Sólo mi dolor tengo y otra cosa no quiero.
Siempre me ha sido fiel y lo seguirá siendo.
¿Cómo estar resentido con quien me ha acompañado
en las horas amargas en que mi corazón
triturado era a fondo por mi acongojada alma?
¡Oh, dolor! He acabado, ya ves, por respetarte,
pues estoy seguro de que nunca te irás.
Lo reconozco: eres, a fuerza de ser, bello.
Eres igual que quienes no abandonaron nunca
el fuego de mi pobre y negro corazón.
Más que una bienamada eres tú, dolor mío:
a ciencia cierta sé que el día en que agonice,
acostado estarás, dolor, entre mis sábanas,
para en el corazón una vez más entrar.
Me he tomado libertades en la traducción al español en versos alejandrinos del poema de Francis Jammes. Espero que sin traicionar (“traduttore, traditore”) el original, que se puede consultar aquí, respetando su cadencia y su espíritu religioso.
El dolor es una de las realidades más intolerables a la que debe enfrentarse el ser humano. El dolor moral. El dolor físico. El dolor que no deja escapatoria, que te doblega. El dolor de los inocentes, de los indefensos. El poeta de Béarn opta no sólo por la aceptación sino por la glorificación de lo que marca la vida desde el nacimiento hasta el trance final.
El dolor nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte y no siempre para amargar nuestra vida en muchos casos para protegernos. Un abrazo , gracias , me gustó la traducción y en lo general la idea.
El dolor es una realidad más segura que el placer. Y eso que al segundo lo buscamos y al primero lo rehuimos. El dolor es un maestro que nos hace valorar las cosas y ponerlas en su sitio. Al final, como declara poéticamente Francis Jammes, será quien nos acompañe.
Gracias a ti, por esa oportuna reflexión. Un abrazo (en la blogosfera no hay peligro).
No sabemos que peligro llevan nuectras palabras…
Me parece cierto y acertado. Un abrazo y espero que estés bien. Tú y todos tus lectores.
Yo también espero que todos mis lectores, entre los que te incluyo, estén bien en estos malos tiempos que nos han tocado vivir. Mi familia y yo sobrellevamos lo mejor que podemos esta situación.
El poema de Francis Jammes rezuma humanidad y espiritualidad. Un abrazo.