Lao Tse, que fue bibliotecario, atraviesa impasiblemente los siglos montado en su carabao azul. A él debemos uno de los más importantes tratados sapienciales de la historia: el Tao Te King (Libro del Tao), que consta de ochenta y un capítulos o lecciones.
Destaca su uso sistemático de la paradoja. Si se quiere conseguir o conocer algo, no es el camino lógico el que nos conducirá a nuestro objetivo sino el opuesto, el que en apariencia nos aleja de él. Su enseñanza se halla en la misma línea que algunas máximas evangélicas (“Los últimos serán los primeros”, “El que quiere salvar su vida la perderá”, etc.).
A simple vista el Tao Te King podría pasar por un prontuario ético-filosófico. Sus reglas y recomendaciones quedan resonando en los oídos.
No hay mayor error que aprobar sus deseos.
No hay mayor desdicha que ser insaciable.
Quien sabe limitarse tiene siempre bastante. (46)
El capítulo 63 es en gran parte una enumeración de contrasentidos, es decir, una síntesis de la enseñanza taoísta.
Practica la no acción.
Ejecuta el no hacer.
Saborea lo insípido.
Considera pequeño lo grande
y poco lo mucho.
(…)
El Sabio lo considera todo difícil
y no encuentra finalmente dificultad.
En el capítulo 71 Lao Tse nos marea afirmando:
Conocer es no conocer:
he aquí la excelencia.
No conocer es conocer:
he aquí el error.
No cabe descartar que quien nos está liando es el traductor. Las versiones de este libro son numerosas y dispares. Una solución es encontrar una que se adecue a nuestro intelecto. Esos mismos cuatro versos han sido vertidos también en español así:
Darse cuenta de que nuestro conocimiento es ignorancia,
esta es una noble revelación.
Considerar nuestra ignorancia como conocimiento,
eso es enfermedad mental.
Esta discordancia puede sencillamente poner de manifiesto la riqueza idiomática del chino que, más que cualquier otra lengua, ofrece un amplio abanico interpretativo. Da la impresión de que se asemeja al mismo Tao que, por esencia, es indefinible e inaprehensible. Así queda expuesto en el capítulo 62:
El Tao es el fondo secreto y común a todos los seres,
el tesoro de los hombres buenos
y el refugio de aquellos que no lo son.
Un trujamán diferente, suponemos que igual de cualificado, no coincide en la traslación de este texto. Su visión de este intríngulis es la siguiente:
El Tao es la reserva oculta de todas las cosas.
Un tesoro para el honesto, un seguro de vida
para el equivocado.
Interesante.
El Tao Te King es un libro interesante e inagotable. Saludos cordiales.
Lo tengo como libro de cabecera. De vez en cuando leo algo y casi siempre me inspira. No es que lo entienda del todo pero me gusta así.
Es un libro rico en significación. La paradoja plantea un desafío. Te obliga a pensar de diferente manera. O a no pensar. A saltar sobre la lógica.
Me pasa lo que a Paloma. No es mi libro de cabecera pero lo tengo y de vez en cuando tropiezo con él. Tu síntesis es espléndida. Esas diferentes versiones que presentas de su traducción me llaman mucho la atención y, también, me dan un toque de atención. Esa variedad es muy rica y agradezco mucho que tu entrada me haga reparar en ello. Gracias y un abrazo.
Hubo un tiempo en que coleccionaba versiones del Tao Te King. Compraba cada nueva edición que salía. Las traducciones pueden diferir bastante entre sí. Algunas están hechas del inglés y otras, las menos, directamente del chino. Pero a pesar de todo el espíritu taoísta recorre, como una refrescante vena de agua, todas las interpretaciones. Gracias por tu comentario. Y feliz velada.
Muchas gracias por el texto , me sirvió mucho . Precisamente hoy lo necesitaba muchísimo ese consejo de Lao Tse….»No hay mayor error que aprobar sus deseos.
No hay mayor desdicha que ser insaciable »
Llevas mucha razón : la interpretación de sus reglas y recomendaciones dependen mucho de la traducción. Muchas gracias. Un beso, Antonio .
Los italianos dicen «traduttore, traditore». Hay que ser honesto y hábil para respetar el original que, en este caso, sobrevive a la multitud de versiones.
El Tao Te King te ha servido a ti, a mí, a Paloma, a Eladio…a mucha gente, ya se lea en español o en ruso. Es preferible pagar el peaje de la traducción que desconocerlo. Porque está claro que no vamos a ponernos a estudiar la lengua de Confucio. Gracias a ti. Un abrazo.