V
Ya no queda otra cosa que el perpetuo naufragio,
los recuerdos punzantes que a la deriva flotan,
y no sirven siquiera, inútiles del todo,
para sujetarse a ellos
y vivir la ilusión de un último asidero.
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Así es: » Ya no queda otra cosa que el perpetuo naufragio» y el Silencio…la realidad la descubre la propia vida.
El cántico pertenece a Dios…une a la perfección, a lo sublime…
Conmovedor este Agnus Dei. Música espiritual para hacer llevaderos los naufragios.
Me pregunto que quien era José Martí, sí era poeta…¿ pero quien era?.
Fuera del mundo que batalla y luce
Sin recordar a su infeliz cautivo,
A un trabajo servil sujeto vivo
Que a la muerte temprano me conduce.
Mas hay junto a mi mesa una ventana
Por donde entra la luz; y no daría
Este rincón de la ventana mía
¡Por la mayor esplendidez humana!
A los Espacios.
A los espacios entregarme quiero
Donde se vive en paz, y con un manto
De luz, en gozo embriagador henchido,
Sobre las nubes blancas se pasea, ?
Y donde Dante y las estrellas viven.
Yo sé, yo sé, porque lo tengo visto
En ciertas horas puras, cómo rompe
Su cáliz una flor,? y no es diverso
Del modo, no, con que lo quiebra el alma.
Escuchad, y os diré: ?viene de pronto
Como una aurora inesperada, y como
A la primera luz de primavera
De flor se cubren las amables lilas…
Triste de mí: contároslo quería
Y en espera del verso, las grandiosas
Imágenes en fila ante mis ojos
Como águilas alegres vi sentadas.
Pero las voces de los hombres echan
De junto a mí las nobles aves de oro:
Ya se van, ya se van: ved cómo rueda
La sangre de mi herida.
Si me pedís un símbolo del mundo
En estos tiempos, vedlo: un ala rota.
Se labra mucho el oro, el alma apenas!?
Ved cómo sufro: vive el alma mía
Cual cierva en una cueva acorralada:?
¡Oh, no está bien:
me vengaré, llorando!
¡Dolor! ¡Dolor! eterna vida mía,
Ser de mi ser, sin cuyo aliento muero!
* * *
Goce en buen hora espíritu mezquino
Al son del baile animador, y prenda
Su alma en las flores que el flotante lino
De mujeres bellísimas engasta:?
Goce en buen hora, y su cerebro encienda
En la rojiza lumbre de la incasta
Hoguera del deseo:?
Yo, ?embriagado de mis penas,? me devoro,
Y mis miserias lloro,
Y buitre de mí mismo me levanto,
Y me hiero y me curo con mi canto,
Buitre a la vez que altivo Prometeo.
Me pregunto que si un poema tendrá varias interpretaciones, una sola o una sola en dos sentidos.
Magnífico poema, rebosante de fuerza, casi épico y al mismo tiempo sensitivo y personal.
Hay varias interpretaciones, algunas descabelladas. Una es siempre la mejor, la más honesta, la que se acerca más al núcleo incandescente del poema, la que incluso lo aprehende y lo muestra con otras palabras. Del poema o de cualquier otro texto: pasaje, novela, cuento, obra de teatro…
Giordano Bruno: » Aún allá, en el fondo…». «Sino en el libro eterno del Universo mundo,»
Qué grito de desasosiego vertido en verso. Hermoso y punzante lírica en este Forjador de Quimeras, más quimera que nunca, me atrevería a divagar.
Fluye este quinteto como las aguas que arrastran al naufragio sin pudor.
Exquisitas imágenes, maestro, y como siempre de profunda intensión.
Abrazobeso con toda mi admiración, para el bardo, y con enorme cariño fraterno, para el amigo y maestro.
En un principio pensé titular esta serie de poema «De naufragios». Y ese es el nombre que figura en la carpeta de la primera redacción.
Sebastián se desgañitó viendo cómo el río se llevaba al niño. Pero cuando se naufraga el silencio se impone. Un pesado silencio. Quien está a merced de las olas, en mitad del océano, ¿para qué va a malgastar sus escasas fuerzas gritando? Un abrazo.
El drama de la ida sobrepasa cualquier esfuerzo por gritar de horror.
Abrazobeso cariñoso y fraterno, con el deseo de que tu fin de semana sea muy provechoso.