100.-La realidad está sujeta a interpretación. Todo lo está. Pero hay interpretaciones disparatadas, tendenciosas, malignas, traídas por los pelos. Hay interpretaciones que sólo demuestran que su autor desconoce el tema o no ha leído el libro o ha recorrido las líneas a salto de mata porque antes de empezar ya sabía cuáles iban a ser sus conclusiones.
La interpretación tiene sus límites. No es una viña sin vallado donde se entra y se sale a su antojo. No es una coartada para imponer su punto de vista. Para camuflar lo que, en el mejor de los casos, no es más que una opinión, probablemente ni siquiera respetable.
La interpretación no es tampoco una ciudad sitiada que los invasores saquean sin contemplaciones. De esta forma se la arruina pero en absoluto se la conoce.
Nadie puede afirmar, aunque la economía juegue un papel importante, que “El mercader de Venecia” es el relato de una transacción mercantil. O que “Otelo” es un alegato contra el racismo.
Ciertamente la hermenéutica es el campo donde el relativismo y los intereses sesgados hacen su agosto. La única manera de evitar esos desmanes, de poner coto a esas razias, es remitiéndose y sometiéndose a la verdad, que no es tarea fácil conquistar, y a cuya aproximación debemos aplicarnos.
Esto quiere decir que hay intérpretes que se acercan más a ella, que la honran más que aquellos para quienes esa señora ni siquiera existe, para quienes con sólo escuchar su nombre les entra la risa floja.
Para Platón no había dudas al respecto. La verdad, la belleza, la bondad, etc. son Ideas de las que participan todas las cosas de este mundo en mayor o menor medida. Esa referencia arquetípica es la que permite salir del atolladero de los subjetivismos furibundos y de las manipulaciones vergonzosas. La que permite establecer una jerarquía legítima y no meter en el mismo saco una visión infantiloide o infame de la realidad con otra compleja y profunda, realmente desveladora.
Si prescindimos de lo absoluto, lo que nos queda es lo relativo, ese río revuelto donde los pescadores más cucos llenarán sus redes en beneficio propio. Es decir, donde los intérpretes más desaprensivos impondrán su ley.
La única forma de evitar semejante desaguisado no es la coincidencia de opiniones sino el acatamiento de la verdad, que quizá no sea de este mundo pero que es el faro que impide su naufragio.
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Todo no es relativo. Todo no es subjetivo. Estamos en una etapa en la que se relativiza todo para provecho propio.
En efecto, todo no es relativo ni subjetivo. Hay límites que se ignoran para llevar el agua a su molino. En fin, es lo que dices en tu comentario.
En esta anotación se defiende lo contrario: la necesidad de atenerse a la verdad o, si quieres, a la objetividad en la que, por ejemplo, se basa la justicia. Pero hay gente a la que este planeamiento le da risa.
Estoy en una situación en la que la ley me ampara y «el responsable de recursos humanos» sólo sabe reinterpretar la ley, el texto, las palabras. No sabía que el gerundio era una cuenta pendiente en su educación. Vamos, lamentable el nivel educativo o lo listo que se creen algunos que llegan a rozar lo absurdo, relativizando las cosas.
Con frecuencia las interpretaciones son sólo una muestra de cinismo. No importa la verdad ni el cumplimiento de la ley sino la prevalencia de los propios intereses o ambiciones, o los de aquellos a quienes se representa.
La serie televisiva «House of Cards» es un deprimente ejemplo de bajos recursos, incluido el asesinato, centrado en la figura del primero aspirante y después presidente de los Estados Unidos y su no menos temible mujer.
Mal negocio es la relativización que sólo es aplicable en asuntos cotidianos, a pequeña escala, limitadamente.
Espero que se solucione tu problema satisfactoriamente. Saludos cordiales.
¡Muy buen post Antonio! Invita a la reflexión. Somos tan libres de dar nuestras interpretaciones que pecamos, a veces, de tener poco filtro o criba.
Un saludo
Gracias, Despeinada por los libros. Somos libres de opinar, incluso de desbarrar, pero hacer una interpretación veraz de un libro o de cualquier otra cosa requiere objetividad y perspicacia. Saludos cordiales.