IX
Esas briznas doradas, ¿era el sol en tu pelo?
La luz de aquellos días era azul como el cielo
y los amaneceres
de felices promesas se extendían repletos.
Mi roto corazón
esto es lo que me dicta.
Esto es lo que me ordena
que sin tardar te diga
con el único fin
de sentir tu presencia en mi casa vacía.
Mientras el sol se pone y va inundando el patio
de una luz que se palpa,
es todo tan hermoso, tan presente, tan real
que te quedas inmóvil.
Esas briznas doradas son un chisporroteo
que brota de tus ojos.

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