232.-“¿Nunca te ha pedido alguien que lo salves?” Emma me mira extrañada. Seguramente se ha acordado del programa de Telecinco, cadena que desciende sin pudor a los niveles más bajos de la ordinariez. Pero no me refiero a ese engendro.
Hablamos de esa televisión que tiene méritos suficientes para que la distingan con la contramedalla de la ética y el buen gusto. Pero el tema se agota pronto, a ninguno de los dos nos interesa.
Retomo la pregunta inicial y prosigo: “Supongo que es algo que le ha ocurrido a más de uno. A mí en dos ocasiones. Dos personas esperaban que las salvara, que las sacase de donde ellas se habían metido” “Que las redimiese” “Sin ser yo un mercedario.
“Esas dos peticiones para las que no estaba preparado, ni entonces ni ahora, me hicieron pensar. ¿A quién no le gustaría ser rescatado cuando las cosas van mal, cuando nos hemos adentrado en un callejón sin salida?”.
Ahora la mirada de Emma no revela asombro sino curiosidad. A lo mejor cree que le voy a hacer una confidencia. O que le voy a contar los detalles de una historia escabrosa.
“¿Fueron dos novias tuyas?” “Ese título les viene ancho, pero es verdad que estuvimos tonteando durante un tiempo. El compromiso no cuajó. Una de las razones de ese fiasco fue precisamente esa disparatada expectativa”.
“¿La plantearon explícitamente?” “Sí. Yo intuía algo que me incomodaba. Me confesaron que estaban empantanadas, que necesitaban mi ayuda.
«La novia A y la novia B, llamémoslas así para entendernos, no fueron simultáneas naturalmente” “No hacía falta esa aclaración. Nunca te he tenido por un jeque árabe ni por un bígamo”.
“En efecto, no soy ni una cosa ni otra. La novia A estaba inmersa en un fregado sentimental. Yo ocupaba una posición periférica. No voy a afirmar que era un simple peón, acaso un alfil. El rey por supuesto que no.
“Atrapada en una situación creada por ella misma, pretendía que la arrastrase fuera de ese berenjenal del que no quería salir, que la liberase contra su voluntad. Ni tenía ni tengo esa facultad prodigiosa” “Sí” me confirma Emma, “con andar derechos tenemos de sobra la mayoría de la veces”.
“Mi novia A estaba enamorada de otro, un tío antipático como su padre, que no le hacía caso. Ella era consciente de su impotencia y de su obcecación, pero eso no le importaba. La fascinación que el otro ejercía sobre ella la convertía en un pelele. En cuanto el interfecto movía un dedo, ella acudía presurosa, eso sí, haciendo mucho teatro y dando muchas explicaciones.
“Con todo eso deseaba cortar porque era humillante y absurdo.
“Y delegó en mí la solución de ese problema. Deseaba, en definitiva, que la salvara de ella misma, de sus incongruencias, de sus fijaciones. Resumiendo, tenía que haber buscado un santo milagrero, y no un simple mortal”.
“Nadie, ni tú ni nadie, puede salvar a otra persona de sí misma” “Esas palabras me recuerdan un verso de Whitman que viene a decir lo mismo: Ni yo ni nadie puede andar tu camino por ti”.
Me abstraigo. “¿Y tu novia B?” “Mi novia B no estaba enamorada de otro. Se trata de una historia de ambientes funestos. En algún periodo de nuestra vida casi todos nos hemos relacionado erróneamente o hemos caído en las redes de grupos de fanáticos o de colgados. Un día, si te apetece, te contaré mi paso por una célula trotskista.
“Mi novia B se desvivía por formar parte de una reunión de gente liberada. Su buen trabajo le costó pero acabó consiguiendo que la admitieran en ese club exclusivo. Esto sucedió antes de que empezásemos a salir juntos.
“A través de ella conocí a esos amigos suyos tan avanzados y encantadores. Ni estaba a su altura ni me sentía a gusto. Así que dejé de frecuentarlos.
“Ella puso sobre el tapete la alternativa de hacer el esfuerzo de integrarme o de rescatarla. Esa propuesta me pareció ridícula. Mejor dicho, inviable. Ni iba a hacer la primera cosa en discordancia con mi carácter, ni podía convertirme en supermán y llevármela en volandas.
“Tengo grabados en la memoria sus ojos implorantes. Fumaba y bebía demasiado. Había que aprovechar al máximo cada minuto. Vivir el momento. Vivir al límite, como en la película de Godard. Esa era la filosofía imperante en el grupo.
“El fondo de la cuestión en ambos casos es esa salvación que uno ansía, esa agua de mayo que hará fructificar la tierra sin que nosotros nos molestemos en regarla. Se puede tender la mano pero es el otro quien tiene que responsabilizarse. Esas llamadas de socorro las veo como un ardid. Lo que escucho es esto: quiero seguir así pero inténtalo tú porque comprendo que me conviene reencauzar mi vida”.
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Estoy de acuerdo en que nadie puede salvar a otro. Podemos ayudar escuchando o acompañando, podemos dar apoyo pero poco más.
¿Célula troskista?, eso sí daría para un relato.
Buena semana, Antonio
El único que puede hacerse cargo de su vida es uno mismo. Los demás pueden prestar ayuda. Y un disparate es delegar en otro lo que, en definitiva, no se quiere resolver.
Tal vez un día rememore literariamente mi captación e integración en una célula troskista cuando estaba en Francia.
Lo mismo te deseo.
Muy interesante. Una frase del texto: «que la liberase contra su voluntad» me hace pensar en otra «liberarse de su voluntad» ¿Puede uno liberarse de su voluntad? Porque la frase del texto de la novia A parece implicar que ella no podía liberarse de su voluntad y por eso pide que la libere contra…En realidad, aunque he leído y sigo leyendo libros referentes a la voluntad, por ejemplo, «Lo voluntario y lo involuntario» del filósofo Paul Ricoeur, no creo conocer ni comprender bien qué es la voluntad ni si uno la «tiene» o ella «lo» tiene a uno. Además, resuena la idea religiosa de Salvación, siempre esperando que Otro nos salve. Gracias por su texto. Saludos.
Gracias a ti, José Luis, por tus oportunas reflexiones que hacen que me replantee algunas cuestiones.
Es posible que «liberase de la voluntad» sea sinónimo de «liberase contra su voluntad». ¿No se trata de lo mismo? No esforzarse, abolir la capacidad de decisión. Admitir, incluso explícitamente, que se tiene un problema pero no hacer nada al respecto salvo pedir a otra persona que se tome el trabajo de poner las cosas en su sitio.
Ese juego, tanto a nivel individual como colectivo, es peligroso. Me refiero a delegar en otro nuestros asuntos, que los gestionarán a su manera o a su conveniencia.
Pienso que sin la voluntad seríamos simples peleles de las circunstancias y de los demás. Con esto no afirmo que la voluntad lo pueda todo ni mucho menos. Saludos cordiales.
Gracias por tu comentario. ¿Qué es voluntad? Muchos entienden esfuerzo, decisión, elección entre opciones alternativas, lo que implica un cierto ignorar, dudar, intentar averiguar cuál es la mejor opción. Cuando una persona pide ayuda, contra su voluntad, dice que es su voluntad la que la tiene oprimida, que su propia voluntad es esclava y, por tanto, no se puede liberar de ella con ella. Desde fuera, el que no sufre esa voluntad, ese deseo, que le trae infelicidad, le dice que lo deje, pero que debe hacerlo llevando a cabo la iniciativa de «otro» deseo, contrario, con un esfuerzo de voluntad, su voluntad antigua que la esclaviza contra la «nueva» voluntad, el nuevo deseo que le llevaría en otra dirección, aparentemente más allá de su infelicidad. Me enrollo, lo siento. Pero si uno ve un peligro real, si lo ve de verdad, como una cobra ahí, no necesito ni esfuerzo ni voluntad. La inteligencia de la auto-conservación actúa de inmediato. Por eso, en vez de más voluntad, más deseo, conflicto de ellos, se requiere inteligente percepción que acarrea la acción instantánea. La persona que dice que la salven no ve que pide un imposible, no ve con claridad el peligro en que está, como si fuera ciega. Sólo el ver el real peligro moviliza todo el ser sin conflicto. No sé si se entiende algo. Remito a la enseñanza de Jiddu Krishnamurti que, creo, lo explica mejor que yo. Cálidos saludos.
Es evidente que nadie da lo que no tiene. A quien carece de voluntad no se le puede pedir que recurra a ella. Como al que está debilitado no se le puede pedir que se esfuerce. Creo haber entendido tu razonamiento que pone de manifiesto la complejidad de este tema.
En esta entrada abordaba sobre todo la cuestión de las relaciones humanas. Solemos trampear, mentir, auteengañarnos. Pero no es el caso ni de mi novia A ni de mi novia B. Muy al contrario tenían esa «inteligente percepción» de que hablas, pero su acción fue buscar la solución en otra persona. A mí parece una actitud bastante frecuente.
Quien quiere adelgazar, estar en forma o dejar de fumar busca la ayuda de un especialista. Pero este no puede impedir que el otro se abalance sobre el frigorífico o, al pasar por una confitería, entre y se atiborre de pasteles. Hace falta voluntad, determinación, concienciación, motivación… llámalo como quieras. No hablo de disciplina por disciplina, que me parece aberrante, sino de la disciplina que conlleva o engendra nuestro compromiso con vistas a lograr nuestro objetivo, ya sea este aprender alemán o salir de un atolladero. Vaya por delante que no creo en la omnipotencia. La vida puede desbordarnos.
Mi novia A jugaba sucio. Era lo bastante inteligente para comprender lo humillante se su situación, pero no quería cortar.
Gracias de nuevo. También creo entender lo que dices. Me hace seguir pensando, a partir de este relato, en este asunto tan complejo, parece. Saludos.
Seus textos sempre ricos! Obrigada!
Você é muito gentil, Mara. Seus textos também são muito ricos. O coração humano é complexo e contraditório.
Com meus melhores desejos.
Beijo no coração amigo, ainda quero ter livro seu!!! 😘
Obrigado pelo seu interesse. Eu publiquei alguns livros na Amazon.
Deixo o endereço:
[…] a través de Sálvame — El bosque silencioso […]
De una manera absoluta, nadie nos puede salvar, y cualquier forma de pedir salvación es pedirlo de forma absoluta. Creo que ese tipo de novias aún quedan, pero van a la baja. Un abrazo Antonio.
No sé si el deseo de ser salvado es una trampa o una tentación. O ambas cosas. Es una buena noticia saber que ese tipo de novias y, en general, de personas va a la baja. Que tengas un buen día.
En el campo de lavanda me ha traido hasta tu blog y me alegro porque me ha gustado lo que he encontrado.
Es un placer invitarte igualmente a visitar El Zoco del escriba y así charlemos de lo que prefieras mientras nos tomamos un té con hierbabuena.
Un abrazo.
Alberto Mrteh (El zoco del escriba)
Yo también me alegro de esa deriva de un campo de lavanda a un bosque silencioso, y de este a un zoco marroquí. Las peripecias de la vida.
Ya anoche estuve leyendo algunas entradas tuyas. Será un placer charlar y tomar un «thé à la menthe». Un abrazo.
Muchas gracias Antonio,
serás siempre bienvenido.
Un abrazo.
Ayudar y aconsejar pero solamente en el caso si te piden tu consejo o ayuda. La decisión es la cosa personal. De todos modos lo considero totalmente infantil y muy teatral eso de …» salvame….»Pues, cada uno tiene que tocar el fondo ( su propio fondo)y buscar la salida el mismo. Un beso.
Por supuesto, ayudar y aconsejar sólo si te lo piden. Y aun en ese caso hay que andarse con cuidado, pues puede tratarse de una triquiñuela. Esa solicitud tiene que ser sincera y no una manipulación o una coartada.
Coincido en que a menudo es una actitud infantil. Me refiero a esperar que otra persona te saque las castañas del fuego.
Como siempre, das en el clavo: hay que tocar fondo para poder salir a flote y nadar. Ahora bien, el peligro de ahogamiento es real. Un abrazo.
💞❤💞
Gracias, Etiliyle. Me alegro de que te haya gustado. Saludos cordiales.