Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘Emma’

356.-Me cuenta Emma que su cuñada ha aborrecido el vino. “Se ha vuelto abstemia” “Ni hablar. Se ha pasado a la cerveza, pero a la auténtica: a la alemana, a la belga, a la irlandesa, no a esta que estoy tomando que, en su opinión, no es más que una bebida de cebada” “No sabía que fuera una entendida” “De eso se las da.

“Pero a mi hermano le sigue gustando el tinto. El otro día fue al supermercado y compró un Rioja crianza de 2015 que estaba a buen precio. Para almorzar descorchó la botella. Pues bien, señalándola con dedo acusador y frunciendo el ceño, mi cuñada preguntó: ¿tú me has pedido permiso?».

357.-Una amiga de Emma, mientras tomaban el té con galletitas inglesas en uno de sus encuentros “at five o’clock” de los jueves, en plan poético-intelectual con un toque “new age”, soltó: “Los sentidos son cinco farolas. Cuando se apagan se hace la oscuridad” “Supongo que algo replicaste” “Sí, y no se lo tomó a bien. Dije que ella era una radio. Con apagarla era suficiente para no escuchar tantas pampiroladas.

“En otra ocasión esa misma amiga que, cuando está en vena, no hay quien la pare, hablando de la evolución, nos recordó que el hombre desciende del mono. Como nadie se inmutara, preguntó: ¿No lo creéis así? Depositando gentilmente mi taza en el plato blanco de filo dorado, respondí: Esa teoría está anticuada. El hombre está emparentado con la langosta”.

358.- Estaban sentadas en la terraza de un bar, tomando una copa, hablando animada e ininterrumpidamente. El tema de conversación era los maridos, en activo o fuera de servicio, que no salían bien parados. Al que no le sobraba le faltaba algo. El que no era autoritario era un cantamañanas. El que no se llevaba todo el santo día tirado en el sofá, se iba y regresaba a las tantas.

Una de ellas confesó que su ex no fumaba ni trasnochaba ni era mujeriego ni borracho ni manirroto pero que ella, sencillamente, no lo soportaba.

Otra, harta de las arbitrariedades de su media naranja, pilló un enfado monumental y le comunicó que no estaba dispuesta a seguir con él ni un día más, que lo aguantara su madre. «Con su cachaza habitual, que me ataca los nervios, replicó que eso mismo dirían a nuestro hijo cuando llegase el momento”.

Por ocupar una mesa cercana, cada vez más incómodo, asistía a ese repaso que una morenita pizpireta resumió así: «Los hombres son unos seres básicos, predecibles y rutinarios». Me levanté. Las mujeres callaron.

Luciendo la más encantadora de mis sonrisas, no pude contenerme y pregunté: “¿No se cansan de poner a parir a los maridos?” “Por favor. No son ustedes tan importantes” «Por supuesto. No merecemos que se nos preste tanta atención. Hay temas de conversación mucho más interesantes».

Read Full Post »

352.-Alice Miller en “El drama del niño dotado” distingue un narcisismo patológico y un narcisismo sano. Al segundo pertenecen la autoestima y el autorrespeto. El primero se puede manifestar como depresión o como grandiosidad. Una y otra son la cara y la cruz de la herida narcisista.

Ese trastorno es el efecto de circunstancias externas que obligan al niño a sacrificar su verdadero yo y a fabricarse uno falso que satisfaga, en primer lugar, las expectativas maternas.

Para la psicoanalista de origen polaco la madre tiene un papel primordial en este drama. Ella es la única realidad para el niño en sus primeros meses de vida.

La inmolación del verdadero yo se realiza en aras de la supervivencia física. Aquí está la raíz no sólo del síndrome maníaco-depresivo, sino de las neurosis obsesivas, de las compulsiones y de las perversiones.

La terapia propuesta es propiciar un trabajo de duelo. La curación se produce cuando el paciente revive los sentimientos y las emociones que ha reprimido, ignorado o deformado largo tiempo.

353.-En el ensayo que le ha dedicado, Alice Miller presenta el desprecio como una expresión de debilidad. Lo considera “el arma del débil y la capa protectora contra ciertos sentimientos propios que resultan desagradables”. Reconoce asimismo que en su base hay un ejercicio de poder, fácilmente identificable en los tratos discriminatorios. Indefectiblemente el desprecio conduce a la humillación.

354.-Emma me cuenta una anécdota familiar mientras tomamos una copa en la terraza de La Fragata, ella una cerveza y yo un blanco seco frío.

Su hermano y su cuñada fueron de compras a Mercadona. “Al que está en la calle Salado” precisa. “Si has ido a ese supermercado, habrás visto que a la puerta hay un mendigo.

“Cuando mi hermano y su mujer salieron, a ella se le ocurrió hacer una buena acción y echó la calderilla del cambio en la caja de cartón que el indigente tenía en la mano. Este, tras observar críticamente esos pocos céntimos y a la donante, exclamó: “¡Es usted un ángel!”. Ella que, con todo su saber, es incapaz de detectar la ironía cuando sahúman su ego, tomó al pie de la letra ese comentario mordaz y replicó: “No, no lo soy”.

“El mendigo, francamente asombrado, miró a mi hermano que aprovechó la ocasión para ratificar dicho punto: “No, no lo es”.

Read Full Post »

320.-Adaptar o recrear, por reflejar la propia experiencia, aquello que se considera significativo en otros textos, es un recurso atestiguado en la literatura desde sus inicios. Hay quien lo llama expeditivamente “fusilar”. Un ejemplo lo tenemos en San Juan de la Cruz, a quien la Égloga II de Garcilaso de la Vega le sirve de referencia e inspiración para algunos pasajes de su Noche Oscura.

321.-La literatura es el único campo en el que reina la libertad. Se puede cargar sobre las espaldas del personaje correspondiente cualquier disparate. Con o sin maquillaje se puede consignar lo que al autor se le pase por la cabeza. Se puede hacer un uso “ad libitum” de las palabras, estén o no estén en el diccionario.

La literatura es un adelanto del paraíso. El reverso de las restricciones y estrecheces impuestas por las normas sociales.

322.- El trabajo constante obra milagros. La inspiración existe. Hay textos inspirados. Pero el camino literario, o artístico en general, se puede recorrer día a día y llegar tan lejos como a uno se lo permitan sus fuerzas.

323.-El objetivo es siempre la depuración, podar lo superfluo. La mayor eficacia narrativa es la concisión. “Le mot juste” que dijo Flaubert; tal vez esa palabra justa no exista siempre. Aun así, representa un ideal que da los frutos más selectos.

324.-Una de las aplicaciones y beneficios de la capacidad fabuladora es que sirve para ordenar el pasado. Gracias a esa reorganización se logra que los recuerdos arrojen una nueva luz. Supone también un intento de comprender e integrar. La escritura se convierte en un acto de belleza y un proceso de reconciliación.

325.- Dice Emma filosófica: “La vida es una deprimente mezcla de soberbia y cerrilidad, una sucesión de naderías a las que concedemos una importancia desmesurada” “Afortunadamente” replico, “la literatura las rescata y demuestra que son el variado atuendo que reviste la eternidad”.

Read Full Post »

319.-Me cuenta Emma un incidente que le ocurrió haciendo cola en una caja del supermercado al que va habitualmente a hacer las compras.

“Delante de mí estaba esa vecina tan redicha de la que te he hablado en otras ocasiones” “No para encomiarla” “No hay motivos para eso como a continuación voy a demostrar. Estaban ella y su madre, que es una mujer discreta. Durante el atranque provocado por su vástago se mantuvo en segundo término, y cuando habló, fue para contemporizar”.

“No voy a ocultar que no le tengo aprecio. Ayer, en el súper, revalidó mi rechazo. La madre había pagado la compra completa, la suya que era la mayor parte, y la de su hija que eran solamente dos o tres cosas. Cuando mi vecinita se percató del hecho, se dirigió al cajero, que era un chico al que se veía inexperto, y le ordenó, porque eso fue lo que hizo con ese tono autoritario que usa para cortar de raíz cualquier réplica, que hiciese dos cuentas diferentes.

“La madre que la trajo al mundo se apresuró a decir que no era necesario rehacer la operación, y pidió a su hija que le diese el dinero a ella.

“Mi vecinita declaró que quería su tique de la compra, y que era el deber del empleado atender en todo a los clientes. El joven, que asistía a la escena en creciente estado de tensión porque, aparte de su bisoñez, la cola era larga, se dispuso a complacerla.

“La situación era ridícula. Pero a ella no le importaba tener esperando a la gente mientras el cajero pasaba de nuevo los productos por el escáner y sacaba dos tiques.

“En esto cometió la torpeza de lanzarme una mirada en la que se leía que así era como había que proceder. Y sus ojos se encontraron con los míos en los que se leía lo que pensaba de ella.

“El cajero estaba nervioso y se equivocó. La madre repitió que le pagase a ella. La hija replicó: «Si no sabe cómo rectificar, que llame al encargado». El joven, que las estaba pasando canutas, consiguió resolver el problema.

“Mi vecina, tan estilosa, tan delgada, que por eso parece más alta de lo que es, con ese pelo tan lacio y tan repeinado, cogió su tique, sacó el monedero del bolso y pagó su cuenta. E hizo un último gesto que acabó de solidarizarme con el empleado, el cual se contuvo y no hizo lo que yo, en su lugar, no me habría privado de hacer aun a riesgo de ser despedida.

“La vuelta que le dio a la estirada señorita ascendía exactamente a dos céntimos, que ella con un displicente gesto de la mano indicó que podía quedarse. El deseo del chico, y el mío también, habría sido tirar a la cara de la susodicha la monedita o, cuando menos, decirle que se la metiera donde le cupiese.

“Pero tal desahogo le habría costado el puesto de trabajo o una buena reprimenda. Así que, tragándose su rabia, depositó el pequeño círculo cobrizo sobre la bandeja de salida. Entonces ella, con la punta del dedo, lo arrastró sobre la superficie de acero inoxidable y dijo: “No lo quiero”.

“Pensé que el muchacho iba a saltar. La otra miró hacia atrás, pero yo no era ni de lejos el testigo que ella buscaba para secundarla en su indignación. Comprendió que, en el caso de que me pusiera de parte de alguien, no iba a ser de la suya.

“Tras dar ese paso en falso volvió la cabeza del otro lado, pero su madre se había alejado prudentemente. Dijo: “Espera, mamá” y más tiesa que un ajo se fue taconeando a su encuentro”.

Read Full Post »

318.-Sorprende a Emma la cantidad de temas y personajes que encierra la literatura, poco menos que inagotables. La miro para saber si está hablando en serio o en broma. Ella capta ese gesto suspicaz. “¿Acaso no es verdad?” dice.

“Claro que no” replico, “en lo que respecta a los temas su inventario es bastante limitado aunque sus ramificaciones sean numerosas. Los subtemas son variados, pero los troncos de donde nacen se pueden contar con los dedos de las manos, y es posible que sobren algunos”.

“¿Cuáles son esos temas matrices?” “Hay que empezar señalando que no son sólo literarios sino también filosóficos. Para abreviar podemos llamarlos los grandes temas.

“Los aborda el arte y el pensamiento porque, en definitiva, todas las manifestaciones culturales se reducen a ellos. Ahí están las semillas de todas las historias.

“Por muy llamativa u original que te parezca una obra literaria, si nos paramos a analizarla, descubriremos que desarrolla uno de los temas fundamentales. Es posible que el ropaje nos despiste, o nos induzca a error, incluso que durante un tiempo ese libro goce del privilegio de la novedad absoluta. Es una cuestión de deslumbramiento, a menudo apoyada en una buena operación de márquetin.

“¿Cuáles son esos temas que admiten muchas variaciones? Uno es el mal, su inapelable presencia en el mundo. Esa hidra a la que le nacen dos cabezas cuando le cortan una, ese monstruo con una infinita capacidad de regeneración, posee también el don de camuflarse, de confundirse camaleónicamente con el entorno hasta el punto de hacer creer que no existe, que es un puro cuento forjado por la mente calenturienta de un idiota. Los disfraces del mal dan para llenar un guardarropa o una biblioteca.

“El segundo tema que voy a citar (esta enumeración no implica orden de importancia) es el poder, ciertamente relacionado con el anterior. Incluso podría afirmarse que son hermanos si no carnales, de leche. Amamantados por la misma loba, suelen marchar de la mano.

“Dios o la trascendencia es otro. Y estrechamente relacionado con este se encuentra el tema del alma. El más allá, ese horizonte brumoso que unos niegan y otros consideran la meta, la verdadera patria, y que tan poéticos nombres ha recibido en las diferentes religiones, es una fuente de inspiración que no cesa de manar. El alma, según Platón, es la parte divina que hay en el ser humano. Estos temas, en contraposición a los dos primeros a los que cabe calificar de terrenales, son celestiales. O si lo prefieres, materiales y espirituales respectivamente. O también descendentes y ascendentes. Abajo y arriba.

“Otro tema fundacional, el quinto de esta lista, es el tiempo. Su paso, su esencia son perfumes tan intensos que pueden llegar a marear. Hay obras basadas en un intento de aprehenderlo. Algunas han tenido éxito. Han logrado dejar al descubierto la dimensión eterna de los efímeros negocios humanos. Han logrado rescatar nuestra precariedad de la rueda zodiacal de Crono. Somos insectos atravesados por los tres alfileres del pasado, el presente y el futuro. Y ese martirio da mucho juego.

“Tan difícil de captar como el tiempo es el deseo, e igual de productivo. Es el combustible de nuestras acciones. Nos arrastra, nos hunde, nos eleva. Si no nos propulsase el deseo, no moveríamos un dedo. Es tan necesario como el pan. En este tema podemos incluir las pasiones, que son deseos desatados. Según mi opinión es aquí donde tienen su lugar el amor y el odio.

“El séptimo tema es los sueños y los ideales, uno de cuyos subtemas es un motor social en constante funcionamiento. Me refiero a la utopía que a veces es tratada en clave de distopía. Una y otra son el haz y el envés del proyecto de reencauzamiento de colectividades con tendencia a descarrilar. Este bloque abarca también la justicia”.

“Otro tema fundamental es la muerte” apunta Emma. “Ya hemos hablado del más allá y de la trascendencia a los que está ligada la muerte como el final absoluto o el principio de otra vida. El descenso a los infiernos es uno de los subtemas más antiguos, atestado en el libro XI de la Odisea y en el libro VI de la Eneida. Gilgamesh, el primer héroe épico, partió en busca de la inmortalidad y acabó aprendiendo que a la muerte no se la puede burlar. Pero esto no quita que los que se fueron puedan ser visitados o evocados, y que puedan regresar al mundo de los vivos por diversas razones. Fantasmas, espectros, almas en pena recorren el folclore de los pueblos y se pasean también por la literatura.

“Creo que ya hemos acabado” “No. Faltan los otros” “Cierto. El prójimo plantea inevitablemente el problema de la identidad o la mismidad, así como las cuestiones del doble y la sombra. Si te parece, preguntándonos quién eres tú, quién soy yo, dónde se levanta la frontera que nos separa, cómo podemos franquearla…, ponemos punto final a este discutible catálogo” “Sólo nos ha sobrado un dedo”.

Read Full Post »

III

317.-Volviendo a nuestro héroe nórdico, cuando es encerrado en la jaula, donde en todo momento conserva la compostura, y es conducido al lugar donde lo van a ajusticiar, Ragnar Lodbrok aprovecha esa última oportunidad para mostrarse como un consumado impostor.

Justamente encima del pozo de las serpientes, después de haber soportado un larguísimo calvario sin proferir una queja, como un auténtico vikingo, pronuncia su discurso postrero, el broche final que cierra sus días.

Quien no creía, ni cuando se sinceró con su homólogo sajón, ni ahora, en el Valhalla, donde se banquetea eternamente en el majestuoso salón de Odín, ni en valquirias ni en elfos ni en nornas, con voz tonante se dirige a la concurrencia antes de que abran la compuerta de la jaula.

Ante un público francamente impresionado, del que forma parte el rey Ecbert con hábito monástico, este machote escandinavo hace una estremecedora declaración de fe. Que sea de cara a la galería no le quita un ápice de dramatismo. Como buen político, Ragnar es un actor de primera.

Hasta el espectador, aun estando en antecedentes, es embrujado por esas vociferaciones a los cuatro vientos. Dentro de poco, afirma el condenado, las vírgenes rubias lo trasladarán al paraíso donde curarán sus heridas y le darán a beber el exquisito hidromiel de los dioses, el que está reservado a los guerreros muertos en combate…

El número que Ragnar Lodbrok monta en la jaula es de antología. El gran héroe se revela como un redomado tartufo, aunque dicho sea en descargo de esa figura semilegendaria, la falsedad que rezuma ese episodio se corresponde más con la posmodernidad, es decir, con los creadores de la serie, que con la alta Edad Media.

Esa puesta en escena es la última medida política del personaje. Con ella está matando dos pájaros de un tiro: amedrantar a los circunstantes y preparar la venganza de sus hijos. Ragnar sacará el mayor partido posible a su ejecución, que no será en vano.

Tras allanar el terreno a sus sucesores, este “showman” que no cree en el más allá, afrontará su destino valerosamente. Esta entereza y sus hazañas justifican su inclusión en las sagas.

En el fondo del pozo de las serpientes, acribillado a mordeduras, Ragnar Lodbrok compone una estampa digna de figurar en un martirologio. El lugar, además, ha sido sacralizado por este sacrificio humano y, como presiente el rey Ecbert, puede convertirse en un centro de peregrinaje.

Las series televisivas en general son de un didactismo que interfiere en el disfrute de las mismas, forzando a veces la retirada del espectador cansado de tanta moralina. La pedagogía es una tentación irresistible para quienes cortan el bacalao. Antes y ahora se ha practicado. En eso los tiempos apenas han cambiado. Antes el adoctrinamiento era fundamentalmente religioso y ahora es ideológico. El objetivo es el mismo y se sintetiza en la consigna “compórtate como es debido”.

Read Full Post »

II

316.-La otra gran realidad de la filosofía de la intensidad, y en consecuencia de la serie “Vikingos”, aunque no en la desmedida proporción de “Dos metros bajo tierra”, es el sexo. Su planteamiento no tiene nada de subyacente o sutil. Es un plato que ponen en la mesa sin preguntarse, o a lo mejor sí, en cuyo caso tienen más delito, si al espectador le apetece.

Sexo sin tapujos, escenas pornográficas como la felatio que, en su propio despacho, le hace una chica al alcalde de Boston en la serie “Bajo escucha” (“The wire”). Uno está tentado de concluir que debe tratarse de una práctica corriente en las sedes públicas de los EEUU, desde la Casa Blanca a los lavabos del Senado.

En relación directa con esta inmersión sexual se encuentra la escatología verbal. Palabras malsonantes, juramentos, insultos. Una gama tan extensa de imprecaciones y groserías supuestamente chistosas que sólo puede responder a consignas concretas de despertar al amuermado televidente. En verdad no es más que una exhibición de coprolalia.

Teniendo en cuenta que una de las claves de la filosofía de la intensidad es la búsqueda denodada del espasmo liberador, no hay que extrañarse de esa incidencia en la procacidad. La posmodernidad pregona que la salvación viene por la desinhibición total. Esa es la buena nueva.

Si a lo anterior añadimos la perentoriedad de lo inmediato, tenemos el cuadro completo. Mi amiga Emma afirma, con una seriedad que excluye cualquier duda, que la próxima vez que en su presencia alguien saque a relucir el aquí y el ahora, se pondrá a gritar.

Resumiendo, las cuatro patas en las que se sostiene esta silla son el poder, el sexo, el lenguaje cuartelero y el presente rabioso. A esto se resume la vida. Ese es su cañamazo. Si se encuentra otra cosa, su puesto en el “ranking” es secundario.

Una imagen emblemática de la filosofía de la intensidad la constituye Nate, de “Dos metros bajo tierra”, conduciendo una moto a toda pastilla, sin casco, por una peligrosa carretera de la costa. Le han descubierto una malformación vascular en el cerebro. Tras la lección filosófica de una motera cuya pareja murió en un accidente de tráfico, Nate, a quien ella, en plan hada madrina, le regala la máquina del fallecido, sale a banderas desplegadas a gozar de ese momento.

Ella es clara: hay que hacer lo que a uno le apetezca sin mirar las consecuencias. Téngase en cuenta que sólo se vive una vez. Esta obviedad justifica las cogorzas, los atracones, las rayas de coca o los comportamientos suicidas.

Y si Nate se precipita por el acantilado, cosa que no ocurre porque es uno de los protagonistas, el de mente más abierta además, el más comprensivo, en su funeral, cuando hagan su panegírico, siempre habrá alguien que diga: “Se despeñó gustoso”.

Aparentemente la filosofía de la intensidad no contempla, aparte de las antedichas, otras formas de gozar la vida, que seguramente admite pero que considera inferiores o, utilizando la terminología apropiada, de baja intensidad.

Read Full Post »

I

315.-Ambientada en la Edad Media, la serie “Vikingos” es una reconstrucción histórica centrada en el personaje semilegendario de Ragnar Lodbrok. Y es también una muestra de la tan en boga filosofía de la intensidad cuyos valores y propuestas afloran por doquier.

Son numerosos los pasajes, aunque no proliferen tanto como en otras series que prácticamente son una ilustración de la nueva “Weltanschauung”, en los que el didactismo ideológico brilla con luz propia.

Es paradigmática la conversación que mantienen Ragnar Lodbrok y el rey Ecbert, en la que los dos se despachan a su gusto. Ragnar se revela como un consumado Maquiavelo nórdico que, con la excusa del bienestar de su pueblo, actúa movido por el ansia de poder, al igual que su interlocutor. En ese aspecto no se diferencian en nada.

Ragnar aprovecha la ocasión para quitarse todas las caretas. Es un ateo de tomo y lomo. A él los dioses, desde el padre de todos ellos, Odín, a Thor, el señor del trueno, sin salvar a uno solo de lo que componen el nutrido panteón escandinavo, se la refanfinflan. Si él se presta al juego, es por conveniencia, porque son las cartas con las que hay que jugar. Pero este racionalista del siglo VIII es muy consciente de que la religión no es más que un montaje.

El rey Ecbert es más discreto. Él reza y asiste a las ceremonias religiosas en las que participa respetuosamente. El sajón no hace gala del mismo descreimiento a machamartillo, pero en ningún momento contradice al otro porque, en el fondo, comparte la opinión de Ragnar. La religión es un cuento. O bien, desde un punto de vista realista, otro instrumento de poder.

Por obtener y conservar el poder ambos se conducen como hermanos gemelos. A ninguno le tiembla la mano cuando tiene que descargar un golpe mortal. Traiciones, infidelidades, mentiras, crímenes son la moneda corriente de las transacciones políticas. Lo cual no quita que uno y otro tengan sentimientos y los muestren. Una de las características de la filosofía de la intensidad es que el hombre exhiba sus emociones, que llore, que abra su corazón en un momento dado. Ragnar y Ecbert soportan estoicamente los embates de la soledad y de la incomprensión anejas al ansiado cargo regio.

Unas veces explícita y otras implícitamente los dos monarcas coinciden en casi todo, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. Comparten el convencimiento de que la única realidad es el poder. Socialmente hablando no hay otra. Si tienes el poder, el resto viene por añadidura.

Saben también que la fea cara del ordeno y mando hay que maquillarla para que no asuste demasiado. Es decir, su ejercicio, salvo en el caso del despotismo absoluto, requiere coartadas. En este campo el rey Ecbert, más diplomático que su homólogo nórdico, sabe hilar más fino. Tiene claro que “potestas et imperium” hay que asociarlos a planteamientos filantrópicos.

El poder es un impulso primario. En la serie se traduce en continuos ajustes de cuentas que constituyen una de las líneas argumentales. Una máxima vikinga podría ser: “El que la hace la paga”, si es con creces mejor.

También la podría ser de los sajones, pero los hijos de Odín conjugan el verbo matar en todas sus variantes y con toda crueldad. La serie ejemplifica bien el adjetivo “bárbaro”. Dedicados en los meses veraniegos al exterminio y al pillaje, los vikingos se convirtieron en una plaga.

Verdad es que a la hora de clavar el puñal no distinguían entre propios y extraños. Igual caía el novio, el hermano, la princesa Aslaug o todos los habitantes de Algeciras. Lagherta, que no perdonaba una, aprovechaba las ocasiones estelares para dar más realce a sus venganzas.

La sangre derramada empapa los capítulos de esta serie. Ese fluido tan especial, como lo caracterizó Goethe, es el sello de la casa. Corre por los arroyos, salpica la cara de los guerreros, tiñe sus manos y su ropa. Las correrías marineras de los vikingos son una exaltación de ese atavismo que se complace en la muerte. Las escabechinas que organizan son un fin en sí mismas, una celebración orgiástica.

Read Full Post »

313.- “Ayer” dice Emma “una amiga nos contó que no comprendía por qué su suegra se había enfadado con ella. No vayas a pensar que estaba bromeando. Hablaba seria. Tampoco vayas a pensar que estaba haciendo teatro” “¿Qué debo pensar?” “Su relato estaba motivado por su mala conciencia. Es la única explicación plausible. Buscaba nuestro beneplácito, que le confirmásemos que su suegra se había comportado como una niña, y que ella había actuado correctamente” “Lo que tú no hiciste” “Prudentemente me callé. Consideraba, por supuesto, que su suegra se había molestado con razón.

“La tiene en su casa. Aunque es una persona mayor, quiere ser útil. A mi amiga le gustaría que se estuviese quietecita en el sofá porque tiene una forma de hacer las cosas que no es la suya, obligándola a ir detrás de ella para rehacerlas.

“Cada maestrito tiene su librito, los estilos difieren. Pero la quisquillosidad y el perfeccionismo no son la respuesta sino el respeto o, en todo caso, la mano izquierda.

“Con el fin de colaborar a la señora se le ocurrió fregar los platos, tazas y cubiertos del desayuno. Dicho y hecho. Cuando mi amiga entró en la cocina, vio que todo estaba limpio y ordenado en el escurridor. No pudo evitar poner mala cara. Ella venía precisamente para meterlo todo en el lavavajillas. Ni corta ni perezosa eso fue lo que hizo en presencia de su suegra.

“Nos explicó que en su casa, por motivos de higiene, no se friega a mano” “Que es como se ha hecho siempre” “Y añadió que para eso habían comprado ese electrodoméstico, que lo tenía casi lleno y pensaba ponerlo después del desayuno…

“Resumiendo, a su suegra le supo a rayos que le enmendaran la plana y estuvo de morros todo el día” “¿Cómo quería que estuviera después de ese correctivo? Interpretaría esa decisión como una falta de confianza en su trabajo” “Mi amiga insistió en que actuó así por inercia, sin intención alguna, y acusa a la otra de ser picajosa” “De su propio pecado” “Es lo que suele suceder”.

314.-Las personas dotadas de carisma ejercen un fuerte, a veces irresistible, ascendiente sobre los demás. Su mirada, particularmente, emana una poderosa fuerza de atracción. También su voz y sus gestos.

Podríamos citar a Moisés. Pero las hay más cercanas y domésticas. Aunque los verdaderos adalides religiosos, políticos, sociales, no abundan, el muestrario es lo bastante amplio para advertir que hay dos tipos: los luminosos y los sombríos.

Lo numinoso se manifiesta tanto en unos como en otros. Esa aureola resplandeciente o tenebrosa es a la divinidad a quien pertenece. Jung afirma que Dios tiene esa doble vertiente. Por esa razón hay que amarlo y temerlo.

Lo numinoso anonada. En comparación, nuestras fuerzas humanas son un grano de arena en el desierto, una pavesa zarandeada por el viento, una gota de agua en el océano.

Read Full Post »

297.-“Qué parciales somos. Con cuánta subjetividad planteamos cualquier cuestión” exclama Emma. “Quieres decir que todos arrimamos el ascua a nuestra sardina” “Quiero decir que cuando contamos algo nos encanta que nos den la razón, que nos confirmen que hemos actuado correctamente” “Y ese interés encubre mala conciencia” “En numerosos casos sí”.

Elena, una amiga de Emma, le comentó que le resultaba incomprensible la actitud de Luisa, una tercera amiga de ambas.

Esta mujer vivía en otra ciudad y había venido expresamente para pasar el fin de semana con Elena. Habían estado paseando por el casco antiguo, viendo una exposición de pintura, comiendo en un restaurante. También habían ido al cine. Resumiendo, lo habían pasado bien.

El domingo por la tarde Luisa debía coger el tren de regreso. Esperaba que Elena la acompañara a la estación, pero esta alegó que estaba cansada, que prefería quedarse en casa.

“Y se disgustó” le contó Elena a Emma, “pero habíamos estado todo el tiempo yendo de un sitio para otro y no tenía fuerzas. De lo único que tenía ganas era de estar tendida en el sofá”.

Sigue refiriendo Emma: “Con Luisa he hablado por teléfono recientemente e hizo también alusión a esa historia. Admitió que esa actitud era propia de Elena. Pero ese desplante no lo esperaba. Aunque estuviese cansada, podía haberse molestado en acompañarla. Eso era lo que ella habría hecho, lo que cualquiera habría hecho. Y acabó pidiéndome la opinión: ¿tú no? Respondí que sí.

“Elena me hizo también una pregunta parecida. Dijo: ¿A ti no te parece normal, después de dos días tan ajetreados, quedarte en casa y despedirte allí mismo?”.

Emma había respondido también afirmativamente. “Pues, créelo, se marchó enfadada” añadió Elena.

“El enfado para una estaba justificado y para la otra no. Y las dos querían que me hiciese cargo de sus razones” concluyó Emma. “Cuando hablamos” repliqué “buscamos a menudo que simpaticen y se solidaricen con nosotros aunque no nos lo merezcamos, o sobre todo por eso, como es el caso” “El caso de Elena” “Naturalmente”.

298.-Un buen político, en el sentido de inescrupuloso, aunque probablemente estoy incurriendo en una redundancia, debe reunir tres requisitos: tener un estómago como el de un buitre (ser capaz de digerir cualquier cosa), tener las espaldas más anchas que las de un estibador (importarle un comino lo que digan de él) y tener una lengua capaz de hacer más filigranas que las manos de un platero (decir Diego donde dije digo cuantas veces sean necesarias y algunas más).

299.- La filosofía del Platón se centra en el pensamiento, la de Epicuro en los sentidos. Para el primero lo prioritario es pensar y para el segundo sentir. El viejo dilema de la mente y el cuerpo. Los sentidos nos suministran los datos, a los que la capacidad de abstracción del intelecto confiere sentido.

300.-Para Platón una de las palabras claves es moderación. Tanto esta como la justicia se desarrollan a partir del hábito y del ejercicio. Filosofar implica las dos cosas. Por un lado, no dejarse esclavizar por los apetitos del cuerpo, mantenerse apartado de ellos, guardar las distancias. Por otro lado, cultivar la rectitud. Platón recomienda resistir. En nuestros días esta propuesta no es precisamente popular. El ateniense habla incluso de “pureza” que es un concepto en franca decadencia. Para alcanzar ese estado transparente, aparte de no abandonarse, hay que rechazar también la riqueza, los honores, la fama. De esta forma nos convertiremos en filósofos. ¿Pero quién aspira a eso?

Read Full Post »

Older Posts »