204.-Si tras la muerte no hay nada, los sátrapas de la tierra y sus huestes se van a encontrar con ese providencial borrado. Si hubiese algo y encima les pidiesen responsabilidades, se les iba a borrar “ipso facto” la estúpida sonrisa de los labios. Más de uno iba a caerse redondo. Por supuesto, eso es aplicable a cualquier hijo de vecino. Pero en el caso de los señores del argamandijo tendría más gracia.
205.-Algunos piensan que sólo a los demás hay que ajustarles las cuentas, que ellos se irán siempre de rositas, que sus infamias quedarán a beneficio de inventario. Pero no es así. A corto, medio o largo plazo se produce una sedimentación de las inmundicias. Y el hedor de ese poso negro acaba prevaleciendo y soliviantando.
206.-Emma tiene amigas que se alborotan con suma facilidad a propósito de ciertos personajes. “Uno de ellos” me cuenta “es su bestia parda. Lo critican en cuanto abre la boca, antes incluso de hacer la declaración correspondiente. Lo censuran por querer ser el primero, por su irritante aire melancólico. En él todo es artificial y su vida no es más que una puesta en escena.
“Tras escucharlas se concluye que el personaje en cuestión no es real sino puro “marketing”. Este juicio incluye también a los pobres mortales que han sido abducidos por esa ficción, por ese invento sentimentaloide y empalagoso.
“Seguramente no es así, pero se sienten reconfortadas con esos trazos desdeñosos con los que están pintando su propio retrato”.
207.-Me comenta Emma: “Una prueba del desquiciamiento y desorientación del mundo actual la constituye la existencia de salas de fiestas especializadas en festejar divorcios”. Hace una pausa y me pregunta: “¿Desde cuándo se celebran los fracasos?”.
208.-Dice Emma: “Los pilares de la sociedad son tres” “Zaragoza, Huesca y Teruel” “Vaya, hoy estás chistosillo” “¿Cuáles son?” “No hablaré” “Por favor” “No quiero exponerme a una réplica mordaz” Finalmente, con la vista perdida en el expositor de los mariscos y las bandejas de ensaladilla y aliños, enumera: “La libertad, la justicia y el respeto”.
209.-Me cuenta Emma: “Por Navidad recibí un ejemplar del modelo de felicitación que se ha puesto de moda en círculos oficiales. No había ningún arbolito ni belén ni nada que recordase de lejos la festividad. De hecho no había imágenes. Sólo un texto filosófico de altura que había que leer dos o tres veces para enterarse del mensaje, el cual ya puedes suponer de qué género era”.
210.-Aceptar el principio de realidad significa comprometerse, trabajar, responsabilizarse. Hay épocas en que, por razones espurias, no se fomenta esta actitud sino su opuesta, en que se promocionan las actitudes adolescentarias. Los años pasan y sólo se es apto para la protesta y la beligerancia. Hay una agresividad que aflora con facilidad. La conciencia creada de que todo son derechos, aboca a la convicción de que todo se nos debe.
No es raro rechazar un trabajo alegando explotación, sin considerar que es una manera de empezar, de abrirse camino. Todas las generaciones han tenido que luchar por encontrar su sitio. Pero cuando se han inculcado ideas tendenciosas, desde el principio se quieren facilidades.
Pobres de los que creen que todo se les debe. Más pronto que tarde se convertirán en barcos a la deriva. Los movimientos maximalistas responden a ese planteamiento. La solución a mis problemas compete a otros.
211.-Una buena carraca manejada con insistencia acaba atolondrando al más pintado. Con tal de que las lengüetas callen, dirá que sí a cualquier cosa. Con eso cuentan los matraquistas.
212.-Me cuenta Emma que una amiga suya ha hecho de todo. La miro enarcando las cejas. “Refrena tu imaginación” Y me explica: “Esta amiga está muy implicada en el crecimiento personal, en la ampliación de la conciencia, en la espiritualidad. Cuando dije que ha hecho de todo, me refería a que ha hecho psicoterapia individual y de grupo, a que ha practicado la visualización y las afirmaciones, así como la meditación y la oración” “¿Y ha crecido mucho?” “Ella mantiene, y yo concuerdo, que esas técnicas, abordadas de forma realista, son una buena ayuda”.
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No sé por dónde empezar a comentarte tanta reflexión. Lo de las risas de los sátrapas de la Tierra si es algo que me llama bastante la atención, ¿de qué se reirán?
Y en cuanto a festejar divorcios…será por aquello de consolarse de alguna manera o de animarse o de cerrar una etapa y abrir otra o que nos estamos volviendo tontos y todo tiene que ser ya motivo de celebración.
Muy de acuerdo con la eficacia de la técnica matraquista, da buenísimos resultados.
Los sátrapas se ríen, a mi juicio, de quienes piensan que hay un sentido. Para ellos el único existente es el que proporciona el poder. Esa es la única realidad. Se ríen, no a mandíbula batiente sino conejunamente, de los pobres idiotas que piensan que hay otra.
En cuanto a los divorcios, que sin duda son la constatación de un fracaso, me quedo con la última opción que apuntas. Si seguimos así, posibilidad que no hay que descartar en absoluto, acabaremos celebrando los suspensos y las bancarrotas.
Una buena miscelánea Antonio. Me encanta la variedad y la mezcla. Un fuerte abrazo.
Gracias, Julie. Me alegro de que este repertorio de reflexiones deslavazadas haya sido de tu agrado. Un abrazo.
Me gusta Emma.
No creas que su trato es fácil. Saludos cordiales.
210.-Aceptar el principio de realidad significa comprometerse, trabajar, responsabilizarse……Pues , eso es por más que triste sea para algunos. Muy buenas reflexiones. Lo del 207 , a veces hay que montar una fiesta después de divorciarse, segun mi propia experiencia….jajajaj Un beso.
Aceptar el principio de realidad no es tarea fácil aunque todas las cuestas no son igual de empinadas. ¿Hay otro camino?
Entiendo perfectamente que el divorcio puede ser una liberación. Algún día escribirás al respecto. Un abrazo.
Lo de la insistencia de las matracas me recuerda a lo de la insistencia en las mentiras. Al final, por una causa u otra, la verdad claudica. Un abrazo.
«Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad» dijo el ínclito Lenin. Con lo del matraqueo no me refiero a eso en particular sino a las interpretaciones sesgadas que no paran de circular, a las consignas que no son ni verdad ni mentira, que son meras herramientas, y a las medias verdades que responden a intereses concretos. Al final suele ocurrir lo que dices.
Hay también una frase que me tranquiliza. La puso Antonio Machado en boca de Juan de Mairena. Es esta: «La verdad es la verdad, ya la diga Agamenón o su porquero». Un abrazo.
Esta de Machado me ha gustado siempre mucho, también. Gracias por traerla a colación. Abrazos, Antonio.
En un pueblo de la sierra madrileña donde he vivido unos años, la noche de elecciones, los de «izquierda unida» salían a celebrar su derrota. Se hizo una celebración famosa, con violines, flautas, bailes y por supuesto bebida (yo trabajaba en un bar). Y acababan uniéndose de otros partidos, más victoriosos, a la juerga
O sea, que lo de celebrar derrotas no es una práctica tan rara. Puede incluso que cuanto más catastrófico haya sido el batacazo, más ruido se haga, para compensar de alguna manera. Sin duda es un signo de estos tiempos. Buen fin de semana.