20.- ¿Se puede concebir la izquierda sin la derecha, el día sin la noche o la mortalidad sin la inmortalidad?
Vivimos en una época sesgada que propone todo eso y se queda tan ancha. Y que nadie chiste.
Las grandes creencias han sido barridas. Vivimos en una época desalmada, en el sentido de carente de alma. También propone esto: cuerpos sin alma. Las realidades espirituales son, a lo sumo, objeto de mercadeo o de burla.
Sus lemas son dos: “Todo está permitido” y “Esto es lo que hay”. La única opción viable, correcta y aplaudida es recocerse en su propio jugo aderezado con la salsa del “carpe diem”, con ese delicioso ajilimójili.
El reconocimiento y el aprecio del mundo manifiesto no implican la negación de su opuesto complementario. Pero hablar de ese otro mundo no visible mueve a risa. O sea, hablar de la verdad, de la bondad y de la belleza como atributos divinos y como vías de salvación, hablar de la trascendencia, hablar de Platón, que es de quien parte la filosofía occidental, de la que se ha dicho que sólo son anotaciones a pie de página de la obra del pensador ateniense.
Para rellenar esa laguna de dimensiones oceánicas, proliferan las propuestas de goce inmediato. La reclusión en el aquí sin allá y en el ahora sin antes ni después. La glorificación de la tierra sin cielo. Lo que contemplamos sobre nuestras cabezas son los espacios siderales, el éter, el vacío.
El mundo es un lugar cerrado, un castillo con siete murallas alrededor. Fuera no hay vida, no hay nada.
Este estatus exige la aniquilación del impulso trascendente, el desarraigo de todo brote espiritual.
Nos encontramos en la paradójica situación de querer alcanzar nuevas cotas de libertad sofocándola.
Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported
Retrato puntual de la época tan poco atractiva que nos ha tocado vivir, donde hay que preguntarse a cada instante ¿y dónde está el espíritu?
Gracias, Antonio.
Sin duda todas las épocas han tenido su cruz. La nuestra la veo de un carácter marcadamente sesgado. No es mi intención hacer un juicio extremista ni descalificatorio. Para mí, resulta evidente (con la evidencia que proporciona la experiencia) que el ser humano es hijo del cielo y de la tierra. Pero siempre hay alguien dispuesto a negar una cosa u otra. En nuestro tiempo abundan más, creo, los que rechazan lo primero. Todos empeñados en demediar al hombre, en mutilarlo.
La salida a este laberinto es la asunción sin reservas de nuestra condición humana que es una mezcla de tendencias terrenales y espirituales, de impulsos ascendentes y descendentes. Y dando un paso más: hay que hallar una vía de trascendencia. La consigna sería: asumir y trascender.
Que tengas un buen fin de semana. En España tenemos uno de cuatro días, pues hay que añadirle dos festividades, una civil, ayer fue el Día de la Constitución, y otra religiosa, el día de la Inmaculada Concepción.
Totalmente de acuerdo contigo, Antonio. Es una época entercada en negar nuestra mitad espiritual, sobrevaluando la material.
Disfruta tu largo fin de semana, que cuando se da así en México, le llamamos puente.
Abrazo fuerte.
Hola Antonio, perdona por el atraco, te he nominado a uno de estos premios virtuales que nos acompañan en la blogosfera, no lleva instrucciones, normas, ni tienes porque aceptarlo, solo pido permiso mencionarte en mi espacio como muestra de agradecimiento.
Estaría mejor un premio literario pero yo ahí tengo poca influencia…un abrazo.
Por supuesto lo acepto gustoso. El hecho de que te hayas acordado de mí me hace feliz. Tan importante como la literatura, o más, es la amistad. Un fuerte abrazo.
Gracias por la amistad y por la paciencia!!
Feliz tarde de sábado.