III
Y yo aquí, sentado en una duna, rodeado de gramíneas que doblan sus tallos al menor soplo de viento, y que tiemblan azogadas cuando éste corre racheado. Contemplando la línea de la playa que se extiende en un largo abrazo. Como si pretendiese abarcar al mar, acunarlo en su regazo, adormecerlo en su seno. Y yo aquí, fascinado por las aguas del Atlántico cuyo oleaje rompe a escasos metros de donde estoy, de esta atalaya desde la que admiro sus luces, sus crestas espumosas, su poder ilimitado. Arrullado por su murmullo. En esta duna a mitad de camino de los pinares y el mar. Entre el verde oscuro de las agujas y el verde inestable del océano. Envuelto en los olores procedentes de uno y otro lado. En este confín. En este paraje de vegetación rala. Hipnotizado por ese flujo creciente que va anegando la playa, y que arrastrará consigo, cuando se retire, todos los detritos. A un tiro de piedra de ese espolón desafiante, de ese esquife escorado, de esa excrecencia que desentona en este paisaje costero de suave trazado. Sentado en esta colina de arena tibia. Dejando vagar la vista. Ubicado en ese punto concreto del universo. Considerando la extravagancia de esa roca carcomida que es mínima, inexistente, comparada con la de un ser humano. Sintiendo cómo ese pensamiento produce un vacío. Y el vacío vértigo. Y el vértigo angustia. Y la angustia desvalimiento. Como cuando miro las paredes desnudas de mi habitación. O a través de cristales empañados en un día brumoso. Como cuando marcho cansinamente sin objeto. Entonces. Ahora. En el teso de la duna. Sin ataduras. Libre de lastre. Un tenue cosquilleo me recorre las yemas de los dedos. Mi cuerpo se vuelve más liviano. Mi respiración se hace más pausada. Mi mente adquiere la pureza de un diamante.
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Lo dijiste claro y con esa tu poética elegancia, bardo. Eso es lo que produce el mar en los espíritus sensibles. ¡Qué delicioso cierre a tu relato, maestro!
Sólo puedo agregar que más que merecida la ovación de pie.
Abrazo grande y emocionado, querido amigo.
Me abruma tu generosidad. El personaje ha logrados deshacer el nudo en la garganta. Ese nudo, vértigo, angustia, desvalimiento que genera la desnudez del ser. Ahora respira sin esfuerzo. Se siente más ligero, más lúcido. Ojalá pudiéramos todos disfrutar de ese estado permanentemente. Un abrazo.
Me ha encantado la forma en que has ido liando las distintas imágenes sensoriales hasta el punto de la ensoñación. Enhorabuena. Por si fuera poco, me ha parecido que tu texto logra la eufonía (y si no lo hace, parece que lo logra).
Muchas gracias por tu comentario y por tu valoración del texto. Me gustaría haber logrado una sonoridad armoniosa que justificara mi pretensión de haber escrito una prosa poética. Las repeticiones y las imágenes iban todas encaminadas a ese fin, cuya piedra de toque es precisamente la lectura en voz alta. Saludos cordiales.
Personalmente creo que sí lo lograste.
Eternizaste el instante merced a tu prosa poética de elevada elegancia y sinceridad. ¡Bravo, maestro!
Un emocionado abrazo.
Gracias, Bárbara, por tus gratificantes palabras. La literatura es eso, ¿no?, un intento de captar y fijar en la hoja de papel el ineluctable paso del tiempo. O al menos de dejar constancia del devenir humano, de las experiencias que nos conforman. Un abrazo.
Y el hombre se hizo roca, se hizo arena y se hizo mar, sacando mayor partido de esta transmutación pasajera que la propia roca, la propia arena y el propio mar, puesto que a diferencia de estos, comprendió la esencia íntima de su devenir.
Magnífico, Sensacionírico. Lo has expresado inmejorablemente. «El hombre comprendió la esencia íntima de su devenir».
Supo que podía ser roca y arena. Incluso el omnipresente mar. Aprehendió su plenitud y su vaciedad.
Saludos cordiales.
Saludos cordiales para usted también, disfruto mucho leyéndole y es fuente de inspiración para mí.
¡Qué hermoso….! Me he emocionado al leerte. Cada palabra, cada frase, cada significado, me ha conmovido. Lo he leído dos veces, atentamente, para que me impregnase su belleza.
Un abrazo
Muchas gracias, Bárbara. Es para mí muy gratificante saber que este texto te ha conmovido, y que te ha resultado significativo hasta el punto de merecer una doble lectura. Un abrazo.
Gracias a ti. Hay escritos, hay palabras, hay mensajes, que deben de ser leídos con atención (y si se debe de leer en dos ocasiones, que así sea), y muchas más! 😉