Me debo a mis demonios, ¿cómo puedo evitarlo?
Cuando escucho sus voces dentro de mi cabeza,
y siento su presencia, su fuerza, su poder,
contemporizo, callo. Me debo a mis fantasmas
que ululan por las noches, pobres almas en pena,
recorriendo, incansables, pasillos y desvanes,
asustando si pueden, haciendo su trabajo
de espíritus errantes. Y me debo a mis monstruos,
fabricados por mí con retazos cogidos
de aquí, de más allá. Algunos son terribles.
Introduje en sus venas más sangre de la cuenta.
Los hice prepotentes. Otros son espantajos,
Frankensteins de tercera, engendros malogrados.
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Todos nos fabricamos nuestro otro Yo,que al final sale afuera.
Geniales letras.
saludos.
Supongo, es más que probable, que todos tengamos en la trastienda demonios, fantasmas y monstruos haciendo de las suyas, jugándonos malas pasadas, recordándonos que están ahí, que son hijos nuestros.
Que tengas una buena semana (sin las intromisiones de esas molestas criaturas).
Dr. Jekyll reconoce a Mr. Hyde, para conjurarlo. Excelente poema, pleno de significado para todos, sin duda.
Un saludo afectuoso desde Argentina.
Gracias, Bellaespíritu. Otro afectuoso saludo desde España. Y dicho esto añado que me agrada que hayas sacado a relucir a esa pareja, la cual ronda por el interior de todos los seres humanos. Como mínimo somos dos. No hay máximo. El objetivo, el sueño dorado, es la reconciliación, alcanzar la unidad. Que tengas una buena semana.
Tal cual, Antonio, somos luz y sombra todos nosotros. Y estamos aquí para trascender nuestro par de opuestos, para alcanzar nuestra Piedra Filosofal a la manera de la alquimia.
Buena semana para ti también en ese país tan querido.
Todos nos debemos a nuestros fantasmas. Genial entrada.
Un abrazo.
Y a nuestros demonios y monstruos. No olvides a ninguno, no vayan a sentirse discriminados y armen la de San Quintín. Gracias, Javi-k. Un abrazo.
Todos tenemos esos demonios, esos fantasmas con los cuales a veces tenemos que luchar…feliz semana
Si no queremos acabar convertidos en sus juguetes, tenemos que estar vigilantes. Y así y todo a veces nos llevan los diablos. Lo mismo te deseo.
Antonio querido, benditos sean tus demonios, fantasmas y engendros que te inundan y provocan que los exorcices con ésas tu lírica o tu narrativa. Abrazo lleno de admiración y harto afecto fraterno, trovador amigo.
De hecho, les he dedicado un libro de poemas cuyo título no podía ser otro que «Bestiario», el cual empezaré a publicar en las próximas semanas. Ahí doy un repaso, hago un balance o, como tú dices certeramente, un exorcismo a esas criaturas que hacen muecas por detrás de nuestra encantadora personalidad.
Así que dentro de poco, en febrero, abriré la puerta para que haga su entrada esa galería de impresentables. Esta composición fue escrita al final, como colofón de este trabajo, pero, en lugar de incluirla en el poemario, la he utilizado como tarjeta de visita. Un fuerte abrazo.
Pues qué gran noticia me das. Otro libro más con tu obra. A esperarlo con gusto ansioso. Te mando una felicitación anticipada y un gran abrazo, bardo.
Tus palabras, siempre tan reconfortantes, me alegran el día. Yo también espero que tú sigas avanzando en tu labor literaria, y que pronto podamos disfrutar de ella. Un abrazo.
Delicioso y excelente poema!
Aparte del poema, me gusta tu forma sincera de pensar ‘nuestra encantadora personalidad’…
La pelea con el batallón de ‘criaturas’ esas es un trabajo diario.
Hace rato descubrí que el infierno está más bien dentro de uno mismo. No sé si me entiendes. Buenas noches, Antonio.
Llevo toda la vida peleando con esa banda de saboteadores. Supongo que como todo el mundo, pero, dado que yo no soy relativista, al igual que ni todas las enfermedades ni todos los problemas, etc. son iguales, aunque a cada uno de nosotros le haya tocado su lote, pienso que los saboteadores tampoco lo son. Los hay con muy mala baba. Ellos son los que avivan la hoguera personal. Según Sartre, el infierno son los demás. Pero el filósofo bisojo exageraba, como hacía a menudo, a causa de su radicalismo.
Cuando uno está en paz consigo mismo, el poder del mundo exterior disminuye (no diré que queda anulado, eso tal vez lo consigan los santos) sobre nosotros. Buenas noches.
Siempre tenemos nuestros contradictorios o personajes malvados en el interior, y si no alcanzan muchas proezas es por la fuerte influencia de los inteligentes y buenos antagonistas o puede que sean Amorcillos revoloteando a nuestro alrededor para salvarnos de los males del mundo y de nosotros mismos en decisiones no muy acertadas.
Ya son personajes propios, interiorizaciones, pero al principio no lo fueron.
Ojalá fueran del tipo que asistía a Sócrates en los momentos críticos. Me temo que estos «daimons» no te dicen lo que debes evitar o no hacer; a éstos hay que mantenerlos a raya.