Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
enero 19, 2016 por Antonio Pavón Leal
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Dejaré esta canción a este delicioso paisaje, lo único que queda de Vida y valioso, porque el paisaje humano, fracaso estrepitoso para mucho tiempo desde luego.
Esa casa en el monte es un refugio donde los visitantes de este blog pueden entrar libremente, encender un fuego en la chimenea y recuperar fuerzas. Hay otras casas y dejaré más con ese mismo fin. Son también un buen lugar para escuchar a Anna Netrebko.
¡Que suerte tenían los grandes músicos no hablaban sino construían música, es otro mundo eterno y sublime!, los demás enmudeceremos…
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Desde luego a este «Panis Angelicus» cantado por Andrea Bocelli le viene como anillo al dedo el adjetivo de sublime.
El Universo llora despojándose de sus estrellas, éstas caen una tras una, abajo, porque el Techo Alto, el más sublime y eterno en los tiempos y por los tiempos, permanece débil en estos momentos, sin hablar, calladamente siente los errores tan graves de los humanos. Así que esas estrellas caídas necesitan armonía humana, sensatez y amor…y deben ser devueltas a su lugar de origen para restablecerse para iluminar las vidas de las personas…para gozar en plenitud…la plenitud del corazón conectado musicalmente a través de las palabras expresadas en lenguaje amablemente secreto…
¿ Es Usted una Estrella perdida?…alguien preguntó.
Magnífico texto, Teresa.
Todos somos estrellas perdidas o errantes. La música de Mahler, esta Resurrección, puede servirnos de norte.
Por cierto, en el auditorio hay escrito este lema: «Res severa verum gaudium» que significa «La verdadera alegría es una cosa seria».