Los días se suceden radiantes y tranquilos,
cual prefiguración de los del paraíso,
de los de ese jardín con cuatro grandes ríos
y una fuente central del que expulsados fuimos.
Estos días radiantes, cuya luz nacarada
acaricia la piel y empapa, endulza y baña
las copas de los árboles, son la prueba palmaria
de ese centro celeste que en nosotros irradia.
Estos días tranquilos son como una promesa,
hermosos camafeos de la verdad eterna,
al hombre, peregrino por áridas estepas,
del regreso a ese estado de prístina pureza.
Bello! Muy de acuerdo, incluso en este lado que ya estamos entrando al otoño.
Hoy hemos tenido un día espléndido. Ni calor ni frío. Eso quiere decir que pronto tendremos calor. Te aseguro que los veranos andaluces no son ninguna broma. Duran una eternidad y las temperaturas son abusivas.
No sé cómo son los otoños y los inviernos en Puerto Varas…pero, sin conocerlos, creo que los cambiaba por lo que aquí se avecina.
El otoño y el invierno son muy similares en esta parte. Notas la diferencia sólo por las hojas que caen en el primero y los días tan cortos del segundo.
En general las temperaturas son frías, en invierno puede haber -3º C lo más bajo y sube hasta 7ºC, eso en un día muy frío, lo más común es que la Tº vaya de 4 a 8ºC en un día.
Lo hermoso de este pueblo es cuando neva en la cordillera, estamos tan cerca que vivimos el proceso en los huesos. Cuando está nevando en los volcanes se nubla todo, una telón de nubes similar a la neblina cubre casi todo y en los huesos sientes una leve punzada que a veces te hace pensar en el frío. Al otro día amaneces frío y «con un cielo lavado» como en los libros de Tolkien y los volcanes asoman majestuosos con su primera nevada, cual vestido de seda blanquísimo. Es un espectáculo silencioso, que pasa desapercibido para muchos, pero que a mi me encanta!
La única recomendación para esta parte del globo es tener un buen sistema de calefacción y una casa bien aislada, cortinas con black out y ya! Los fines de semana ivernas feliz de la vida 🙂
Creo que me gustaría Puerto Varas. Cuando he vivivo en el extranjero (Francia y una temporada en Bélgica), me he adaptado bien a esos climas más fríos y lluviosos. Y a los horarios que poco tienen que ver con los que rigen aquí.
Me ha encantado tu descripción que pone de manifiesto tu amor a esa tierra. Cierro los ojos y veo esos volcanes nevados, esas nubes que lo cubren casi todo y, al día siguiente, «un cielo lavado» (supongo que quieres decir limpio, azul y profundo), como en Tolkien. Si estuviera allí, podría aprovechar para releer El Señor de los Anillos.
A mí, que soy un andaluz atípico, por no decir un tipo raro, me pintas un panorama cautivador. Esos fines de semana tienen que ser otra «prefiguración del paraíso.
Es un precioso poema que evoca ese estado maravilloso del alma cuando está inundada de la gracia de Dios. En ese estado no existe separación posible y todo es puro gozo y felicidad. Me ha encantado
Y a mi tu comentario en el que resaltas la dimensión mística, que se halla implícita en el poema, y que tú has expresado cabalmente.