II
Aparte de esas modificaciones exteriores que han convertido mi piso en un lugar ajeno, hay otras con una mayor incidencia en mi sentimiento de extrañeza y en mi incomodidad.
En las relaciones cotidianas, ignoro por qué razón, das por sentada una serie de ideas y juicios sin haberlos hablado previamente conmigo. Al parecer, partes de la base de que pienso igual que tú, de que comparto tus puntos de vistas al cien por cien, de que tengo tus mismas fobias y tus mismas filias.
Cuando se trata de uno de tus grandes temas, o más bien fijaciones, he observado que cualquier otra opinión distinta a la tuya la consideras herética, condenable, digna de desprecio. De hecho, cualquier otra opinión no tiene cabida, es imposible.
Tus grandes temas incontrovertibles reducen al interlocutor al papel de comparsa con el patético derecho de asentir o, a lo sumo, matizar dentro de los límites establecidos, con el debido respeto a la ortodoxia, sin sacar los pies del plato.
En este asunto, como en el de la redecoración del piso, tu ninguneo resulta ya cómico ya humillante. Y lo mismo da que se trate de una actitud deliberada o inconsciente.
Me preguntas por el motivo de mis enfurruñamientos, como tú los llamas, y de mis reaccionas desproporcionadas, así las calificas. A pesar de tu inteligencia y de tu sensibilidad, sólo ves lo que quieres ver. Padeces de ceguera selectiva.
Ahora que te vas, me preguntas también por qué no hago nada por impedir tu partida. Me reprochas que no siento pena.
Reconoces que llegaste y lo organizaste todo a tu gusto, marcaste las pautas por las que había que regirse, te encargaste de poner la música a cuyo son había que bailar. Por supuesto, todo lo hiciste en aras de una feliz convivencia, con la mejor de las intenciones.
El infierno está empedrado de buenos propósitos que a menudo no son más que una coartada para hacer nuestra santa voluntad, una justificación de nuestros desafueros.
Mi cometido consistía en admirarte, en llevarte la corriente no como a los locos o a los niños, que eso resulta irritante, sino como a un ser merecedor de ese trato por estar más evolucionado.
También debía apoyarte y no decir inconveniencias en presencia de tus amigas, aunque fuese con el ánimo de hacer un chiste y divertir.
No te equivocas al afirmar que necesito estar solo, sobre todo después de la experiencia de haber vivido contigo.
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El final está escrito.
Cantado desde el principio. No estaban hechos el uno para el otro.
Hola Antonio:
He visto tu comentario en un blog sobre publicar en la plataforma de Create Space y yo puedo ayudarte. Sé lo importante que es alcanzar las metas que se proponen y es frustrante que se trunquen por cuestiones que van más allá de la capacidad literaria como son, en este caso, las tecnológicas. Yo viví todo ese trámite hace varios meses y, después de pasarme varias tardes pegada a la pantalla y darle muchas vueltas a los requisitos de la web, lo pude lograr 😀
Te escribía por si te interesa que yo te ayude a conseguir tus obras impresas. Ya me dirás 🙂
Gracias por leer este mensaje y disculpa si pudiera haberte incomodado al ponerme en contacto contigo.
Saludos 🙂
No me has incomodado. Al contrario. Todo lo que dices es cierto. Te escribo a tu correo electrónico más extensamente en cuanto pueda. Y gracias por tu ofrecimiento. Saludos cordiales.
me gusta
Final contundente, raja tabla, el que se merece una situación tan desigual y desviada como la que vivió esta pareja. Como siempre, un deleite leer tus líneas y un disfrute tu estilo tan elegante y fluído; apenas un simple descripción de todo lo que implica tu escritura, amigo querido.
Para ver opciones de autopublicación (impresa), te recomiendo que le eches una vista a Lulu. com, Menos complicado que otras opciones. Es donde yo publico mis impresos.
Sobra decirte que cualquier duda al respecto, te comunicas conmigo para conversarlo más a detalle.
Un gran, gran abrazo, lleno de mi afecto y admiración por ti.
El final se veía venir. Y menos mal que fueron lo suficientemente civilizados para no tirarse los trastos a la cabeza. De hecho, cabe preguntarse cómo se unieron dos personas tan dispares. Pero esas cosas ocurren, unas veces por obra del azar y otras por pura estupidez.
Conozco Lulu.com a través de tus escritos. Es decir, como cliente-lector. Le echaré un vistazo. El proceso técnico o tecnológico me desborda y me deprime por la pérdida de tiempo y de energía que supone. Y por mi ignorancia en ese campo. Gracias por tu ofrecimiento que tendré en cuenta. Un abrazo.
Pienso que Lulu te guía mejor para el proceso tecnológico de publicar y es menos enredado que otros sitios. Ten paciencia.
Que tengas un excelente fin de semana.
Quizás en este caso la soledad sea un buen antídoto.
Saludos
Seguro. Gracias a ella (a la soledad) el protagonista podrá recomponerse, reequilibrarse, recuperar la confianza. Buen fin de semana.
La convivencia nunca es un asunto fácil, hasta que un día encuentras a alguien con quien sí lo es.
Muy buena la resolución final de la historia.
Saludos!
La convivencia siempre es problemática, incluso en el caso de que encuentres a la persona adecuada. «Amor omnia vincit» dijo Virgilio. Pero yo creo que el respeto es la base de todas las relaciones humanas. Que tengas una buena semana.
Eso es lo básico, claro. El respeto. «Respeta para que te respeten», decía mi madre. ¡Una buena semana también para ti!
Después de experiencias así, dan ganas de estar solo un buen rato, en efecto. Pero no te volverá a pasar…
A mí no, Annick. Al protagonista del cuento… Y sí, como es un chico listo, así lo he concebido, no volverá a tropezar en esa piedra. Que tengas una agradable semana.
Pues me alegro de que sea un cuento 🙂 te deseo lo mismo.
Con todo mi respeto, yo creo que el protagonista del cuento lo que tiene es que pasar página y hacer nuevas cosas con su vida hasta que encuentre una persona alegre y positiva que sepa compartir.
Totalmente de acuerdo contigo, Marinside. Ha sido una mala experiencia. Lo que procede es pasar página y no dejarse engatusar por otra progre. Gracias por tus visitas y «me gusta». Ya he visto que tienes un blog comprometido e interesante. Saludos cordiales.
Es cierto eso de que el infierno está cargado de buenos propósitos. Una entrada contundente, y un signo claro de que la comunicación tiene que ser cosas al menos de dos… no de uno y el otro dice… Bien, de acuerdo, como digas, a sus órdenes general!! 😉 Comparto esta entrada. Abrazos
Hay quien va de maravilloso por la vida, de superior o, como se dice en el cuento, de muy evolucionado. Con ese tipo de personas es muy difícil establecer comunicación. Cuando uno se dirige a ellas es sólo para exclamar: «¡A sus órdenes, mi general» o «¡Anda y que te zurzan!»Un abrazo.
Jajaja, si, amigo, hay muchas personas así. Yo aprendí desde hace mucho a no dejarme amilanar por ese tipo de carácter. Pienso que estas personas tienen miedo a no ser aceptadas, por eso se van al extremo.
Nos ha pasado a muchos exactamente igual. 🙂
No es una experiencia agradable, pero tampoco se acaba el mundo. Saludos cordiales.