104.-En la película de Buñuel aparecen dos apriscos, dos lugares “conclusus” con un “numerus clausus” de personas. También son susceptibles de ser interpretados como simples callejones sin salida.
El primero de ellos ocupa la mayor parte de la película, se extiende espacialmente a través de ella. El espectador puede disfrutar largo y tendido del comportamiento de los personajes estabulados, que en semejante situación no tardan mucho tiempo en manifestarse tal como son.
Este primer aprisco lo constituye la burguesía y sus miserias. El segundo, que cierra la historia y se erige en golpe de gracia al ingenuo espectador, que se creía liberado de la claustrofobia, lo es la Iglesia católica y sus rituales.
Uno y otro son dos círculos infernales en los que quedan no misteriosamente sino justicieramente atrapados sus miembros.
Y cuando logran escapar de esos rediles, como expone Buñuel en “El discreto encanto de la burguesía”, las desnortadas ovejas vagan errantes por una carretera. Ni burgueses ni creyentes saben adónde van.
En ninguna de las dos películas se ofrece una alternativa, bien por desconocimiento, bien por inexistencia. O a lo mejor ese dato oculto es el auténtico enigma que hace tan sugerentes esas propuestas cinematográficas.
El espectador, en cuyas manos queda su desciframiento, puede pensar perfectamente que la solución a esos sinsentidos encarnados en los dos estamentos analizados no es otra que las nomenclaturas. Aunque verdad es que estas nada tienen que envidiar a esos apriscos denunciados satíricamente por el vecino de Calanda.
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Preciso y brillante análisis de esta obra buñuelesca. Y la paradoja es que en sí no hay nada que impida la salida de la casa a los asistentes y no puede dejar de preguntarse el espectador: “¿Por qué no giran el picaporte y salen de ahí?” Muy Buñuel, a no dudarlo.
Gran y harto cariñoso abrazobeso, querido Antonio.
Quizá no sea tan fácil traspasar esa línea imaginaria que encierra en un determinado estatus, el que sea (social, psicológico, familiar…).
Las dos películas de Buñuel a que aludo, una del periodo mexicano y otra del periodo francés, son desde mi punto de vista una crítica a una determinada clase. Su planteamiento onírico, satírico y surrealista es seguramente extrapolable a otros ámbitos.
Ojalá todo fuera tan fácil como girar el picaporte y salir. Un abrazo.
En efecto, ambas películas ironizan sobre esa clase social atorada en su normas rígidas y en esclavizante aparentar, hasta “explota la olla”.
Abrazobeso enorme y fraternal.