Espejos y relojes
En una casa había
El dueño consultábalos
Día tras día
De enero
Una mañana fría
Al abrir su despensa
La vio vacía.
Sin más ni más
Se zampó los relojes
En un pispás
Con los espejos
En un rincón
Hizo un gran fuego
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¡Qué ingenioso y divertido, Antonio! Como decía un conocido mío en años de penurias: «Cuando el hambre azuza hasta la rata sabe a merluza» y, añado yo, ¡está claro que la importancia de las cosas tiene mucho de relativo! Me ha encantado.
Mucho, en efecto. Cuanta más importancia les concedamos, más nos encadenamos. El dueño de la casa reaccionó y optó por la libertad, eso sí, forzado por las circunstancias. Gracias. Un abrazo.
Se cargó el paso del tiempo. O por lo menos sus medidores, lo que ya es bastante.
Por algo se empieza. También se cargó los medidores de la imagen. El dueño estaba iconoclasta.
Jajajaja, del ingenio la metáfora, y qué bello es discurrir… Me encantó, Antonio.
Gracias, Julie. Muy de acuerdo contigo. Si este poemita responde de alguna forma a esas dos verdades, miel sobre hojuelas. Un abrazo.
No solo me parece ingenioso, contiene una meditación profunda de la que hoy, más que nunca, conviene extraer enseñanzas. Un abrazo, Antonio.
Caemos en muchas trampas. Numerosos son los embelecos que nos hechizan. El tiempo-oro y las imágenes (el «look») se cuentan entre los más peligrosos. Un abrazo.
Humor poético que tanto se agradece. De lo poco ya, que aún sigo disfrutando leer, frater carisssimus.
Abrazobeso enorme, cariñoso y lleno de admiración.
El sentido del humor hace la vida más llevadera. No olvides que somos hijos de Cervantes. Un abrazo.
Arden los espejos ?
Me he tomado algunas licencias literarias. Los relojes tampoco se comen.
https://youtu.be/EpedUPeZ6B8 Muzzy comía relojes
Y le sentaban bien a juzgar por lo robusto que estaba. Seguro que un fuego de espejos caldea tanto como un buen radiador.