«Cada vez que me sorprendo poniendo una boca triste; cada vez que en mi alma hay un noviembre húmedo y lloviznoso; cada vez que me encuentro parándome sin querer ante las tiendas de ataúdes; y, especialmente, cada vez que la hipocondría me domina de tal modo que hace falta un recio principio moral para impedirme salir a la calle con toda deliberación a derribar metódicamente el sombrero a los transeúntes, entonces, entiendo que es más que hora de hacerme a la mar tan pronto como pueda. Es mi sustitivo de la pistola y la bala. Con floreo filosófico, Catón se arroja sobre su espada; yo, calladamente, me meto en el barco. No hay nada sorprendente en esto. Aunque no lo sepan, casi todos los hombres, en una o en otra ocasión, abrigan sentimientos muy parecidos a los míos respecto al océano».
Hermann Melville, Moby Dick
Gracias por este pequeño fragmento de Moby Dick. Siempre he oído hablar muy bien del libro, y ahora, después de leer tu post, me han entrado ganas de leerlo.
Pues aprovecha el interés que ha suscitado en ti ese fragmento y lee esa gran novela.
Estupendo fragmento para la reflexión.