II
Estaba en mitad de una calle, mirando a través de la cancela de un panteón. Alguien me llamó por mi nombre. Tras cerciorarse de quién era yo, me preguntó: “¿No te acuerdas de mí?”. Era la persona que había vislumbrado al pasar, inclinada sobre una tumba presidida por una cruz con un sudario.
Esbozando una sonrisa se presentó: “Soy Benito”. Claro, era Benito. Hacía tanto tiempo que no nos veíamos. Yo había tratado sobre todo a sus dos hermanos. Benito era varios años más joven que yo. Es curioso cómo, cuando se es niño, uno se fija en los muchachos mayores, a los que uno cree dotados de prerrogativas de las que uno carece.
Ahora reconocía a Benito, pero él no fue nunca objeto particular de mi atención. Era sencillamente el hermano menor de mis amigos, un crío que andaba por allí.
Él estaba a la entrada de la calle, yo en su mitad. Durante los minutos que duró nuestra corta entrevista, mantuvimos la distancia. Por supuesto, no hacía falta hablar alto. La quietud reinante hacía innecesario levantar la voz.
Me explicó, sin que hiciera falta, lo que estaba haciendo en esa sepultura. El cubo y la bayeta que llevaba en la mano, y su semblante apesadumbrado lo revelaban.
Pero, aunque sólo fuera la milésima de un segundo, aunque sólo fuera una ilusión, él tenía ganas de descargarse del peso que lo agobiaba. Lo escuché dando cabezadas de asentimiento. Fue más bien parco. Yo ya sabía lo que me estaba contando. Me había enterado por una de mis hermanas.
Nos quedamos callados. Sentía que algo estaba fallando. En primer lugar las palabras, que desertan en los momentos más críticos. En mi ayuda no acudieron las frases de circunstancias.
Podía haber dicho: “Así es la vida” “Ánimo” “Hay que seguir adelante” o cualquier otra trivialidad por el estilo que, aun siéndolo, puede servir de vehículo a un sentimiento sincero. La originalidad, ya de suyo problemática, es una pretensión ridícula en semejante coyuntura. Los lugares comunes sancionados por el uso son mucho más eficaces y verdaderos.
También fallaron los gestos. No fui capaz de acercarme y abrazar a Benito. Permanecí parado allí en medio, como uno de esos ángeles de piedra que, con las manos cruzadas en el pecho, se inclinan en una ligera reverencia.
Al final reaccioné. Antes de que se fuera con sus andares cansinos, con esa imagen de hombre apagado que largo tiempo retuvo mi retina, justo en el momento en que se volvía para colocar en su sitio el cubo y la bayeta, acerté a decir incongruentemente pero de corazón: “Me alegro de verte, Benito”.
Él no replicó nada. Alzó la mano en sucinta despedida y se marchó con aire ausente. Tal vez se alegrara también, a fin de cuentas fue él quien me reconoció y quien entabló conversación.
Luego me puse en movimiento y salí a la avenida central. A mi izquierda se alzaba la cruz de granito, flanqueada por dos palmeras y sombreada por altos cipreses. Mi visita había acabado. Giré a la derecha y me encaminé a la cancela que Benito había franqueado antes que yo.
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Sometimes two persons share only the fact, that they have to tell each other…nothing…but phrases, as they’re natures are too different to transport any feeling…
Antonio, sometimes I am lost in translation, but it’s a great story, I enjoy Benito very much.
Your German is wonderful 😊
many thanks for your comment in my blog.
Saludos cordiales,
La hada amaranta
Two people meet after long time. There is a recognition by one. And naturally a beautiful moment of communication that is not based on words but in old memories arises. Life has led each one by a different route. Each one has lived his life. Each one has its own story. And suddenly, in special circumstances, this meeting occurs, this recognition. And then, that’s life, each one goes his way.
I’m glad you liked this story. And thank you for considering my German is wonderfulI (I will notify the translator of Google that will be very happy). It is a kindness on your part. With my best wishes.
Notify the translator with a smile of the northern fairy, the translator sometimes find funny new relations and idioms in lyrics…😊
These meetings will remember us to the past, the person we were, the person, that we are and demonstrate, relate our feelings for what we were in another time, far away.
It’s a strange feel and you described sensually and deep.
I have to say…
You made it fuller, because of some mistakes and unknown words in Spanish. Many thanks for explaining it for me also in english language.
And I…continue in learning your language. I have problems with rolling rrrrrr…in ‘ronronrear’ or ‘sonreir’ and…’zorro’
I try and try …😅
Certainly the spanish “r” is difficult to pronounce. There are tongue twister based on that letter (“El perro de san Roque no tiene rabo porque Ramón Ramírez se lo ha cortado”).
The french “r” is also difficult until we learn to articulate it.
Then we discover that it is a pleasant sound.
When we know a language sufficiently, we appreciate its beauty, its musicality. But the learning takes time.
My two languages are Spanish and French. English has an impossible pronunciation. I like the intonation of Italian and Portuguese. Unfortunately I do not know German. But if I knew it, I’m sure I would enjoy very much reading your poems and your texts without the need of a translator that gives a pretty surreal versions. Happy weekend.
El pasar por el trance más algido que tiene la existencia o el simple hecho de ir al lugar del último asilo que tenemos, hace que queden bien asentadas todas las inflexiones que tiene la vida. Más en esos momentos no siempre va ligado el pensamiento a la acción o a las palabras, que muchas veces no llegan en tales circunstancias. No obstante, un gesto o una frase pueden ser suficiente para expresar empatia.
Excelentes entradas cargadas de reflexión. Un abrazo.
Gracias por tus certeras palabras. En esos momentos basta con estar o ser. Quizá es cuando la vida se manifiesta en su mayor plenitud, cuando florece más espléndidamente. O sin quizá. Las palabras fallan y los gestos también, pero si ese sentimiento de fraternidad, aunque no seamos capaces de expresarlo incluso torpemente, aflora es que estamos vivos de verdad. Un abrazo.
Oportunidades que presenta siempre la vida y que nunca se termina por tomar, perdiéndose para siempre en el pasado. Quizá la lucha continua entre razón y sentimiento.
Hermoso relato, Antonio. Fuerte abrazo, amigo.
La vida ofrece oportunidades y depara sorpresas. La vida, si dejamos que ejerza su magisterio, nos enseña. La muerte es también otra maestra, como señalaba Rosa en su comentario. Pienso que el pasado y el futuro confluyen en el presente. A veces uno de los dos hace valer sus derechos y cobra especial relieve.
La razón y el sentimiento, necesarios ambos, se transcienden en ese reconocimiento del otro que es también un redescubrimiento de uno mismo. Dicho esto añado que mientras haya vida habrá lucha. Un abrazo y feliz fin de semana.