Madame Bovary fue la primera (1857) y Ana Karenina la segunda (1877). Después vinieron Luisa de Brito (1878) y, rezagada, Anita Ozores (1884). Las cuatro novelas cuentan la historia de un adulterio.
Las relaciones ilícitas de Luisa y su primo Basilio son el hilo conductor de la novela portuguesa y el trampolín que sirve al autor para zambullirse en la sociedad de su tiempo. En este sentido es una obra descriptiva, con numerosos personajes entrando y saliendo de escena.
Luisa comparte la fijación parisina de la francesa, pero no tendrá su horrendo final ni el de la rusa. Ella morirá a causa de unas fiebres. La española es la única que sobrevive a sus amores con el donjuán oficial de Vetusta aunque, enfrentada a la violenta pasión del Magistral, acaba desmayándose.
Una de las peculiaridades del libro de Eça de Queirós la constituye Juliana Couceiro Tavira, la criada, que es la contrapartida realista de su señora. Llegado el momento, es decir, cuando se apodera de unas cartas comprometedoras con las que va a chantajear a Luisa, se convierte en el motor de la novela. Ese ser rencoroso y humillado, que sólo aspira a poner una tienda, que se desquita haciendo bailar a su son a la otra, a la que llama “la Peoncita”, es el gran hallazgo literario del autor.
Cuando a Juliana le arrebatan las cartas y no sobrevive a ese revés, el interés de la novela decae, el desenlace se precipita, porque era ella con sus argucias y prosaicas ambiciones quien la tensionaba, quien contrarrestaba su insulsez.
Cuando la acusan de robar y la despiden, Juliana estalla.
“¡El marido lo va a saber todo! ¡Que se me caiga la casa encima si yo no le cuento todo ce por be! ¡Yo le diré las cartas que recibía y los lugares donde se veía con el amante! Se acostaba con ella hasta en la sala, y hasta perdía las peinetas con el jaleo que armaban. ¡Hasta la cocinera oía el escándalo que organizaban aquí!
(…)
“¡Es peor que las del Barrio Alto! Y yo soy una mujer honrada. Jamás ningún hombre podrá presumir de haber tocado este cuerpo… ¡No ha habido ninguno que me haya visto el color de la piel! ¡Pero a esa borracha! –Se había ahuecado el chal y ensanchaba angustiosamente el cuello del vestido, tirando de él– ¡Era una desvergüenza lo que ocurría en esta casa! ¡Y lo que yo he tenido que pasar por esa tía bruja! ¡Y este es el pago que me da! ¡Que me lleven todos los diablos si yo no voy a decir algo de esto a los periódicos! ¡Yo la he visto muchas veces abrazada a ese elegante! ¡Loca por él como una cabra!”.
Traducción de Diego Navarro
Tengo tan mala memoria que no estoy segura de haberla leído. Sí he leído » Los Maya» y » El crimen del padre Amaro». Supongo que si la hubiera leído recordaría a tan mezquino personaje.
Juliana es mezquina. Ve la posibilidad de cambiar de estatus chantajeando a su ama. Aún reconociendo su bajeza, me inspira cierta simpatía. Me solidarizo con su sueño de poner una tienda y ser independiente. Y hace que Luisa de Brito descienda de la nube a la que se ha subido y tome conciencia de que la realidad es otra, y no las pamplinas que le cuenta su primo.
¿Madame de Rênal de «Rojo y negro» también se puede poner en esa lista? Un beso, Antonio
Hace tiempo que leí «Rojo y negro» y «La cartuja de Parma», dos libros que me gustaron mucho. No me acuerdo bien, pero «Rojo y negro» no es la historia de un adulterio. Esa novela no está centrada en ese tema como lo están «Madame Bovary», «Ana Karenina», «El primo Basilio» y «La Regenta». Narra el ascenso social de Julien Sorel, un joven ambicioso y con dotes intelectuales.
Desde luego, si la ponemos en la lista, madame de Rênal sería la primera, pues el libro se publicó en 1830. Desde la distancia de mi lectura yo la veo diferente. El enamoramiento de madame de Rênal me parece auténtico (madame Bovary y Luisa de Brito estaban enamoradas de París), como el de Ana Karenina. Que tengas una buena semana.
Llevas razón en caso de madame de Rênal se trata de gran amor. Un abrazo.