La caída del sol y el nacimiento de la luna, marcha las añoranzas y en carruajes aproximándose se acercan las más potentes dificultades. Ni tiempo para una furtiva lágrima que del corazón no cae, ni espacios de reflexiones queda salvo tomar la dirección al frente o confiando a la providencia misma.
Combatir con las adversidades nada fácil es, sólo queda un rezo hacia arriba y hacia adelante. Apiadarse tiene sus límites como todo y debemos tener cuidado hasta donde llegar en ello.
Confiar, confiar en la musicalidad del corazón y disipar las tinieblas de la vida que salen a nuestro encuentro, no bajando la guardia.
Un rezo y un Confío.
El milagro de las lágrimas no debe faltar porque limpian, horrible es cuando no resbala ni una lágrima por la mejilla, a veces el manto de la tristeza pesa más que el manto del luto.
Magnífico texto, Teresa, propiciado por la puesta del sol y la todavía invisible luna que se elevará más tarde en el cielo.
Es una reflexión en la que se codean el realismo, la tristeza y la esperanza.
Vivir, ciertamente, implica esperar y confiar, que es por lo que opta la autora. Enhorabuena.
En esta foto se dan cita dos de mis temas preferidos: el camino y el crepúsculo, tanto el matinal como el vespertino. Los caminos son invitaciones. Los crepúsculos marcan un principio y un final.
Para mí es una hora muy especial. Es cuando salgo de paseo en coche con mi hijo Gabriel. Nos perdemos por carreteras y caminos transitables escuchando música y contemplando el paisaje. Es un momento muy gratificante y reparador. Y ahora que el tiempo ha cambiado más. Ha bajado la temperatura, ha llovido un poco…ya se presiente el otoño. Deseándote lo mejor. Un abrazo.
¡Que sigas disfrutando con tu hijo Gabriel de esos maravillosos paseos escuchando música!. Tienes suerte Antonio, siempre te acompaña tu arcángel y siempre lo hará con todo el amor del mundo, te lo mereces. Un abrazo.
Eso espero: seguir paseando y escuchando música (como esta sugerente y envolvente melodía de Bill Douglas que nos has dejado) con mi hijo Gabriel y con el resto de la familia. Y escribiendo y leyendo…
También espero que tu ángel te proteja. Un abrazo.
La caída del sol y el nacimiento de la luna, marcha las añoranzas y en carruajes aproximándose se acercan las más potentes dificultades. Ni tiempo para una furtiva lágrima que del corazón no cae, ni espacios de reflexiones queda salvo tomar la dirección al frente o confiando a la providencia misma.
Combatir con las adversidades nada fácil es, sólo queda un rezo hacia arriba y hacia adelante. Apiadarse tiene sus límites como todo y debemos tener cuidado hasta donde llegar en ello.
Confiar, confiar en la musicalidad del corazón y disipar las tinieblas de la vida que salen a nuestro encuentro, no bajando la guardia.
Un rezo y un Confío.
El milagro de las lágrimas no debe faltar porque limpian, horrible es cuando no resbala ni una lágrima por la mejilla, a veces el manto de la tristeza pesa más que el manto del luto.
Magnífico texto, Teresa, propiciado por la puesta del sol y la todavía invisible luna que se elevará más tarde en el cielo.
Es una reflexión en la que se codean el realismo, la tristeza y la esperanza.
Vivir, ciertamente, implica esperar y confiar, que es por lo que opta la autora. Enhorabuena.
Hermosísima fotografía, Antonio. Felicidades, no hacen falta palabras para sentir mirándola´.
En esta foto se dan cita dos de mis temas preferidos: el camino y el crepúsculo, tanto el matinal como el vespertino. Los caminos son invitaciones. Los crepúsculos marcan un principio y un final.
Aquí mi favorita Ana…
La hora mágica que músicos y bardos enaltecen tanto y que muchas culturas ancestrales divinizaron.
Deliciosa imagen la que nos regalas, cher Antonio, gracias a la sensibilidad y oportunidad de tu ojo.
Abrazobeso fraternísimo y un dulce y suave domingo cobijado por los tuyos.
Para mí es una hora muy especial. Es cuando salgo de paseo en coche con mi hijo Gabriel. Nos perdemos por carreteras y caminos transitables escuchando música y contemplando el paisaje. Es un momento muy gratificante y reparador. Y ahora que el tiempo ha cambiado más. Ha bajado la temperatura, ha llovido un poco…ya se presiente el otoño. Deseándote lo mejor. Un abrazo.
Y sé lo importante que es para ti.
Un bálsamo para tu espíritu, frater.
Feliz inicio de semana y un abrazobeso fraterno y cariñoso.
¡Que sigas disfrutando con tu hijo Gabriel de esos maravillosos paseos escuchando música!. Tienes suerte Antonio, siempre te acompaña tu arcángel y siempre lo hará con todo el amor del mundo, te lo mereces. Un abrazo.
Eso espero: seguir paseando y escuchando música (como esta sugerente y envolvente melodía de Bill Douglas que nos has dejado) con mi hijo Gabriel y con el resto de la familia. Y escribiendo y leyendo…
También espero que tu ángel te proteja. Un abrazo.