Todo libro es susceptible de ser interpretado simbólicamente. En todo libro, incluso en el más banal, subyace una significación profunda. Por otro lado, la fabulación puede desarrollarse en clave fantástica, como es el caso de “La historia interminable” de Michael Ende, o en clave realista. A esta segunda categoría pertenece “La línea de sombra”.
A simple vista podría pensarse que la primera se presta mejor a una lectura simbólica facilitada por la naturaleza de los hechos que se cuenta. En verdad puede ocurrir exactamente lo contrario. El registro objetivo y exento de veleidades imaginativas de un episodio común puede estar dotado de una mayor carga metafórica y adquirir una dimensión sobrenatural.
El contenido de esta narración se resume en unas cuantas palabras o frases que condensan la vida del protagonista: el primer mando, el paso de la juventud a la madurez que se realiza cruzando la línea de sombra, la iniciación (Joseph Conrad no consideraba que este libro fuese una novela, aunque por eso pasase, sino una confesión en donde se refiere un proceso de iniciación), los momentos límites, las crisis…
Un hombre se hace cargo de un barco que, debido a su fallecimiento, se ha quedado sin capitán. Sobre ese hombre recae la responsabilidad de llevar el barco a puerto.
Joseph Conrad expone escuetamente esa historia. Entre la concesión del primer mando y la arribada se suceden las peripecias que constituyen el cuerpo del relato.
Tenemos, pues, un barco y su capitán, un segundo obsesionado con un maleficio, un cocinero encantador con una dolencia de corazón, una epidemia a bordo, una calma chicha que mantiene inmóvil a la nave durante varios días, el encapotamiento del cielo, las tinieblas espesas, el aguacero, la fresca brisa y la llegada a puerto en condiciones deplorables.
Aunque el autor declara en la nota introductoria que nada hay de sobrenatural en este libro, no es esa la impresión que produce su lectura.
Esta obra no se cita como una de las fuentes de “Alien, el octavo pasajero”, pero es posible que la película de Ridley Scott sea una libre y personal adaptación de “La línea de sombra”.
“Este es el único periodo de mi vida durante el cual intenté llevar un diario. Es decir, no el único. Algunos años más tarde, hallándome en especiales condiciones de aislamiento moral, anoté sobre el papel los pensamientos y acontecimientos de una veintena de días. Pero esta vez fue la primera. (…)
Cosa bastante extraña: las dos veces lo hice en circunstancias de las que no pensaba salir adelante, como suele decirse. (…)
Transcribiré aquí algunas líneas de ese cuaderno, que me parecen hoy irreales (…).
“Diríase que se realiza en el cielo una especie de descomposición, de corrupción del aire, que continúa tan inmóvil como de costumbre. (…) Es extraño que esto me desasosiegue tanto. Me siento como si hubiesen descubierto todos mis pecados. Supongo que esta desazón se debe a que el barco sigue inmóvil, sin mando, y a que no tengo nada que impida a mi imaginación extraviarse entre las imágenes desastrosas de las peores eventualidades. ¿Qué ira a suceder? Probablemente nada. Aunque también puede suceder algo. Quizá una furiosa borrasca, para hacer frente a la cual sólo tengo cinco hombres que en punto a vitalidad y fuerza apenas si valen ya por dos”.
Traducción de Ricardo Baeza
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Me gustan mucho las novelas del escritor, leí mucho en mi adolecsencia , hay que volver a reelerlas . Una buena elección.
Joseph Conrad es uno de los escritores que resiste varias lecturas. Con otros una basta e incluso sobra.
Este libro y «El corazón de las tinieblas» (una de las fuentes de «Apocalypse now»), del que también he hecho una reseña, son mis preferidos. Un abrazo.
Antonio, no puedo aportar nada a tu entrada, no he leído nada de Conrad. A ver si tu excelente entrada me sirve de introducción. Un abrazo.
Las dos novelas que he reseñado (esta y «El corazón de las tinieblas») son cortas, y también «Gaspar Ruiz». Otras largas me resultan más laboriosas, como «Lord Jim» que he intentado leer completa dos veces sin éxito.
Joseph Conrad es admirable. Un polaco que empezó a escribir en francés y acabó convirtiéndose en un legendario autor británico. Seguro que no te va a decepcionar. Buen fin de semana.
gracias, Antonio. Igualmente.
Hace un año aproximadamente leí ésta mi segunda novela de Joseph Conrad. Ahora vuelvo a profundizar en La Línea de Sombra, como una región crepuscular que separa la juventud de la madurez, eclipsa los anhelos del protagonista que cree haber arribado a ese punto decisivo. Aunque le era conocida la capital de Tailandia y, sabe que su toque de piedra es la vida marina, no esperaba encontrase tan pronto al mando de aquel navío, frente a un largo cinturón de islas y arrecifes antes de llegar a Hong Kong. En el trayecto debe asumir que siempre nos acompaña el otro lado de la Línea de Sombra donde podemos ser acechados por la sorpresa, la confusión, el tormento o la indignación; al igual que por el lado emotivo y divertido que suscitan las experiencias. Un abrazo.
Gracias, Demiannicolás, por tus numerosos «me gusta» y por este comentario que es una reseña del libro, que aporta datos que desconocía, y que profundiza en el significado psicológico y simbólico de esta novelita, la cual tiene para mí una dimensión sobrenatural aunque el mismo Conrad lo niegue.
Es el hombre enfrentado a su destino, el hombre decidido a atravesar esa línea de sombra que siempre está ahí. Sólo así podemos llegar a puerto, sólo así podemos cumplir nuestra misión. Un abrazo.