Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
enero 14, 2016 por Antonio Pavón Leal
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En la soledad del exquisito baile, zarandeando mis brazos de un lado al otro, haciendo semicircunferencia, todas las ideas, todos los pensamientos…todos juntos, mezclados al compás del viento y su sonoridad. Una danza de alejar y acercar según lo que sentimos para quedarnos en nuestro Yo más desnudo y placentero.
Pocos somos los iguales en autenticidad, pero acompañados del ritmo originario de la sintonía de la Vida, debemos permanecer unidos en la dificultad y buscarnos en la verdad…las señales llegan desde el cielo, desde el viento, desde los corazones…preciosa segunda foto, así como la primera y última.
El gris no entristecido…un beso para despejar las pocas dudas que tenemos, porque quizás no quedan ni dudas, ya…
Una danza en la permanencia, en la quietud de ese día invernal. El movimiento congelado de las ramas. La desnudez total. La esperanza del renacimiento, de la alegría primaveral.
Hermoso y sugerente texto, Teresa. Gracias.
¡La desnudez te ofrece otras vestimentas gozosas aunque diferentes!, aunque me pregunto si es positivo estar desnudo en la sociedad.
No lo encuentro prudente. Hay que ser honesto pero no tonto. A menos que se tenga vocación de mártir, vale más practicar la caridad con uno mismo.
¡Ya he repetido dos veces aunque, mal sonido!
¡No hay algo más maravilloso y mágico que la espontánea y natural sonrisa en un rostro y la luz que destella!
La placidez del sueño agradable de estos árboles, pues verá como le daré con mis pinceles algo de sol…
Del acogedor gris al cálido sol…necesarias las dos ventanas para asomarnos y ver.
Los árboles y un servidor te gradecemos ese cálido sol («This is love» nos canta George Harrison) que nos ilumina y nos calienta en esta fría jornada invernal.
Desoladoras imágenes. Sobrecoge el alma la desnudez de los árboles golpeada por la intemperie cruda. Pero la vida también tiene ese rostro, junto al rostro pluvial, al del sexo estío y al de colores, olores y cantos.
Indiscutiblemente, la poesía de tus tomas reclama su canto lírico, que ojalá pronto difundas en «El bosque silencioso».
Maestro querido, un abrazobeso fraternalmene cariñoso.
Son imágenes del invierno, al cual sucederá la primavera. El día que hice esas fotos venteaba y lloviznaba. Lo propio de la estación aunque aquí menudean los días soleados y fríos, que son una bendición.
También es agradable pasear por una arboleda que alza al cielo sus ramas sin hojas, y sentir el impacto de los elementos. Buen fin de semana.
¡Hola, Antonio! Quería avisarte que te he nominado para el premio Versatile2, un premio virtual que circula en la web. Recomendé tu blog en mi sitio porque es uno de mis favoritos. Pásate “por casa”, si deseas seguir con el juego (en realidad es muy sencillo). Este premio me ha parecido un lindo detalle, un reconocimiento a la creatividad y el tiempo que los blogueros dedicamos a nuestro hobby. Y por supuesto, es una oportunidad para conocer otros blogs y hacer nuevos amigos. ¡Felicitaciones!
Un abrazo. Sara
Cuánto te lo agradezco, Sara. Es una gentileza por tu parte que te hayas acordado de El Bosque Silencioso para nominarlo al premio Versatile 2. Me llena de alegría saber que este blog se cuenta entre tus favoritos. Me paso por el tuyo y veo las condiciones aunque, en lo que a mí concierne, me limito a dar las gracias por este gesto de generosidad. Un abrazo.
Antonio, si lo prefieres, tan solo cualga el banner en tu espacio. Es una mención más que merecida por el excelente blog que tienes. Besote 🙂
Cuánto más frío hace, los árboles se tornan más parecidos a las piedras que a las plantas, afrontando la tempestad. Bellos son los árboles. Bellos.
Podríamos decir que se mineralizan. Sobre todo en un día tan gris como en el que hice las fotos. Pero aun así, como señalas, conservan su belleza. Una belleza desnuda. Buen fin de semana.