VIII
Y quedamos varados
como un barco en la arena con sus velas marchitas.
Qué quedó, me pregunto, de nuestra fantasía,
de ese chorro imperioso de agua que refrescaba
nuestras noches y días.
Qué quedó, me pregunto, de esa fuente de vida,
más tarde denostada, más tarde maldecida,
como si acaso fuera la causa de la ruina.
Ahora queda bien poco:
el lejano recuerdo
de los días vividos
a pecho descubierto.
Oh, nuestra fantasía encallada en los médanos
como un viejo navío
cargado de tesoros,
de cofres rebosantes
de monedas de oro.
Cómo sacar el barco, nos preguntamos ahora,
inmóviles, cansados,
de su trampa de arena
y dejar que navegue
a desplegadas velas.
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Precioso, Antonio.
Gracias, Eva.
Maravilloso..!
Gracias, Mary (si me permites esta libertad).
Claro Antonio. Abrazos…!!!
Belleza, nostalgia, remembranza. Disfrute perfecto leerte. Gracias, Antonio.
Un abrazo
Esos tres sustantivos definen bien el espíritu de esta composición centrada en la recuperación de la fantasía como fuerza motriz de la vida. Que tengas una plácida velada.
El enfrentamiento ante una realidad que nos devuelve el desencanto de la desilusión, del bien perdido o finalizado; el detenerse para determinar si hay posible reanudación o continuación, o si la experiencia ha cumplido su ciclo.
Poema existencial.
Hermoso, querido amigo.
Grande y cariñoso abrazobeso, frater.
Desencanto, desilusión, pero también es posible recuperar esa visión o esos valores o como queramos llamar a ese estado de receptividad y disponibilidad, que en el poema son compendiados en la palabra «fantasía».
Es posible, en cualquier caso vale la pena intentarlo, sea cual sea el resultado.
Sería un renacimiento pero en condiciones de total lucidez y conciencia. O una metanoia. En ello estamos todos, lo sepamos o no, aunque el cansancio, a menudo, haga mella en nuestro propósito. Un abrazo.
Fantástico poema, con su tono desolador, no hay que ocultarlo, sino aceptarlo para volver a izar las velas…una vez existió una carabela o nao llamada la Santa María.
Está presente la desolación del desencanto señalado por Ernesto. Cuando se ha vivido intensamente («a pecho descubierto»), cuando se ha creído en los demás, cuando, luego, se ha torcido todo o gran parte del tinglado, es lógico que se produzca esa reacción. Lo peor es quedar encallado, como ese barco cargado de tesoros.
Hay que reconquistar el paraíso. La música de Vangelis nos ayudará en esa ingente tarea, en esa proeza. Un abrazo.