XI
Y siguen los cortejos, las peregrinaciones,
las noches y los días, las glorificaciones,
la fe de los creyentes, prodigios, curaciones.
A los ruegos responden las sobrenaturales
voces tonitronantes
que exhortan y conminan,
mientras la muchedumbre
se pone de rodillas.
La sangre de los muertos
borbotea de nuevo.
Las esferas entonan
su cántico perfecto.
Hasta la tierra llegan
sus armoniosos ecos.