I
La primera redacción de este libro data del curso 1983-84. La definitiva ha ido apareciendo en este blog entre enero de 2011 y septiembre de 2013.
Daba entonces clases en Huelva, en el instituto La Rábida, y había alquilado un apartamento en Mazagón. Trabajaba en el nocturno y tenía las mañanas libres, que dedicaba a escribir y a pasear por la playa.
El libro se llamaba “Testimonio”, pero cuando empecé a publicarlo en el blog, cambié ese título por “In illo tempore”, que era el de un cuento incorporado posteriormente.
Mi idea era sacar estos episodios como relatos independientes. Pero en vista de que tienen un hilo conductor que no es sólo la voz del narrador sino también los temas tratados, decidí mantener el plan original.
Aparte de las correcciones y abreviaciones, lo único nuevo es el título, que me parece más apropiado, pues hace alusión a aquel tiempo, a la época en que se sitúan estas historias, a los años 1972 y 1973.
Aquel lejano y productivo curso de Mazagón lo pasé trabajando por las tardes y escribiendo por las mañanas. Acabé la redacción del libro en mayo, que es el mes en que finalizo o interrumpo mis tareas literarias.
Con suerte, culmino mi proyecto. Si no es así, llega un punto de saturación, de embotamiento. Lo aconsejable es no insistir, dejarlo, para que los depósitos subterráneos tengan tiempo de llenarse de nuevo y la fuente pueda seguir manando.
II
Este libro, memorándum o periplo por una época en la que se fumaba en los autobuses, adopta por necesidad interna una forma fragmentaria y deslavazada.
Ese estilo es un reflejo de la crisis existencial del joven protagonista, cuya edad no consignada puede ser los diecisiete años, conflictivo momento durante el cual emerge y se perfila su vocación literaria plasmada en relatos que se entremezclan con apuntes de su propia vida.
El inicio del libro es onírico y su final dudoso, en el sentido de que se podría seguir añadiendo episodios. Se trata de una composición abierta, de un ejercicio de escritura sin desenlace.
Ni la crisis está resuelta ni la vocación ha cuajado completamente. Todo está todavía por asumir y definir. En ese limbo se encuentra el protagonista. En ese ámbito se desarrolla la acción del libro.
Como indicaba su primer título, esta crónica es un testimonio personal y social. Una recreación constituida por miradas, balances y apreciaciones. Por intentos de ordenar un material resistente a la fijación y a la categorización.
Tarea prometeica e insensata, condenada al fracaso o a la frustración en la mayoría de los casos, es querer apresar los elementos que conforman la vida en cualquiera de sus manifestaciones.
Esos elementos son irreductibles. Metafóricamente se puede dar cuenta de ellos. Mediante un abrazo creativo pueden ser revividos en el mundo paralelo de la literatura.
La literatura es una tentativa de ordenación y comprensión. El escritor es el arquitecto o el maestro albañil que, con esos componentes transmutados, se esfuerza en levantar el edificio intangible del libro.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Años de esfuerzo. Aclaraste varias cosas que tenía como ‘duda’.
¿Pero sigues con el blog mismo o lo dejas reposar también?
Un abrazo, Antonio.
Rosa
Seguiré, Rosa. El blog es una magnífica herramienta, una ventana abierta al mundo. Seguiré porque sigo escribiendo y porque tengo cosas escritas, que deseo revisar y dar a la luz. Llevo en la sangre el virus de la escritura, que es una “enfermedad” incurable. Así que seguiré aprovechando este medio no sólo para publicar, sino también para entablar amistad con otros colegas embarcados en esta aventura, como es tu caso, y disfrutar de su producción artística. Gracias por tu interés y un abrazo.
¡Qué bien! Estaré pendiente de tus nuevas publicaciones en el blog. Sí, es una aventura todo esto. Me siento bastante frágil ante esa ‘ventana abierta al mundo’, como tu lo llamas, pero no me disgusta. Empecé a escribir tambien ‘alguillo’ por que los dibujos pedían explicación. 🙂 Un abrazo.
Estamos embarcados y navegando. Eso es lo importante. Ante la inmensidad del océano, ¿quién no se siente frágil?
Sospechaba que se trataba de un libro reordenado, pero ahora todo se ve mas claro, siempre me han gustado estos relatos, ha sido una experiencia impagable, admiro tu capacidad para retratar escenas…yo las veo con total nitidez mientras leo. Un abrazo.
Gracias, Belén. Esa capacidad que me atribuyes 🙂 me hace muy feliz. Justifica mi trabajo y me anima a continuar. Leer es visionar. Aprecio mucho ese poder de conjurar imágenes, de estar viendo con nitidez el episodio o el paisaje descritos. Se podría afirmar que es la facultad de ver con los ojos cerrados, porque la película se proyecta en nuestra cabeza. Ésta es la forma de vivenciar la literatura, de convertirla en una experiencia personal, enriquecedora. Un abrazo.