Ese adefesio de laca
no deja de dar la lata,
tan redicho y respondón.
Le voy a dar un capón
si no me obedece y calla.
Si yo digo que esto es bello,
él mantiene que esto es feo,
si digo alto, él bajo
porque tal es su trabajo:
chinchar a diestro y siniestro.
Por muy oriental que sea
que ojo avizor se ande
y haga lo que yo le mande.
Si digo fea es que es fea,
si digo grande es que es grande.
Entonces el vil demonio,
más malo que el estramonio,
se burla, me hace una mueca,
después da una voltereta
y se pone ante la puerta.

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