torres, pináculos,
bajo un dosel de nubes de impoluta blancura.
Cortejos melancólicos de vagabundas almas
que recorren llanuras, que recorren montañas
de inaccesibles cimas donde anidan las águilas,
que en santuarios recónditos y ermitas ignoradas
ante antiguas imágenes elevan sus plegarias.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Me gustó mucho, Antonio. Un abrazo.
Gracias, Julie. Que disfrutes de este soleado día otoñal.
Megustan muy esta fluidez delos versos, Antonio. Parecen agua. Un abrazo.
Disculpa, Antonio, he tocado en enviar antes de corregir el anterior comentario.
No tiene importancia. Me complace saber que a tus oídos estos versos fluyen como las aguas de un río. Que tengas una agradable velada.
Deliciosos versos alejandrinos. Me hacen recordar mi tierra gallega en la que apenas se ven águilas; pero sí multitud de ermitas románicas ignoradas, y campanas al vuelo en alegre algarabía, si se trata de celebrar una fiesta; o con el más triste de los sones cuando alguien nos deja. Abundan los “cortejos melancólicos de vagabundas almas”, como lo es la “Santa Compaña”, y no sólo en el imaginario popular: muchos aseguran haberse topado con ella y no quisieran repetir la experiencia.
De niñas, nuestro entretenimiento, al anochecer, era contarnos historias de aparecidos. ¡Qué tiempos!
En efecto, versos de catorce sílabas divididos en dos hemistiquios por una cesura en la que hay que hacer una pequeña pausa para tomar aliento.
En dos ocasiones he estado en Galicia y en ninguna he visto águilas pero sí iglesias y ermitas.
Mira por donde ha aparecido la Santa Compaña, procedente a lo mejor de otro bosque, el de Wenceslao Fernández Flórez, de su bosque animado.
No olvidemos que «les morts ne sont pas morts».
Galicia es una tierra donde la llovizna empapa el alma. Un abrazo.
Reblogueó esto en Alessandria today.
Gracias por rebloguear. Buen fin de semana.