Las palabras resuenan en los oídos,
los colores desfilan ante los ojos
como prados moteados de flores,
como la lección aprendida de memoria
y recitada sin tomar aliento.
El mundo se ha descompuesto.
Gracias a la ciencia ya no sabemos nada.
Al parecer estamos tocando fondo.
Hemos crecido tanto
y nos hemos vuelto tan sabios
que los charcos en que chapoteábamos
pertenecen a un pasado remoto.
Las estrellas nos hablan
de la inmortalidad y de la armonía.
Vanas palabras inventadas
para enloquecer a los hombres.
A los hombres que creen en las sirenas,
como otros en la exactitud de las matemáticas.
Hay voces que anuncian
catástrofes o descubrimientos,
que nos han convertido
en seres soberbios
o apesadumbrados.
Cuando probamos la raíz amarga de la vida
y queremos huir hacia los confines de la Tierra,
nuestro olfato proclama que vivimos,
nuestro oído corea la misma cantinela,
nuestros ojos gritan hasta desgañitarse
y nuestras manos recorren morosas las formas de este mundo.
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¡Me encanta!
Me alegro. Bienvenida por estos lares.
Y los que son ahora niños nos preguntarán por qué no hicimos nada.
Muy buen poema. Muy reflexivo. Y da por pensar… que en estos tiempos que corren es un auténtico logro.
Gracias por la valoración que haces del poema donde se plantea si lo que estamos perdiendo está compensado por lo que se supone que estamos ganando. Todos somos responsables de nuestro paso por la Tierra o, sencillamente, de nuestros actos. Así que si nos piden cuentas, tendremos que responder. Saludos cordiales.
En estos versos gritas lo que corresponde gritar al bardo: la verdad que impera en nuestra actualidad, donde los valores éticos han dejado de regir para darle paso al materialismo, la egolatría, el egoísmo y el egocentrismo. Algo de lo que tanto hemos platicado, Antonio.
Gran poema, Antonio; reflexión sensible.
Abrazobeso fraterno y cariñoso.
No parece el nuestro un mundo muy amable. Muchos valores y buenas actitudes se han perdido por el camino.
En este poema se celebra o se canta la alegría de vivir, al margen de los avances tecnológicos y de todos los despotismos, ilustrados o no.
Lo de «por tu propio bien» es un pretexto que, por desgracia, sigue teniendo vigencia.
Pero la vida es inmediata y nada ni nadie debería mediatizar su goce. Un abrazo.
Así es, jamás debe mediatizarse lo que sólo compete al espíritu humano.
Abrazobeso fraternal, bardo.
Es un poema que me gusta particularmente porque realza lo contrastante que puede ser la pérdida del gozo por la mera contemplación y asimilación de la belleza natural, al sustituirla por otras perspectivas útiles y apabullantes, como los avances tecnológicos y científicos.
Sin aspavientos, el curso simple de la vida y lo que la hace posible, nunca cae en la arrogancia ni nos restriega a la cara su utilidad. Simplemente está ahí para mostrarse sustancialmente y que alcancemos a contemplarla antes de probar la raíz amarga de la vida.
La ciencia o más bien los avances científicos nos ciegan a menudo.
La vida es inmediata y sus goces son simples. Como antes se caía en la trampa de las supersticiones, ahora se cae en el embeleco de los grandes avances que, sin duda, lo son. Sin embargo al ser humano le ayudan parcialmente. Esos avances se traducen en herramientas a las que se les pide demasiado.
La vida se muestra a cualquiera y en cualquier sitio.
En cuanto al hombre, a mi juicio tiene un núcleo irreductible.