Feeds:
Entradas
Comentarios

Posts Tagged ‘Alice Miller’

352.-Alice Miller en “El drama del niño dotado” distingue un narcisismo patológico y un narcisismo sano. Al segundo pertenecen la autoestima y el autorrespeto. El primero se puede manifestar como depresión o como grandiosidad. Una y otra son la cara y la cruz de la herida narcisista.

Ese trastorno es el efecto de circunstancias externas que obligan al niño a sacrificar su verdadero yo y a fabricarse uno falso que satisfaga, en primer lugar, las expectativas maternas.

Para la psicoanalista de origen polaco la madre tiene un papel primordial en este drama. Ella es la única realidad para el niño en sus primeros meses de vida.

La inmolación del verdadero yo se realiza en aras de la supervivencia física. Aquí está la raíz no sólo del síndrome maníaco-depresivo, sino de las neurosis obsesivas, de las compulsiones y de las perversiones.

La terapia propuesta es propiciar un trabajo de duelo. La curación se produce cuando el paciente revive los sentimientos y las emociones que ha reprimido, ignorado o deformado largo tiempo.

353.-En el ensayo que le ha dedicado, Alice Miller presenta el desprecio como una expresión de debilidad. Lo considera “el arma del débil y la capa protectora contra ciertos sentimientos propios que resultan desagradables”. Reconoce asimismo que en su base hay un ejercicio de poder, fácilmente identificable en los tratos discriminatorios. Indefectiblemente el desprecio conduce a la humillación.

354.-Emma me cuenta una anécdota familiar mientras tomamos una copa en la terraza de La Fragata, ella una cerveza y yo un blanco seco frío.

Su hermano y su cuñada fueron de compras a Mercadona. “Al que está en la calle Salado” precisa. “Si has ido a ese supermercado, habrás visto que a la puerta hay un mendigo.

“Cuando mi hermano y su mujer salieron, a ella se le ocurrió hacer una buena acción y echó la calderilla del cambio en la caja de cartón que el indigente tenía en la mano. Este, tras observar críticamente esos pocos céntimos y a la donante, exclamó: “¡Es usted un ángel!”. Ella que, con todo su saber, es incapaz de detectar la ironía cuando sahúman su ego, tomó al pie de la letra ese comentario mordaz y replicó: “No, no lo soy”.

“El mendigo, francamente asombrado, miró a mi hermano que aprovechó la ocasión para ratificar dicho punto: “No, no lo es”.

Read Full Post »

48.-Le comento a Emma: “Según la psicoanalista Alice Miller, para recomponernos, para reencontrarnos, para soltar el lastre de las emociones negativas que nos roba la energía y la salud, para recuperar la confianza en la vida, para curarnos, para ser quienes somos y no una lamentable encarnación de las proyecciones maternas y paternas, una desdichada prolongación de las carencias y de las ilusiones de nuestros progenitores…” “Por favor” me interrumpe mi amiga, “para el carro. Me están entrando ganas de echarme a llorar. ¿Qué hace falta para alcanzar ese fantástico estado?” “Un testigo cómplice” “¿Y dónde encontramos ese mirlo blanco aunque sea pagando unos buenos honorarios?” “Esa es otra cuestión que ella no aborda en sus libros, ni para la que ofrece indicaciones concretas” “Entonces estamos donde estábamos. ¿Tú tienes alguna idea al respecto?” “Ninguna. Pero dado que hay que descartar la guía de teléfonos y los anuarios especializados, lo que podemos hacer es sustituir a esa “rara avis” por el maestro interior, que además no cobra nada” “¿Y ese maestro interior es capaz de hacer el mismo trabajo que el testigo cómplice?” “Si lo escuchas y sigues sus recomendaciones, como hacía Sócrates con su daimon, te resulta de gran ayuda” “¿A ti te ha recompuesto?” “Hoy estás muy preguntona”.

 

 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

Read Full Post »

12.-Sabemos el día en que decidimos embarcarnos y poco más. Ilusiones, confianza, determinación. Ninguna garantía. Ése es el trasfondo de cualquier empresa o aventura. El destino y los incidentes de la travesía pertenecen al secreto del sumario. Son un misterio que se irán desvelando a lo largo y al final del viaje.

11.-Las reacciones emotivas negadas o reprimidas siguen vivas hasta que uno las descarga sobre los objetos que las provocaron (padres, educadores u otros) o, si tal operación no es posible, sobre objetos alternativos.
La escritura constituye una forma de desquitarse. Un medio de manipular y, con suerte, desembarazarse de esos fardos. Una venganza literaria es inofensiva. Al autor lo alivia, le proporciona satisfacción, y el destinatario de los dardos más o menos emponzoñados permanece en la inopia, raramente se entera del ataque. Un trabajo de una limpieza y de una corrección ejemplares.
A través de la literatura se neutraliza la destructividad, se transmuta la energía negativa, se la canaliza adecuadamente, se elabora con ella un producto útil. La ponemos, en definitiva, al servicio de la vida. Según Alice Miller, este proceso redunda en beneficio de la humanidad.

 

 

Licencia Creative Commons
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported

Read Full Post »