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Posts Tagged ‘Tao Te King (capítulo 8)’

“El mundo lo sostienen los que están abajo, los que permanecen en ese nivel, los que toman esa decisión. Los que, como el agua, se deslizan por lo más profundo, por esos parajes desdeñados por el común de los mortales. Ellos son los verdaderos constructores de la sociedad”.
En mala hora se me ocurrió soltar ese discursito en el despacho del mentecato, de ese amante de las consignas y la zafiedad ideológica. Sólo la parafernalia que lo rodeaba me tendría que haber disuadido de exponer ese punto de vista.
Me miró como si hubiese descubierto de pronto que yo era un extraterrestre. Me remiró con ojos ladinos.
Se apresuró a declarar: “Yo, gracias a mi conciencia, soy un hombre comprometido”.
Mis palabras le habían molestado y reivindicaba con escasa sutileza su activismo que consideraba más importante que la labor callada de esas personas émulas del agua.
No repliqué nada. No estaba en mi ánimo enzarzarme en una discusión.
Ya en otra ocasión reaccionó también dándose por aludido y picándose. Entonces se me ocurrió decir que ciertos religiosos realizaban una gran labor social porque estaban fuertemente motivados por su fe.
El mentecato, adoptando un supuesto tono festivo, apostilló: “Yo, gracias a Dios, soy ateo”.
Me acordé de lo que se decía en el Tao Te King y estuve tentado de recitárselo, pero me abstuve. No tenía ganas de cuchufletas. Que descubriera él mismo ese libro en uno de cuyos capítulos se afirma:

“La suprema bondad es como el agua.
El agua beneficia a todos los seres
sin reñir con ninguno.
Fluye en lugares que la muchedumbre desprecia.
Habita bondadosamente en el suelo.
Su corazón es bondadosamente profundo,
bondadosamente comprensivo”.

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